24 de enero de 2025.- Entre gritos como "¡fuera Rocha, fuera Rocha!", "¡los niños no se tocan!", "¡Culiacán está de luto!", “¡narcogobierno!” y "¡queremos paz!", miles de ciudadanos, entre ellos maestros, estudiantes y trabajadores de Culiacán, Sinaloa, salieron a las calles hartos de la violencia que asola a la entidad y cobró la vida de dos niños, de nueve y 12 años, junto con su padre, por lo que reprocharon a las autoridades su ineficacia para resolver este problema.
Los manifestantes irrumpieron en el palacio de gobierno rompiendo los cristales de las puertas y se dirigieron a la oficina del mandatario estatal, el morenista Rubén Rocha Moya, a quien exigían que los atendiera.
Antes de la movilización, Culiacán vivió una jornada más de violencia, como es común desde el pasado 9 de septiembre, cuando inició se una cruenta disputa entre las dos principales facciones del cártel de Sinaloa: Los Chapitos y Los Mayitos, que a la fecha ha dejado más de 700 homicidios, según cifras oficiales.
Entre los hechos ocurridos este jueves, dos policías municipales fueron asesinados, en un ataque en el que también una mujer resultó herida de bala; el youtuber Adal Peña, conocido como El Tata, fue ultimado a balazos en un restaurante y desconocidos causaron daños al cenotafio de Édgar Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, erigido en el estacionamiento de un centro comercial.
"Puede ser tu hijo"
Cerca de las 9 de la mañana, los inconformes, vestidos de blanco, con banderines y globos que tenían los nombres de los menores Gael y Alexander –víctimas de una agresión armada perpetrada el pasado domingo por desconocidos que intentaban llevarse el vehículo en el que viajaban con su padre– iniciaron la marcha en la primaria Sócrates, donde estudiaba uno de los menores, y caminaron por la avenida Álvaro Obregón.
En el trayecto no cesaron los reproches por la ineptitud de las autoridades estatales para contener la delincuencia que diariamente afecta a la capital del estado. "¡Únete, únete! ¡Puede ser tu hijo!", pedían.
Con rostros desencajados y llanto, clamaban por que se haga justicia a las personas que han perdido la vida a manos de criminales durante los cuatro meses en que los sinaloenses han estado "secuestrados por la violencia".
Los manifestantes entraron a la explanada del ayuntamiento, donde colocaron una mampara con una fotografía grande de Gael, de 12 años, Alexander, de nueve, y su padre Antonio, de 41, con el mensaje "Culiacán está de luto".
Pusieron también flores blancas y veladoras, además de brindarles un momento de aplausos y soltar los globos al cielo.
Minutos después, el contingente arribó al palacio de gobierno, donde un grupo rompió los cristales de la puerta para entrar al inmueble.
Elementos de seguridad les propusieron que ingresara una comitiva, ya que el gobernador Rubén Rocha estaba dispuesto a escucharlos; sin embargo, no aceptaron y pidieron que el mandatario bajara para dar un mensaje de paz al pueblo.
Luego varios participantes de la protesta quebraron las puertas que los vigilantes cerraron para impedirles el acceso y la pared de un cubículo que estaba vacío; se escuchaban gritos de "¡fuego, fuego!"
Con los vidrios rotos y los elementos de seguridad a un costado, algunos de los manifestantes subieron hasta el tercer piso, donde repetían: "¡Fuera Rocha, fuera Rocha!"; abajo se quedaron otros que lo calificaban de "cobarde".
Paredes, computadoras, escritorios, puertas y una pequeña cocina, quedaron destrozados por los ciudadanos que buscaban a toda costa entrar a la oficina de Rocha Moya. Pese a los reclamos, ningún funcionario salió a recibirlos.
Después, optaron por regresar a la explanada y pidieron a los demás asistentes que se fueran a sus casas y que se cuidaran ellos y a sus hijos, pues en "Sinaloa no hay seguridad".
Dijeron estar cansados de ser víctimas colaterales, de que las autoridades no hagan su trabajo y de que los delitos permanezcan impunes. El palacio de gobierno quedó manchado de pintura roja con reclamos de "justicia".
El director de la escuela Sócrates, Víctor Aispuro, quien junto con los parientes y amigos de los niños encabezó la protesta, aseguró que “Culiacán está bañado en sangre y lamentó que desde hace cuatro meses la gente se ha adaptado "a un estilo de vida que lastima porque las calles de la de la ciudad dejaron de ser seguras".
Demandó a las autoridades que brinden protección a las familias, pues diariamente los adultos tienen que salir a trabajar y los niños a estudiar.