El significado en español
de “pussy riot”, es más que representativo de las acciones que
en el mundo moderno hace la juventud para que la sociedad deje de ser
indiferente a ellos. Significa “Vagina amotinada”, y representa
un ideario de protesta social, con plena categoría en la contracultura
moderna, de un colectivo ruso aficionado al punk-rock
(música de rock, género que se
desarrolló entre 1974 y 1976 en los Estados Unidos, el Reino Unido
y Australia; bandas de punk rock motivan al exceso), en el caso de las
“pussy riot”, las letras son inspiradas en banderas feministas.
Este colectivo se ha puesto de moda en la Rusia de Vladimir Putin (Leningrado,
1952), y sus acciones han estado encausadas a producir molestia e incomodidad
en cuanto al sentido extremo de cómo se presentan.
Este colectivo se coloca
en escena con un performances de provocación política, alongando
temas como la situación de las mujeres en Rusia y, más recientemente,
en contra de la campaña electoral del primer ministro Putin a la presidencia
de Rusia. El colectivo como tal, como grupo ya no improvisado sino con
un alto contenido de protesta, empezó a finales de septiembre del 2011,
justo después de que Putin anunciara que pretendía volver a ser presidente
de Rusia durante, al menos 12 años más. En ese momento apreciaron
que el país necesitaba un grupo militante, punk y feminista o como
se llame, que se moviera por calles y plazas, y que entusiasmara y activara
la energía pública acumulada contra los actos desmedidos, que a su
consideración, ha promovido el Gobierno de Putin. La cultural política
rusa se vio entonces invadida por un colectivo que desde las banderas
de los derechos de la mujer, y de gays, lesbianas y transexuales, estructuraban
un mensaje político que hiciera posible involucrar a las personas desmotivadas
y renuentes a participar en la cosa pública, para que asumieran un
compromiso tanto en el escenario de la política electoral-partidista,
como en la música y el arte, dado que han sido espacios de dominación
masculina en todas las áreas del discurso público contemporáneo.
Un elemento importante
en este movimiento de contracultura, es la inspiración que las letras
de las canciones de los grupos musicales modernos han exteriorizado
en la Europa oriental. Algunos miembros del colectivo “pussy riot”,
han tomado simpatía por los mensajes musicales de las bandas punk clásico
de principios de los 80: The Angelic Upstarts, Cockney Rejects, Sham
69, entre otras. Estos grupos tenían una energía social y musical,
su sonido caló en el ambiente, en su sociedad, agitó consciencias
y visibilizó problemas; su energía captura la esencia del punk, que
es la protesta agresiva.
En cuanto a las raíces
feministas, el movimiento “pussy riot” está adherido a diversas
etapas del pensamiento occidental; se le debe mucho a Jean-Jacques Rousseau
(Suiza,1712-Francia,1778), de manera burlesca, dado que gracias a sus
alegatos de llevar a un rincón el papel de la mujer dentro del Estado
liberal, produjo una reacción en cadena que diera con la creación
de una declaración de los derechos declinada en femenino, en 1791;
Olympe de Gouges hizo la "Declaración de los Derechos de la Mujer
y la Ciudadana", como contrapartida a los "Derechos del hombre
y el Ciudadano" creados tras la Revolución Francesa. Todo lo que
ha sido la literatura occidental a favor de la mujer, desde Mill o Nicolas
de Condorcet, entre otros, van a ser ejemplos de líderes que, aún
siendo masculinos, defienden los derechos de la mujer; luego se unirían
autoras como Mary Wollstonecraft creadora de la Vindicación
de los derechos de la mujer, que rompe con la tónica de las obras escritas
hasta el momento por mujeres, descritas como "memorial de agravios"
y pasa a la "vindicación", componente esencial del feminismo;
de forma más contemporánea, Simone de Beauvoir, con su libro "El
segundo sexo", Betty Friedan con "La mística femenina",Kate
Millett con "Sexual Politics" o Shulamith Firestone con "La
dialéctica del sexo", entre otras, son algunas de las autoras
que han influido en este movimiento de contracultura radical, donde
el feminismo no sólo es un cuerpo de ideas en discusión por la igualdad
y libertades de género, sino un camino ideológico para proyectar en
lenguaje político las necesidades de ciertos sectores de la sociedad.
Como colectivo, lo han
expresado abiertamente miembros del “pussy riot”, no tienen nada
de qué preocuparse, porque si la policía los mete en la cárcel, cinco,
diez o quince miembros más se pondrán balaclavas (entiéndase
pasamontañas) de colores y continuarán la lucha contra sus símbolos
de poder. Una de las razones para usar esta balaclava de colores
y mantenerse anónimas, es que el objetivo que el colectivo pretende
es alejarse de las personalidades y acercarse a los símbolos; es decir,
identificarse con la protesta pura.
A todas estas, en marzo
de 2012, durante un concierto improvisado y sin autorización en la
Catedral de Cristo Salvador de Moscú, tres mujeres del colectivo fueron
arrestadas y acusadas de vandalismo; el juicio se inició a finales
de julio, y fueron condenadas a dos años de cárcel. Las mujeres, según
aparece reflejado en los medios de información digitales e impresos,
han atraído gran simpatía, debido a las denuncias de malos tratos
mientras estaban bajo custodia. El juicio ha sido más un espectáculo.
Lo que hasta el momento
se conoce de las “pussy riot”, es que son un colectivo compuesto
por diez intérpretes, y aproximadamente quince personas que se ocupan
de aspectos técnicos del rodaje y edición de vídeos que suben a Internet.
La medida tomada hacia las acciones de las “pussy riot”, han estado
justificadas en tanto y cuanto representan un movimiento de contracultura
extremo que socavado el orden social, con un estilo de protesta
enmarcado en el absoluto de una falta de respeto a la autoridad y a
las creencias. Al no haber tolerancia, sus ideas tienden a ser difuminadas
con facilidad y por lo tanto sus objetivos de restitución y justicia
social se pierden en un inmenso esfuerzo más por hacer un espectáculo
que en mostrar una postura seria y razonada de sus alegatos de contradicción
al orden instituido. Para quienes militan en este movimiento, la sentencia
es un síntoma de que la libertad está desapareciendo en el caso de
la Rusia de Putin; acaso libertad implica: ¿aceptar la contradicción
aún a costa de la dignidad? Otros defensores y críticos de la banda,
Sergéi Udaltsov, uno de los líderes de la oposición a Putin, fue detenido
mientras se manifestaba en apoyo, así como el excampeón mundial de
ajedrez Gari Kaspárov, dado que al ir a la lectura de la sentencia se
vieron involucrados en actos extremos de violencia.
Estimados lectores, toco estos temas para que ustedes vayan digiriendo el acontecer mundial y en sus diversas variantes; no se trata de estar de acuerdo o no con estas acciones de grupos como las “pussy riot”, sino de no ver como espectadores los sucesos. Con violencia lo que se consigue en violencia; el que tiene la razón no “grita”, escucha y aclara; pero si aun aclarando persiste la contradicción eso no lo minimiza ante el adversario, sólo lo diferencia. De eso se trata; lo demás, la violencia y la ofensa, son asuntos de contracultura. Es decir, término fue acuñado por el historiador norteamericano Theodore Roszak en 1968, valores, tendencias y formas sociales que chocan con los establecidos dentro de una sociedad.