Los venezolanos, así como otros países suramericanos, donde los movimientos de liberación vienen en ascenso, tenemos razones suficientes para estar preocupados por cuanto viene ocurriendo en la vecina Colombia, pues sus gobiernos cada día son más dependientes política y militarmente del Pentágono.
Sería tonto pensar en la neutralidad colombiana – nos referimos a su gobierno- en el actual diferendo entre Venezuela y el régimen de Washington. De alguna manera el Presidente Uribe, a pesar de las carantoñas a Chávez, por razones de orden táctico-comerciales, aparenta indiferencia y expresa una amistad que sabemos está sustentada únicamente en intereses mercantiles.
Colombia viene viviendo hace más de cincuenta años una grave crisis política y social, expresada en la violencia. Una poderosa guerrilla que controla importantes zonas de ese país, a las que el “libreto”del Departamento de Estado norteamericano calificó como “grupo terrorista” y los militares colombianos le hacen coro y llaman “bandidos”. No se atreven a reconocer su carácter de movimiento político en armas para buscarle una solución política; mientras tanto sustentan el paramilitarismo cometiendo toda clase de crímenes contra pueblos enteros sospechosos de ser colaboradores de las FARC ó el ELN.
No tan paulatinamente los EEUU han venido reforzando su presencia militar en el vecino país, mediante el llamado Plan Colombia, con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico; desplazan hacia la frontera venezolana e infiltran en nuestro país escuadrones paramilitares en vinculación con ex-militares criollos y con sus agentes dentro del país.
Entre las cartas futuras a jugarse podrían estar, no la intervención directa de EEUU contra Venezuela, sino una aventura desde Colombia por supuestos “patriotas” venezolanos, como parte de una provocación alimentada por los halcones del Pentágono y donde el “hermano” país jugaría el papel de Israel en el Medio Oriente contra Venezuela. …Lo dijimos ayer y hoy está más vigente que nunca.