De un hoy hiper-capitalista, guerrerista, consumista y ecocida a un mañana ecológico-pacifista, creativo, progresista y socialista

Revisemos a grandes pinceladas la situación de degradación y acorralamiento socio-económico que el sistema capitalista mundial —capitaneado por EE.UU.— impone dictatorialmente al mundo. Tomaremos datos recientemente sistematizados por CROP, el Programa Internacional de Estudios Comparativos sobre la Pobreza radicado en la Universidad de Bergen, Noruega.

De una población mundial estimada hoy en 6.800 millones de personas:

  • 2.500 millones moran en viviendas carentes de sistemas de cloacas (Informe OMS/UNICEF 2008). Es decir más de la mitad de la población de toda Asia.
  • 2.000 millones carecen de acceso a medicamentos (Informe del Fogarty International Center: www.fic.nih.gov). La mitad de la población de Asia.
  •  1.600 millones carecen de acceso a la electricidad (Informe UN Habitat, "Urban Energy"). Esto e el doble de la población total europea.
  •  1.020 millones sobreviven en situación de desnutrición crónica (Informe FAO (Food and Agriculture Organization, 2009). Esto es superior a la población total del continente de América.
  • 924 millones duermen en la calle o moran en viviendas peligrosas y/o precarias (Informe UN Habitat 2003). Es como tener a toda la población de África en esta situación.
  •  884 millones carecen de acceso a agua potable (Informe OMS/UNICEF 2008).
  •  774 millones de adultos son mantenidos en condición de analfabetismo (Informe www.uis.unesco.org). Es decir más que la población de toda Europa.
  •  218 millones de niños y adolescentes, entre 5 y 17 años, trabajan en condiciones de esclavitud y en labores peligrosas o humillantes (servicio doméstico, soldados, prostitución, agricultura, construcción, industria textil (Informe OIT: La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a nuestro alcance, 2006). La cifra equivale a dos tercios de la población de EEUU.
  •  18 millones de personas mueren por año a causa de la pobreza, en su mayoría niños por debajo de los 5 años. (Informe OMS). Lo cual representa la mitad de la población del continente de Oceanía.
  •  En menos de tres lustros —entre 1988 y 2002— el 25 % más pobre de la población mundial redujo su participación en el ingreso mundial, pasando del 1,16% al 0.92%. Durante el mismo periodo, el 10% más rico de la población mundial amplificó su patrimonio del 64,7 de la riqueza mundial al 71.1 % de la misma (Informe CROP).
  •  Esta tendencia mundial a la depauperación acelerada de las clases proletarias tiene su principal excepción en la región de América Latina y en China cuyo gobierno acaba de reportar que durante la última década ha sacado de la condición de pobreza a un contingente poblacional equivalente a todos los habitantes europeos.
  •  El 90% de los nacimientos actuales tiene lugar en los países menos desarrollados. (Informe de Antonio Miguel Dugarte).

La lucha de clase en AL y el mundo

La historia, que según Marx no es otra cosa que la lucha de clases, en oportunidades más frontal, en otras, mas velada, se libra en todas las esferas y continentes.

Pero esta guerra de clases en la aldea global como diaria Marshall McLuhan) asume rumbos y formas diferentes en cada caso.

En Europa la descomposición capitalista parece dirigida a imponer de nuevo sobre su población civil un Estado policiaco-militar. Cada vez es más claro que se necesitará imponer férreas y largas dictaduras neo-fascistas para contener la indignación y desesperación de una ciudadanía acostumbrada por décadas a detentar un nivel de vida que ahora es imposible de sustentar. Ello debido al manejo irresponsable del endeudamiento público y sobre todo al encadenamiento de casi todas las economías europeas al grosero casino de las finanzas especulativas globales.

El capitalismo es por definición una dictadura encubierta. Pero en Europa el Gran Capital ya aceita sus mecanismos para imponer a sangre y fuego dictaduras abiertas, comenzando con Grecia, España y Portugal. En la lista seguirán Irlanda, Italia, Luxemburgo y así hasta hacer la situación sistémica, alcanzando posiblemente a la hasta hace poco inexpugnable economía alemana.

En EE.UU., el estado gansteril comandado por Obama acaba de aprobar hacer pocos días una nueva Disposición Ejecutiva para la Preparación de Desastres. Esta normativa le confiere al presidente Obama el control absoluto de todos los recursos de Estados Unidos en tiempos de guerra, emergencia e incluso, de paz.

Esta medida restaura una disposición análoga sancionada en 1950 en el contexto de la post guerra mundial. Se vaticina que EE.UU. prepara ya sus resortes jurídicos, armamentistas y de poder blando (soft power) para encarar una guerra de gran calado en el Oriente Medio, tras la ocupación de Irán.

En América Latina vemos cómo la mayoría de los gobiernos de derecha afina sus estrategias para ser percibidos como una centro-izquierda progresista que busca reponer la agenda neo-colonial privatizadora y violatoria de los derechos humanos de los pueblos.

Mientras tanto, los gobiernos de centro-izquierda aparecen combinando medidas progresistas de inclusión vía progresividad en el ingreso, el acceso a educación, salud y vivienda combinada con una política macro-económica de crecimiento sostenido de la economía.

En China, la lucha de clases se cumple al nivel popular como disputa por un excedente que permite ascenso social (salarios, renta de la tierra). Y en las clases medias y la intelectualidad se libra una lucha política por redefinir las instituciones que apuntalarán la democracia del presente y el futuro. En la última década China ha logrado sacar de la pobreza extrema a un número de sus nacionales equivalente a la población total de Europa.

A nivel global sólo China y la fracción más progresista de América Latina, comenzando por Brasil, Venezuela, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Bolivia, han sacado relativo provecho de la crisis para tornar sus economías más robustas, sus sociedades más fuertes y sus sistemas políticos, más estables.

¿Qué hará EE.UU a todas estas para recuperar su hegemonía perdida?

Partimos de la ley geo-política de que EE.UU. como cualquier otra potencia imperial no aceptará de buen grado el destino de perder la supremacía mundial. No obstante, todo indica que de seguir las cosas como van, el gigante del norte perderá su supremacía mundial y su condición de super-potencia a mediados del siglo XXI.

La Academia de Ciencias de Rusia plantea que el actual período de grave inestabilidad debería terminar aproximadamente en 2017-2019 con una importante crisis que servirá de excusa para redefinir las relaciones y establecer una nueva multi-polaridad con sus centros de gravedad capitalistas redefinidos y remozados.

Se prevé que la reconfiguración de las relaciones a nivel mundial envolverá grandes cambios en el nuevo equilibrio mundial de poder y graves conflictos político-militares entre las grandes economías capitalistas y los países del Sur. Los epicentros de estos conflictos serán el Medio Oriente, el Asia Central post soviética y, desde luego, aunque en menor grado de conflagración, América Latina.

La multi-polaridad presume una distribución menos injusta de la riqueza en todo el mundo. Alcanzarlo precisará de re-equilibrar el mal llamado orden internacional que también presume operar una profunda transformación de las instituciones internacionales tales como la ONU, CAF, FMI, Banco Mundial, etc.

El consenso de Washington parece hoy casi sepultado. La agenda global precisa de construir relaciones económicas con niveles de incertidumbre mucho menores, finanzas más juiciosas y una menor injusticia en la distribución del ingreso.

Las potencias emergentes de China e India se preparan para librar una fiera carrera económica regional y mundial. Emplean y emplearán el capitalismo de Estado y los modelos tradicionales y restringidos de democracia para mantener su ritmo de crecimiento y su control político sobre las minorías.

Pero si China e India por ser los países más populosos del planeta parecen signadas a impactar con fuerza determinante el nuevo escenario mundial, la más importante confrontación/ reconfiguración se librará entre las mega-economías de China y de EE.UU. Y el resultado de esta batalla rediseñará el mundo tal como lo conocemos hoy. La pregunta obvia en este particular es ¿cómo reaccionará Estados Unidos frente a esta pesquisa de reconfiguración?

EEUU justificará una guerra a gran escala

Expertos en modelos matemáticos de la dinámica geopolítica global y analistas como Atilio Borón concluyen que una victoria, en una guerra a gran escala librada por medios convencionales, sería la única alternativa de EEUU para retrasar por más de dos décadas su predicho colapso geopolítico. Esta conflagración mundial está prevista para el 2025.

La experiencia neo-colonial confirma que un país hegemónico frente a una pérdida próxima de su liderazgo no le queda más opción que golpear primero y a los países más estratégicos y vulnerables, que es justo lo que EE.UU. ha estado haciendo durante los últimos tres lustros.

La táctica estadounidense es rotular como estados narco-fallidos y aislar a los países más estratégicos e incómodos a sus intereses de cada región; y atacarlos apenas su posición general se encuentre más debilitada. Irán, Siria, Pakistán y el Líbano parecen ser los flancos más próximos a una ofensiva estadounidense.

Pero cabe recordar que Honduras fue blanco de una intervención diplomática y militar en la región que concluyó con una vuelta a las dictaduras en América Latina apadrinada desde Washington. Todo como parte de una nueva agenda de rearticulación de su poder e influencia en el plano global.

EEUU evalúa necesario revertir el arrojo antidictatorial de la Primavera Árabe para transfigurarla en un gran califato básicamente a su servicio. Hacerlo no le será fácil. Sobre todo en razón de la vastedad de la región y de la gran complejidad religiosa, socio-política, étnica y cultural. Pero, además, debido a los crecientes intereses que China ha comenzado a explorar y detentar en la región.

EE.UU ya ha fracasado en su intento por derribar al gobierno de Irán apelando a medios parecidos a los empleados en Libia, que se soportaron básicamente en el respaldo financiero y armamentista a la insurgencia paramilitar interna y el envío selectivo de armamento y escuadrones de mercenarios. Por ello analistas militares sospechan que para doblegar a Irán, EE.UU. apaleará a procedimientos de bombardeo masivo y ocupación abierta análogos a los ya utilizados contra Irak y Afganistán.

Dominar el Gran Oriente Medio y minimizar el poderío chino y ruso parece ser el objetivo económico-militar vertebral de Washington que justificaría una conflagración a gran escala.

EEUU no puede ya sostener el Consenso de Washington sobre la base de su actual influjo político y su política de chantaje económico. El primer ministro de China Jemin Jibao denunció el año pasado que EEUU se convirtió en un parásito global que imprime sumas inmensas de dólares, los exporta para pagar sus importaciones y de ese modo financia el lujoso nivel de vida de los estadounidenses, mediante el robo al resto del mundo. El primer ministro ruso Vladimir Putin declaró algo por el estilo en su visita a China en noviembre de 2011.

Mientras tanto el gobierno de Irán informa que el volumen comercial con China debería alcanzar los 100 mil millones de dólares en los próximos años lo cual alega dejaría sin sentido los propósitos estadounidenses de bloquear militar y financieramente a Irán.

Una guerra a gran escala es la única salida de Washington para continuar poniendo las reglas de juego al mundo. Esta línea de acción es coherente con todo lo que ha hecho hasta ahora y lo que prosigue haciendo.

De ganar una guerra de gran alcance, EE.UU. podría restablecer las condiciones leoninas de intercambio con el resto del mundo, prebenda que consiguió tras la segunda guerra mundial al implantar el sistema de intercambio asimétrico conocido como Bretton Woods.

Para financiar una guerra como la referida EE.UU. necesitará obviamente de los ingentes, estratégicos y cercanos recursos naturales y humanos de su pato trasero, America Latina, empezando por Venezuela. Una conflagración de esta envergadura es matemáticamente imposible que no nos incluya.

Por tal resulta clave apuntalar lo alcanzado y más aún, avanzar en cada país en el logro de un progresismo/ socialismo; procurando construir la unidad regional incluso pese a la gran diversidad ideológico-política.

Pero tan importante como construir una unidad irrestricta hecha de intereses geo-políticos y económicos regionales es acerar la propia lucha de clase sazonada de conciencia patriota y socialista, tarea esta, por cierto, más que política y militar, básicamente es de naturaleza cultural y educativa.

La construcción de una democracia radical, esto es consultiva, participativa, protagónica, creativa, y claramente al servicio de los ciudadanos y sus intereses es, me parece, la tarea que nos demanda el momento a todos y todas. Y muy particularmente a cada uno de los cuadros progresistas y socialistas desde ahora congregados en este espinoso contexto.

Basta con traer a colación la respuesta que dio Albert Einstein a un periodista quien le preguntó en la década del 50:

―¿Usted cree posible que estalle una tercera guerra mundial?:

Yo no sé si habrá o no una tercera guerra mundial, ―respondió Einstein. Lo que sí sé es que, si la hay, la cuarta va a ser a piedras.

 

El cielo socialista

Para Marx el capital es todo aquello que fragmenta, aliena, degrada y más aun, prostituye el todo social, esto es la condición humana misma del hombre y de la mujer en su relación armónica con la sociedad y con la naturaleza.

La tarea de construir un más allá del capital precisa de la construcción heroica y creativa de los Pueblos especialmente desde la dimensión material/ espiritual, esto es desde la ventana de la creación matérico- estética.

Desfragmentar es decir, unir; des-alienar es decir crear conciencia de clase para sí, des-degradar, es decir, dignificar en todos los planos, comenzando por el creativo, des-prostituir, es decir colocar a cada ser humano al centro de toda transformación.

Esta es la clave según Marx para hacer una revolución irreversible. Discriminar de cualquier forma amparándose en subterfugios de clase social, color de piel, procedencia étnica, diferencias de género, o pedigrí político significa reproducir el metabolismo perverso del capital ínsitamente de corte colonial.

La cultura es la principal arma para crear hegemonía no armada, es decir, hegemonía respetuosa, amorosa y pacífica.

Hegemonía humanista, mas que negadora, celebratoria de las diferencias, y por eso mismo apuesta humana, plural, indestructible. Esa es, me parece, nuestra compleja pero decisiva misión de quienes militamos desde la cultura.

El capitalismo se cree siempre en y con el poder. Desde luego, un poder no para liberar sino para subordinar, abusar, violentar, discriminar, despreciar, segregar, intimidar, engañar, infamar, menospreciar, subestimar, olvidar, maltratar..., y al mismo tiempo asume que puede justificarse, adinerarse, codiciar y pavonearse sin timidez alguna...

El socialismo y los socialistas deberíamos comenzar por intentar ser todo lo contrario.

El gran líder de la India Mahatma Ghandhi lo decía con estas bellas y sabias palabras:

―Si quieres un cambio, comienza tú mismo por ser ese cambio.

La responsabilidad personal frente a la historia del mundo

Conjurar una guerra mundial no es así solo cosa de unos pocos que toman trascendentes decisiones en cumbres, convenciones y palacios de gobierno.

Conjurar una nueva guerra mundial ―y de desatarse, revertirla― demanda desde ya dar carne a una nueva y brillante sensibilidad, visión y misión compartidas que trabajen activa y amorosamente por la inclusión y el respeto de todos los seres de la especie humana.

Y si tal es verdad, más cierto y urgente todavía es deponer los sectarismos y otros que retrasen/ impidan organizarnos y apertrecharnos contra la ofensiva en ciernes del sanguinario enemigo estratégico.

Todavía resuena como una mezcla de deslealtad y vergüenza aquella frase de Lenin quien refiriéndose a las diferencias intestinas con Trotsky, cierta vez declaró:

"Está con nosotros, pero no es de los nuestros"

Este juicio injusto y sectario de Lenin hizo parte del epitafio político con que se acorraló y luego expatrió a Trotsky.

Y peor aun, ello prefigura su posterior epitafio físico.

Nos quedamos más bien con estas otras frases inspiradoras y orientadoras de Lenin:

"La revolución empieza por casa."

Y esta otra:

"La verdad es siempre revolucionaria."

delgadoluiss@gmail.com



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Luis Delgado Arria


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