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Nos acostumbramos a la violencia y esto no es bueno para nuestra sociedad. Una población insensible es una población peligrosa. Isaac Asimov
Como titulo esta reflexión, fue la de declaración a los medios internacionales de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, al hacer referencia al Líder Supremo de Irán El ayatolá Allí Hioseini Jamenei.
Y esa expresión, constituye una amenaza no solo al Líder Iraní sino, contra cualquier presidente, en cualquier parte del mundo, sobre todo dirigida, a los que según Barak Obama, “Hay que torcerles el brazo, cuando no están de acuerdo con los intereses de los Estados Unidos”.
Es decir el presidente de los Estados Unidos, se mete en el bolsillo el Derecho Internacional, no hay diálogo, no hay mediaciones, no hay diplomacia, se actúa como se dice en Venezuela a la machimberra y la violencia pasa a ser la nota fundamental en las relaciones entre los Estados.
Todo presidente, por supuesto, y eso es entendible, requiere de un marco de seguridad personal, por situaciones que pueden presentarse y algunas rivalidades que en oportunidades se extreman, pero pensar que estás en la mira de los presidentes de otras naciones y te tienen enfocado para sacarte del juego, cuanto se les antoje, ya tiene ribetes de escándalo y desparpajo político.
Que Donald Trump, se dé el lujo de amenazar con la muerte a cualquier presidente, a cualquier líder político, en cualquier parte del mundo es una demostración de la crisis de valores que hoy vivimos, donde el derecho a la vida está en cuestión y en la sociedad no existe garantías ni protección para nadie.
En otras palabras los poderes imperiales y los liderazgos dislocados que los representan, nos están retrotrayendo al pasado donde la fuerza predominaba sobre la razón.
Este el mundo donde los grandes poderes hegemónicos quieren llevarnos:
Un mundo donde las decisiones, acciones o relaciones de poder se basan más en la capacidad de imponerse mediante la coerción física, la amenaza o el poderío, que en la argumentación lógica, el diálogo o la búsqueda de acuerdos basados en la diplomacia y en principios éticos o legales.
En otras palabras, se prioriza el uso de la fuerza. Ella está por sobre cualquier posibilidad de razonamiento, para lograr objetivos, incluso si esto implica ignorar o violar la razón, el derecho o la justicia.
Esta realidad la he venido observando desde hace cierto tiempo y me ha llevado a escribir varios artículos donde señalé que los grandes poderes políticos en su afán de hegemonizar el mundo estaban haciendo añicos del Derecho Internacional.
Cuando no pueden controlar los Organismos Internacionales y ponerlos a sus servicios, entonces los estigmatizan, desobedecen y terminan por anularlos, para ellos, mediante la fuerza y la violencia imponer sus criterios e intereses.
Es precisamente, los Estados Unidos, con liderazgos como los que actualmente lo dirigen los primeros interesados en esta especie de “Caos”, en el Panorama Internacional, porque allí ellos se mueven como en su casa, utilizando el chantaje, la amenaza y la violencia para lograr sus fines.
Una pequeña retrospectiva histórica de lo que pensadores de otras épocas han advertido sobre un mundo carente de leyes nos daría un panorama de lo que eso significa para la humanidad:
“Thomas Hobbes, argumentó que en un estado de naturaleza, sin leyes ni gobierno, la vida sería una "guerra de todos contra todos", corta y brutal.
John Locke, aunque con una visión menos pesimista, también reconoció la necesidad de leyes para proteger los derechos individuales y garantizar la convivencia pacífica.
Montesquieu enfatizó la importancia de las leyes para evitar el despotismo y asegurar la libertad, al establecer límites al poder.”
Pequeña muestra, pero emblemática, para un mundo como el de hoy, donde el mensaje trivial de las Redes ha sustituido la lectura y la reflexión; donde la gente pasa la mayor parte del Día encorvado sobre su celular leyendo mensajes superfluos o jugando; donde, no queda tiempo para reflexionar sobre el presente y el futuro y se vive al día mecánicamente como verdaderos autómatas.
Ese es el mundo donde nos están llevando, a la domesticación, a la poca crítica, al servilismo, para que los poderes hegemónicos hagan lo suyo y sin ninguna resistencia lograr sus fines de dominio y control.