Hay situaciones en que todos los zapatos y piedras del mundo no son suficientes ni eficaces. Si se quitara un zapato a un doliente de cada victima de la guerra, y en esta ocasión para vengar a los caídos en balde, mientras se complacía los caprichos y delirios de un mortal con irrisorios valores humanos; la verdad, no dejaría de llover zapatos en los Estados Unidos.
Bush no vale las alpargatas del símbolo de la dignidad en que se ha convertido el indignado periodista, cansado de tantas farsas y quizá, él mismo obligado a difundirlas, o como suele decirse en Venezuela, en el caso de los periodistas que cuidan indignamente su bozal de arepas. Éste lo rompió; lo que deberían hacer muchos, caerle a arepazos a los terroristas dueños de algunos medios venezolanos.
En esta coyuntura el aguante de este hombre, más como ciudadano común; alcanzó el límite de la tolerancia al asco ante tanto cinismo y mentiras y por encima se las vienen a restregar en plena faz. Comprensible entonces que haya querido hacer justicia. A pesar que Georgito no equivale al costo de un par de escarpines agujereados.
Es una lástima que los zapatos justicieros no le serán devueltos, por ser la prueba del “delito” Esos guachicones deberían ser exhibidos en el Museo que guarda los testigos de las luchas a lo largo de la historia de la humanidad; coincidencialmente el de Bagdad, ciudad donde fueron lanzados los dos misiles con trenzas biológicas.
Hasta el mundo del baseball se interesa en tan atinado lanzador, pues de no agacharse George W. le encaja dos strike cantados. El mundo disfrutó, nadie se escondió bajo el manto de la hipocresía o el de pena ajena. Lo único a lamentar en ese instante, es que los seres humanos no venimos al mundo como el ciempiés.
Cabe preguntarse, como quien no quiere la vaina y para entusiasmarse un poquito más, ¿Por qué carajo mientras que los zapatos volaban, el títere Presidente iraqui, oyendo las mismas mentiras e insolencias y teniéndolo al alcance de la mano, no reaccionó de igual manera y le aplicó una estranguladora para que los zapatos no fallaran el blanco? Se perdió el muy pendejo la oportunidad de vengarse a pescozadas, porque ya se va. ¡Y ese si se va, pero bien lejos del mundo cuerdo!
A propósito y pertinente, los que si sienten pena ajena son los medios venezolanos, que de manera encubierta y velada, incitan a sus escuálidos más disociados a emular el gesto contra el presidente Hugo Chávez. La verdad es que éstos minimizan la inteligencia. Chávez solo ha derrochado bienestar para todos, no invade país ni tortura a sus conciudadanos y mucho menos a los extranjeros en un Guantánamo, avión o Polonia cualquiera.
Bush, se va en toda impunidad. Confesó infantilmente, como si se tratara de un juego Nintendo, que la guerra lo excitaba. Que el privilegio de poder dar órdenes sobre las estrategias a tomar no le permitían pensar en otra cosa. (Pobre Laura) Más recientemente confesó Que por su falta de experiencia se le escapó de las manos (frase orteguiana) el éxito de Usa en Irak. Ahora desconcierta con sus absurdas divagaciones y contradicciones al afirmar que ganaría la guerra en Irak. Eso le valió que lo tomaran como blanco de las dos primeras armas de destrucción masiva que al fin salieron a flote en Bagdad escondidas en las suelas de un par zapatos. ¿Quién lo hubiera creído? ¡Ese lugar se le escapó a Colin Power!
El digno guerrero mesopotámico cuyas armas con trenzas lo han convertido en un héroe vengador mundial; cometió un solo error de estratega, tratar de Perro a George W. tal cosa fue deshonorar y desmoralizar a la especie canina, sin duda el mejor y verdadero amigo en este planeta contaminado por toda clase de perturbadores y facciosos, como diría Walter.
Bush no es más que un ser humano enfermo, que no lleva zapatos sino que sus zapatos lo llevan a él. Mitómano y sin ninguna empatía por sus semejantes. Un hombre que nunca conoció los valores más elementales de bondad y compasión. De la pobreza, nunca nadie le habló. Un hombre criado en la abundancia. Harto conocido, confeso alcohólico y cocainómano; sin ninguna cultura ni educación. Un individuo que pese a tener tanto dinero; antes de ser presidente, jamás salió de su país. Al parecer, según el comité (llamémosle así) que de ello se encarga; será tal vez, de los pocos ex presidentes que no poseerá una biblioteca con su nombre en un rincón cualquiera de estados Unidos.
A George, la viejita Bárbara, nunca le dio un par nalgadas con chancletas ni le lanzó una pantufla, es factible que tan duro castigo en su infancia le hubiese proveído una existencia con una visión diferente de las rudezas de la vida. Quizá, que en tanto que padre hubiese tenido la sensibilidad de firmar la ley del seguro médico universal gratuito para los niños estadounidenses; lo que pudo haber sido su único gesto decente de ser recordado sin mentarle la madre. Pero como enclenque marioneta de la plutocracia, lo desperdició.
En conclusión, George W. Bush en su escasa concepción existencial, todavía no ha comprendido lo que motivó al periodista y motiva millones de ciudadanos en el mundo a odiarlo con violencia desmedida. A ese inepto, atolondrado y necio espécimen, le faltó una patada con puntas de hierro reforzado en pleno trasero. (En el culo pues!)
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