Cantos y Pueblos

La poesía es la primera expresión literaria de casi todos los pueblos en la historia. La lírica incluye el soporte textual y el musical. De allí que lírica proviene de lira, instrumento que acompañaba todo recital.

Pero poesía es mucho más que su soporte puramente textual y melódico. La poesía es ir a la semilla y raíz de secreto, liberación y boniteza que hay en todo, como gustaría a Paulo Freire.

Hacer poesía es así defender, hacer y homenajear toda verdad humana. Y, en especial, la verdad de las mayorías por siglos oprimidas, explotadas y alienadas. Verdad que ha acompañado siempre la realidad de los más humildes y de las capas medias. Como decía Edmund Burke: Los Pueblos no renuncian jamás a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión. Esto es, a lo que Marx llamaba ideología: idolatrar falsos y cosificados dioses.

Y como la justicia es el pan del pueblo; pues siempre está hambriento de ella, como veía René de Chateaubriand, la faena de todo poeta es acompañar, inspirar y elevar esas luchas por hacer exigible la justicia.

Pero el poeta tiene además otra alta responsabilidad: labrar la concordia y la paz, incluso en medio de la guerra de clases que como decía Marx ha sido constante en la historia.

”Cuando la lucha entre facciones es intensa, el político generalmente se interesa, no por todo el pueblo, sino por el sector a que él pertenece. Los demás son, a su juicio, extranjeros, enemigos, incluso piratas” decía Thomas Macaulay.

Parafraseándolo diremos que cuando la lucha entre facciones es intensa, el artista, debe interesarse por todo el Pueblo y por todos los Pueblos, no sólo por el sector o nación a que pertenece.

Los demás para un verdadero artista no son jamás extranjeros ni enemigos ni piratas, sino prójimos. Son boniteza, experiencia, misterio humano en estado bruto a la espera de ser atrapado y aprehendido en su doliente alienación, necesaria liberación, y magnificencia.

Cuando Marx decía que la religión es el opio del pueblo no buscaba embestir la religiosidad popular sino a toda clerecía y doctrina que antepone una deidad a las genuinas y urgentes necesidades humanas. Quería significar que opio es todo aquello que separa al ser humano de su alto destino digno y rebelde, hermoso y creativo, en una palabra, poético.

Lo apuntaba Facundo Cabral: Cuando un pueblo trabaja Dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, Dios lo ama.

delgadoluiss@gmail.com


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Luis Delgado Arria


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