Ensayos histórico-económicos

ACUERDOS BRETTON-WOODS

En julio de 1944, un año antes del fin de la 2da Guerra Mundial, en un hotel del Estado de New Hampshire en EEUU, se alcanzaron los mundialmente llamados Acuerdos de Bretton-Woods, por así llamarse el lugar de la conferencia de naturaleza comercial, económica y financiera.

Los acuerdos allí alcanzados, fueron en su totalidad, aprobados por países industrializados pertenecientes al poder fáctico del centro, teniendo aquellos de la periferia para aceptar sí o sí, la adopción de dichas medidas unilaterales. Las políticas allí alcanzadas y aprobadas tuvieron compatibilidad e intencionalidad basadas en la economía de libre mercado que daba el ejecútese a la puesta en marcha de lo que derivaría en el nefasto Capitalismo Neoliberal. Lejos de alcanzar la paz mundial, que según los defensores de estos acuerdos era el objetivo central, dicho modelo impuesto ha traído consigo mismo, una clara y observable inestabilidad planetaria en todos los ámbitos donde sólo las oligarquías económicamente fuertes, han sido beneficiadas; esto es, menos del 1% de la población mundial.

Bretton-Woods permitió la creación de dos organismos bancarios que han sido y son instrumentos de "barrido y succión" sin contemplación alguna de economías de estados-nación que han sucumbido ante la voracidad de sus cláusulas de préstamo-cobro. Son ellos el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) donde también se acordó tener al dólar estadounidense como moneda de referencia internacional.

¿Y por qué surgió Bretton-Woods? Finalizada la 2da Guerra Mundial, el gobierno de EEUU se autoproclamó como el "salvador del mundo" en parte por tener la economía más sólida que le permitió un gran desarrollo industrial y amasar un gran capital con sus dólares además de no haber sufrido en su propio territorio los embates de la guerra. La industria militar y armamentista de EEUU vendió equipos bélicos y prestó mucho dinero a sus aliados y esto los colocó en una posición privilegiada y supremacista a la hora de presentar sus aspiraciones (condiciones) sobre la mesa de Bretton-Woods sobre la liberalización del comercio mundial. Vender sus productos (exportación) sin más restricciones que las que ellos elaboren para su propia conveniencia y acceder fácilmente a los "commodities" fueron siempre la vía más expedita para alcanzar y mantenerse como la primera potencia mundial y para ello necesitaban de estos acuerdos para así penetrar mercados y mantener en el "puño" a países aliados y los del Tercer Mundo.

Se debe tener en consideración que ya para el tiempo de la 2da Guerra Mundial, cuando Franklin Delano Roosevelt era Presidente de EEUU, el gobierno de las "barras y estrellas" era de vocación corporativista lo que explica por qué los funcionarios o funcionarias federales en funciones dentro del gabinete de gobierno también eran y son, presidentes, dueños o asociados de cualquier tipo de comercio o negocio en el libre mercado de bienes y servicios. Así, Bretton-Woods sería una gran oportunidad de ampliar sus ganancias y horizontes financieros.

Entonces, es por ello que el principal objetivo de los Acuerdos Bretton-Woods fue instaurar un Orden Económico Internacional para proteger la estabilidad y las operaciones económicas, comerciales y financieras en base al proteccionismo mercantil del dólar siempre en posición dominante.

 

LA DÉCADA PERDIDA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

En cuanto a la mal llamada "Década Perdida en América Latina y El Caribe", cuyo informe elaborado por la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL, 1996) de forma desmedida, desigual y hasta intencional, culpa a todo el bloque regional haciéndolos ver como gobiernos ineficientes e incapaces, inseguros para conducir los destinos de sus propios habitantes. Describe la CEPAL que la Década Perdida es un concepto empleado para descubrir las crisis económicas sufridas en la región en la década de los 80 del siglo XX debido, entre otras cosas, por deudas externas impagables, altísimas situaciones de inflación y déficits fiscales de grandes proporciones.

Es casi seguro que el atribuirle toda la culpa y responsabilidades de las calamidades sufridas por América Latina y El Caribe, en un gran porcentaje se deba a los gobiernos y gobernantes que no han sabido o han ignorado qué hacer para la activación de políticas públicas para la defensa de las soberanías nacionales pero la región al ser considerada por países del centro como la periferia, Tercer Mundo o países subdesarrollados, nunca será objeto de consideración o salvación por los que ostentan lo que el filósofo alemán Habermas llama, los "medios de comunicación deslingüistizados" como el dinero y el poder. El centro necesita de la periferia y por eso la subyuga. Sobre esto, sabe mucho el BM, el FMI y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que son "perros de presa" a la hora de cobrar lo que como "paquete de medidas" prestan a los países cuyos peores y mayores afectados son los pueblos.

Dice el informe de la CEPAL que por aquella década, América Latina y El Caribe se debatían entre la adopción de un modelo de industrialización o la elección de un modelo de mercado. Ciertamente, la industrialización venía dada por la instalación de empresas corporativas manufactureras transnacionales para explotar "la mano barata" pero sin dar ningún tipo de concesión o transferencia tecnológica. En cuanto al modelo de mercado por asumir, ya Bretton-Woods había impuesto su hegemonía. ¿Dónde estaba la Organización de Estados Americanos (OEA) para proteger a todos sus miembros de la voracidad del Capitalismo Neoliberal que también se concentraba en ganar la Guerra Fría? A ese título de dicho informe de la CEPAL han debido de agregarle el adjetivo "inducida" puesto que muchas supuestas crisis que ha sobrellevado la región, en el fondo han sido planeadas y provocadas desde la "metrópoli" desde el mismo período de la colonización. Es una hipocresía hablar de una Década Perdida poniendo sólo como excusa el factor económico-industrial desarrollista de estados-nación que han sido colonizados por la fuerza, la violencia y la imposición. El mundo entero podría vivir tranquilamente con los recursos naturales del bloque regional y es sobre este capítulo que el gobierno corporativo de EEUU desea que todas las décadas de América Latina y El Caribe, sean perdidas. ¿Cómo no tapar una región con el mote de Década Perdida, rica en recursos naturales, catalogada por voceros estadounidenses como "patio trasero", donde hay una Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés) que se ha dedicado a promover Golpes de Estado, invasiones, secuestros, asesinatos selectivos individuales o en masa, magnicidios y desestabilización orgánica? Y esto, ha ocurrido en América Latina y El Caribe desde la década de 1940 hasta nuestros días. Cada país latinoamericano y caribeño ha estado expuesto a las demandas intervencionistas e injerencistas del The Establishment.

En retrospectiva, la consciencia revolucionaria que poco a poco ha ido avanzando, ha descubierto y redescubierto las carencias propias que como pueblos afectados saben de sus responsabilidades para ese período en estudio sino que también se preparan para la seguridad y defensa integral contra enemigos internos o externos para el futuro inmediato.

EL CONSENSO DE WASHINGTON

En su Discurso de Angostura, el 15 de Febrero de 1819, Bolívar expresó lo siguiente: "¿No dice el Espíritu de las Leyes que estas deben ser propias para el pueblo que se hacen? ¿Qué es una gran casualidad que las de una nación puedan convenir a otra? ¿Qué las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida de los pueblos? ¿Referirse al grado de libertad que la Constitución puede sufrir, a la religión de los habitantes, a sus inclinaciones, a sus riquezas, a su número, a su comercio, a sus costumbres, a sus modales? ¡He aquí el Código que debíamos consultar, y no el de Washington!".

Estas líneas premonitorias del Libertador eran y son adaptables y perfectibles en el territorio latinoamericano y caribeño. También, lo advirtió el Comandante Supremo Hugo Chávez en su momento al prevenir al pueblo venezolano de no acatar los designios del caprichoso e imperialista Consenso de Washington. Veamos de qué se trata.

América Latina y El Caribe, como ya se ha dicho, es poseedora de grandes recursos naturales que son un atractivo apetecible para el libre mercado y en especial para la economía de EEUU que insiste en mantener como su "patio trasero" a quienes considera parte de su doctrina monroeista. Los países que pueblan esa región, después del fin de la 2da Guerra Mundial han vivido fases de crecimiento (controlado), decrecimiento, inercia económica pero sobre todo de estancamiento (inducido) relacionado con la economía global. Al implementarse los Acuerdos Bretton-Woods, donde dicha región no tuvo representación legítima, se comenzaron a entretejer sus dificultades para el desarrollo propio y que trajo como consecuencia ser llamados parte del Tercer Mundo, sin nada o poco que aportar por ser países subdesarrollados.

La excusa perfecta para buscar un nuevo mecanismo de dominación regional una vez acotado el término "Década Perdida…" fue la instauración del Consenso de Washington como modelo económico de libre mercado sujeto a las leyes del mismo donde sus máximos acreedores parten, nacen y se desarrollan desde los designios de quienes han pretendido imponer ese "código washingtoniano". Ese consenso habla de una apertura y disciplina macroeconómica. Claro, una macroeconomía basada en las grandes ventajas que concedía ser dueños absolutos en el manejo, producción y distribución del dólar como moneda de referencia indiscutible. El Consenso de Washington prometía medidas y resoluciones para facilitar la economía, el comercio y las finanzas para y entre países subdesarrollados y desarrollados. Bueno, en realidad había mucha desventaja porque de los 35 países del continente, EEUU y Canadá son del Hemisferio Norteamericano mientras los 33 restantes, habitantes entre el Río Grande en México y la Tierra del Fuego en la región más septentrional del Cono Sur, son países subdesarrollados.

Lo cierto del caso es que en noviembre de 1989, el Prof. John Williamson del Instituto Internacional de Economía presentó en la capital estadounidense, un resumen de 10 puntos donde él consideraba eran prioritarios para reimpulsar el desarrollo económico en América Latina y El Caribe. Como era de esperar, sin la presencia u opinión de peso de algún representante del bloque regional, fueron aprobados los puntos por "consenso" supranacional a espaldas de las 33 naciones.

Los 10 puntos impositivos del Consenso de Washington y que eran inobjetables como nuevas políticas económicas para la región fueron:

  1. Disciplina fiscal.

  2. Reordenación de las prioridades del gasto público.

  3. Reforma fiscal.

  4. Liberalización financiera.

  5. Tipo de cambio competitivo.

  6. Liberalización del comercio.

  7. Liberalización de la inversión extranjera directa.

  8. Privatizaciones.

  9. Desregulación.

  10. Derechos de propiedad.

Cabe destacar, que independientemente de ser acertadas o no, estas reformas económicas para América Latina y El Caribe, no pasaron por manos de la OEA, de la ONU y por supuesto, ningún gobierno y muchos menos sus pueblos fueron objeto de opinión o consulta. El Consenso de Washington forma parte de la globalización y encaja sin restricción alguna en las políticas neoliberales para la economía, comercio y finanzas.

Para culminar, es preciso que la autodeterminación de los pueblos de América Latina y El Caribe en el ejercicio libre de sus libertades, soberanías e independencias, avancen por el camino de la descolonización y el antiimperialismo para poder deslastrarse de la hegemonía del Capitalismo Neoliberal para detener la injerencia e intervencionismo que trae consigo al negociar con el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y Banco Interamericano de Desarrollo que son monitoreados bajo la lupa usurpadora del Departamento del Tesoro de EEUU y éste a su vez de la Reserva Federal del Tesoro de EEUU, hegemón guerrerista autoproclamado como policía, juez y verdugo del mundo.

MSc. 

 


 



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