Lo de Colombia ya es incómodo. Realmente, se ha vuelto un vecino muy incómodo. Un gobierno vinculado al narco-paramilitarismo, una continua asechanza, un discurso evasivo, mentiroso y manipulador; por supuesto, bien maquillado en una elegante diplomacia donde demuestran ser unos ases para convencer.
El pasado 01 de marzo este vecino, guapetón y envalentonado por la escoria del imperio, penetró y violó la soberanía, masacrando y asesinando un grupo de personas en un tenaz bombardeo nocturno en el corazón del bosque húmedo ecuatoriano. Allí ajusticiaron un poco de gente, se llevaron el cadáver de Raúl Reyes y lo desaparecieron. No rinden cuenta con nadie. Luego, hablaron de unas computadoras únicas que soportaron el pertinaz ataque bélico y que contenían información fidedigna que comprometían a Venezuela con las Farc.
Todos los días sale algo nuevo de esas computadoras. Se asemejan al sombrero del mago de donde salen miles de cosas. Presiento que el día menos pensado va a salir un conejo y van a pedir sacrificarlo porque de una de sus patas es donde sale la suerte de Chávez.
Cada vez que el muy cuestionado gobierno de Uribe desea entrometerse en los asuntos con Venezuela, algo inventan de esas computadoras. Se imagina que siguen todo un plan macabramente elaborado de la administración Bush a fin de ir socavando la integridad política del Líder de la revolución bolivariana que también a ellos, a ese grupito reducido de colombianos oligarcas, les incomoda.
Brownfield, el embajador de Estados Unidos en Colombia, acentúa su trabajo oscuro de permanente acecho contra Venezuela, en apoyo con los medios amarillistas, plenos de distorsiones; su Ministro de Defensa ya ha perdido la sindéresis al punto de salirse de los guiones predeterminados y, para colmo apareció un tal Ronald Noble, director de la Interpol, con otro cuento chino sobre las benditas computadoras, de que no fueron manipuladas, que sí fueron, todo un meollo de embustes, ligerezas y absurdo que engrosan esa confabulación descabellada que construyen los gobiernos de Colombia y Estados Unidos.
Noble, en ese circo colombiano, se presta a otra payasada más, que poco valor jurídico posee, de considerable envergadura, para pretender enlodar la estatura moral de un Presidente que con el apoyo mayoritario del pueblo venezolano ha sabido encontrar el camino de la independencia, de la justicia y de la plena soberanía. (Lluvia de Tinta se lee digital en www.aporrea.org)
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