Con mis hijos no te metas, vamos a ideologizarlos. La clase media sigue inconforme

La inconformidad en las personas es un estado casi normal. Cuando no contamos con un bien determinado nos colocamos en posición de adquirirlo. En casos de objetos costosos lo resolvemos en cuanto nos cae una platica. Algunos somos conformes, tenemos la convicción de que debemos poseer sólo lo necesario y alguito más, que pareciese ser una condición de muchos revolucionarios, que preferimos ser consumistas en lectura, buena música, artes plásticas. Por lo menos una gran cantidad. Preferimos crecer interiormente, inclusive en lo espiritual y con ello estar contentos y “conformes” con nosotros mismos. Nuestra inconformidad se manifiesta en no contar con mayor tiempo para desarrollarnos. Y ahora, con este hermoso proceso que transitamos -aunque muchos no lo visualicen- nuestra inconformidad se asienta en las fallas en gobernaciones y alcaldías que no entienden lo que deben hacer. Ni lo sienten. También aumenta la inconformidad en falta de celeridad en aplicar los correctivos necesarios. Los burocratismos excesivos. En no poder contribuir para ayudar a Chávez.

La compradera, el consumismo excesivo es una característica de la mayoría ya que forma parte de la ideologización capitalista a la que estamos diariamente sometidos. Ataca, principalmente, a las damas ya que las nuestras son sumamente coquetas en todos los niveles económicos. Quieren estar a la moda. La moda de las pantallas de televisión, luminoso frasco del veneno consumidor.

Por ello preocupa que ocurra en quienes ganan menos -aunque por eso no dejan de invertir- secretarias, asistentes, vendedoras, etc. ya que con un limitado poder de compras sus conversaciones giran -y no se me molesten por generalizar- en las carteras, en los zapatos, la ropa, los costosos perfumes, los cosméticos, etc. Viven endeudadas con las “necesarias” ventas a crédito que les llevan a sus oficinas en catálogos de productos, etc. ¡Les agradecemos que siempre se muestren lindas!

Por eso, al igual que se implantó en los colegios y liceos, debería obligarse a usar uniformes bonitos -aporte de los empleadores- en el devenir cotidiano que, además de ahorrarles una buena plata, les cuidaría la ropita que, como ocurre en muchas oficinas, pueden lucir los viernes, ya que se ha dado por descontado que ese es un día especial, lo llaman “viernes de aroma”. Con los caballeros no me meto porque somos menos enrollados. Por lo menos en ese aspecto.

Esto como un complemento a la solución integral como sería regular las campañas publicitarias. Da tristeza cómo se juega con los niños y con sus padres obligándolos a adquirir lo que se les ocurra a los comerciantes junto a sus diseñadores de promociones. Jugar con la alegría que en las niñas produce, sin que ellas lo entiendan, al querer meterlas en un estrato social “alto” por un simple par de zapatos para asistir a clases. O unas sandalias como la que usan las misses.

Por favor, no se entienda como una apreciación mía con una carga retaliativa.

Saben cómo es la cosa, que todos esto lleva un cariz tenebroso referido a los costosos juguetes -nada creativos y fácilmente destructibles-, que engañosamente promocionan en TV. ya que los carritos que hay que empujar con las manos los ponen como que se mueven solos, muñequitas que hablan, etc. y a parir los padres. –Como diría Andrés Eloy “como el niño pobre ante el juguete caro”- Pero, lo más grave, desconsuelan a los miles de niñas y niños en los ranchos o en las viviendas populares. Ah…, el reto: “a mi hijo le regalaré uno”, y se llega hasta el robo para complacerlos y ganarse una sonrisita aunque tenga el rostro mocoso.

Estos casos, así cómo con que debemos alimentarnos nutriéndonos y más barato, son los elementos con que nos han ideologizado capitalistamente y lo que debemos volcar ese estilo perverso hasta aterrizarlo socialistamente. Esa es la ideologización que debemos cambiar y así lo deben entender los padres escuálidos que ríen cuando un hijo les pide un objeto que ve en TV. y salen a comprarlo aunque les especulen o los idioticen. Igual a los revolucionarios que han caído en esa mamadera de gallo. Iniciemos una campaña de ideologización con minicadenas, diciendo que esa es la ideologización que rechazan y esperemos que lo asimilen.

Con lo de la segunda parte del título de este artículo deseo expresar que miembros de la clase media -no la “en positivo”- aun cuando están viviendo bien se quejan por simplemente quejarse, y con pendejadas con relación a todo el esfuerzo nacional de Chávez por cambiar estructuralmente al país dentro de la mayor oposición que gobierno alguno haya soportado, y como me dicen algunos: no puede ser que uno vaya a comprar y no consiga aceite, hacer colas para comprar leche en polvo, etc. También por no demostrar a sus allegados que están conformes con la política del presidente Chávez quien desde que inició su valiente gestión ha sido sometido a todas las injurias y torpezas posibles por el imperio capitalista que nos controla, todavía, aunque un poco menos, sin dudas.

simnelacir@gmail.com


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Simón E. Lacise R.


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