El Renegado Estado

Lo de renegado, más que perjurio o apostasía, está referido a las reiterativas negaciones que los neoliberales hacen de la vigencia del Estado. -“El Estado debe desaparecer” - dicen. Estamos de acuerdo, pero no como lo proponen ustedes, sino, como resultado de la erradicación de la lucha de clases, la extinción de la propiedad sobre los medios de producción, el cese de la alienación del trabajo, y lo más importante, la igualdad surgida del socialismo, cuyo objetivo final es el comunismo. Propuesta muy diferente a la neoliberal, que reniega del Estado si éste vigila las relaciones de producción; reglamenta el mercado; establece la equitativa distribución de la riqueza. Pero, si además, realiza políticas de seguridad social, salarios justos, educación y salud para las mayorías nacionales, lo denominan “paternalista” y “populista”. Pero, no es paternalista, cuando los intereses favorecidos son los de la burguesía, como ocurrió en nuestro país durante los cuarenta años de gobiernos adeco/copeyanos. ¿”Remember” lo que hacían con las divisas del petróleo? ¿”Remember” la crisis bancaria en el gobierno de Caldera?

Durante décadas los neoliberales renegaron del Estado, hasta que en el 2008 estalló la actual crisis del capitalismo. Temblorosos y suplicantes, los fabricantes de automóviles y los banqueros, se arrodillaron ante el Estado (tanto en EE.UU. como en la UE), y le suplicaron la salvación de sus empresas amenazadas de quiebra inminente. Claro que el Estado capitalista salva aquellas que constituyen el poder económico y militar del imperio, pero, decreta la muerte de otras y con ello, el desempleo de millones de obreros o la pérdida de sus ahorros si se trata de una entidad bancaria. La opinión mundial ha presenciado, como, el “apóstata” Barak Hussein Obama, igual que Bush, cometió el sacrilegio de adoptar planes socialistas para salvar (“premiar”), a los causantes de la crisis, los banqueros, perjuros impenitentes del Estado paternalista.

En Haití, el Estado fue desmantelado por sucesivas invasiones, golpes de Estado y políticas neoliberales del FMI (todo privatizado). Situación muy similar a la de Chile, no hay Estado, todo está privatizado. La ausencia del Estado dificulta la coordinación de las ayudas humanitarias y los planes de reconstrucción. En Chile, el neoliberalismo minó, dispersó, diluyó, destruyó de tal manera la presencia del Estado e impuso el individualismo empresarial, que el país “modelo de desarrollo económico y democracia” en el continente durante 37 años (17 de Pinochet y 20 de pinochetismo disfrazado de concertación), resulta que ahora carece de mecanismos para enfrentar la crisis social y la devastación causadas por el terremoto. Ni el ejército se salvó de la descoordinación del Estado ¿Qué diferencia hay entre la destrucción causada por una invasión (Irak) y la causada por un terremoto (Haití, Chile)? La diferencia está sólo en la empresa que va a realizar la reconstrucción (en Irak, Halliburton, en Chile, el empresario Piñera y Presidente) ¡Poca cosa! ¡Casi nada!

Las situaciones de Haití y Chile por el terremoto son muy parecidas: (1) Aflora la pobreza. (2) Ausencia del Estado. Y lo poco que de él queda, se ocupa de salvaguardar la propiedad de los empresarios capitalistas (cadenas de supermercados), sin importarle el hecho que miles de chilenos no tengan lo mínimo indispensable para la subsistencia. La señora Bachelet, según encuestas mediáticas, termina su gobierno con 84% de aceptación, igual que Uribe. Por eso Chile eligió un presidente como Piñera. ¿Cuál es la diferencia? Lenin lo dijo muy claro, “el Estado es la clase”: Estado burgués (gobierno de minorías), Estado proletario (gobierno de las mayorías).


leonmoraria@cantv.net


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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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