Y hete pues que al término de la construcción de la tierra, su gran obra, sentado sobre una nube en forma de patineta, Dios miraba el vasto y descomunal territorio, compuesto por mares, ríos, montañas, glaciares, aves, herbívoros, gigantescos animales, frutales, trigales, y sonrió feliz.

Desde la nube en forma de patineta el Creador anotaba en su pensamiento todas las cosas. Brisa la Diosa del agua, estaba a su lado. Era una Diosa sin alas, que vestía de algodón gris y cuyo vientre se notaba abombado porque estaba preñada de líquido y reía feliz porque el Creador la tenía anotada para que descargara las primeras gotas sobre su creación.

Oxígeno, uno de los Dioses con una especie de bomba de aire manual alimentaba desde arriba la tierra. A cada bombada que oxígeno enviaba abajo, los elementos vivos que Dios había colocado sobre la tierra, se movían impulsados simétricamente, como si estuvieran bailando una divina música , que se metía entre las ramas de los árboles, besando con timidez los verdes follajes.

Había alegría sobre la nube en forma de patineta. El tren ministerial de Dios se movía sobre la obra máxima. Pintura, Dios de la policromía, con un gigantesco pincel, colocaba colores de diferentes espectros sobre el paisaje y en cada pincelada, el Creador asentía satisfecho y poniendo una de sus manos sobre los hombros de sus ayudantes reía con algarabía al máximo.

Todos celebraban, mas hete pues que de repente Dios se quedó callado, no se movía, su boca de finos rasgos, quedose sellada y sus ojos de claras luces, comenzaron a llenarse de viriles lágrimas. Todos estaban estupefactos. Se miraban a los rostros y las interrogantes lo que hacían era llenarlos de preocupaciones.

Se acercaron al Dios y sumidos en la más profunda de la tristeza, lo miraron fijamente, buscando en cada parte de su rostro, lo que no entendían. Pero Dios seguía llorando. Hierro el Dios de la Montaña habló: “¿Qué te pasa mi señor que tan dura tristeza ha atacado el perfil de nuestros sueños?” Los gemidos se multiplicaban. Dios levantó su dedo índice y señaló:

“Miren allá-indicó un lugar de la tierra- Ese lugar se llamará Palestina y ahí mi hijo será sometido a la peor aberración inimaginable” Todos levantaron sus miradas al Universo y casi a coro dijeron: “Pero señor eres el mecánico de todas las cosas, el creador de lo imposible, el fabricante de los sueños y las ausencias…”

“Ahí mi hijo será humillado, vejado, golpeado y traicionado por su misma gente. Así está escrito y así será. Morirá después de ser puesto a prueba y hete pues que será subido a una madera vertical y a otra horizontal y ahí su sangre pintará las pátinas de su existencia joven, pero desde su conciencia humana, tratará de revocar el sufrimiento por la paz, pero será imposible…eso sucederá cuando hayan pasado millones años”

Después de eso el Creador fue dejando que Tela, la Diosa que seca la humedad, se posará sobre sus ojos y fuera desprendiendo de ellos, lo mojado. Dios echó una última mirada sobre su obra terrestre, para partir con los suyos al interminable Universo, desde donde dejar caer la luz sobre la oscuridad, pero…de pronto se detuvo y todos se inquietaron; Dios giró su vista en 90°, Una expresión misteriosa hizo que de su boca brotara un grito…”En ese lugar que se llamará Venezuela también nacerá un ser humano, que llegará a lomos del Dios Raudo, para darle felicidad a otros, a millones y todos lo amarán y cuando él se desaparezca entre las tinieblas que todo lo oculta, hete pues que su imagen flotará en el cielo de esa nación y parte del mundo para siempre…

"El será el faro que alumbrará América”…

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