(VIDEO) Vladimir Villegas: “El chavismo y la oposición se parecen en que son formas excluyentes”

Vladimir Villegas

Vladimir Villegas

Credito: Captura

01-12-20.-“En un país donde la norma es la violación de la Constitución, la norma es la búsqueda del poder para excluir o para pasar factura, lo menos que puede hacer el periodismo es actuar apegado a la Constitución, tiene que actuar apegado a las normas de la sociedad para cumplir con su responsabilidad”.

Vladimir Villegas conoce bien al chavismo en el que militó como constituyente y embajador, desde hace ya varios años distanciado del oficialismo y desde la crítica también conoce a la oposición por dentro y asegura que “al final para el venezolano común da lo mismo un gobierno del interino o un gobierno de Maduro, terminan siendo lo mismo porque ninguno de los dos le ayuda a resolver sus problemas”.

Consultado por PANORAMA para su especial del 106 aniversario, Voces por un país distinto, para Villegas hay una delgada línea entre el periodismo, su pasión, y la política. “El periodista venezolano tiene el desafío de colarse por las rendijas del poder. No hacer de todos nosotros un dique de contención que impida el flujo de la información, por el contrario, tenemos que inventar las vías para que la información llegue a la ciudadanía en medio de este contexto, que es hostil al ejercicio de la profesión y eso pasa por reinventar el lenguaje, reinventar los códigos de comunicación, administrar las palabras y los silencios sin de dejar de decir y hacer lo que tenemos que decir y hacer”, agrega.

De cara a las salidas a la voraz crisis del país, estima que “Venezuela vive un profundo proceso de desinstitucionalización que solo se puede corregir con una acuerdo político que permita que todos nos encontremos en las reglas de juego, la solución a los problemas del país está en la Constitución, no de espaldas a ella”.

— ¿Qué rol debe jugar el periodismo para bajar el enfrentamiento y apostar por la reconciliación?

— Tengo mis dudas con respecto a que si el periodismo tiene que bajar los niveles de confrontación en la sociedad porque quizás no es un rol del periodismo. El periodismo está para registrar lo que está pasando en la sociedad, está para describir lo que la sociedad vive, sufre, padece y avanza.

Son los actores políticos los que tienen esa principal responsabilidad de bajar los niveles de confrontación a la lucha política, niveles de confrontación insana, porque la confrontación es natural en una sociedad, es positiva, solo cuando deja de ser una confrontación sobre la base de reglas de juego democráticas porque pasa a ser un peligro.

Entonces el periodismo tiene que jugar un rol de registro y puede orientar el debate en la sociedad, pero no se le puede cargar sobre los hombros del periodismo la responsabilidad de bajar los niveles de confrontación, de hostilidad, de odio, lo que no debe es estimularlo, la exclusión, la intolerancia, pero los periodistas van a una guerra a cubrir la guerra, no se van a meter en el medio a parar la guerra, ahora lo que no puede hacer el periodista que cubre la guerra es colocarse a disparar en nombre de alguno de los dos bandos, salvo que sea un medio de carácter político que tenga la tarea de tomar partido.

Tampoco promuevo que los periodistas no tomemos partido, podemos hacerlo, pero diferenciando nuestra postura personal política de lo que es la información, no podemos contaminar la información con nuestras opiniones, lo hechos son los hechos y la opinión es libre.

— En ese contexto, ¿cuáles son los límites políticos del periodismo?

— El periodismo en esencia es una profesión política. Sobre todo el periodismo que cubre las actividades de orden político, los periodistas somos seres humanos, pero los límites vienen marcados por la ética profesional, por las leyes de la República, por la Constitución, por la Ley de Ejercicio del Periodismo, esos son los límites, todo lo que esté en contradicción de lo que son esos acuerdos, esas normas sociales no está bien y en un país donde la norma es la violación de la Constitución, la norma es la búsqueda del poder para excluir o para pasar factura, lo menos que puede hacer el periodismo es actuar apegado a la Constitución, tiene que actuar apegado a las normas de la sociedad para cumplir con su responsabilidad.

— Con censura, medios devenidos en portales digitales, prácticamente sin prensa escrita, ¿cuál es el principal desafío de periodista venezolano?

— El periodista venezolano tiene el desafío de colarse por las rendijas del poder. No hacer de todos nosotros un dique de contención que impida el flujo de la información, por el contrario, tenemos que inventar las vías para que la información llegue a la ciudadanía en medio de este contexto, que es hostil al ejercicio de la profesión y eso pasa por reinventar el lenguaje, reinventar los códigos de comunicación, administrar las palabras y los silencios sin de dejar de decir y hacer lo que tenemos que decir y hacer.

— En tiempos de fake news, ¿cuáles son los peores enemigos de la libertad de expresión?

— El enemigo principal es el inmenso ejército de manipulación mediática al cual estamos sometidos. Esos ejércitos van en todas las direcciones, una de ellas es hacer de la verdad una mercancía de muy bajo costo y, sobre todo, el hecho de que se convierta el fake news en el sustituto de la información.

El gran reto que tenemos es luchar contra esa tendencia que tenemos en justificarlo todo en nombre de la libertad de expresión y resulta que en nombre de la libertad de expresión no se puede mentir, no se debería hacerlo, creo en el concepto de la información veraz, el ciudadano tiene derecho a una información veraz, tiene derecho a que lo que se le transmita a través de los medios sea medianamente verificada, por lo menos, de lo contrario ocurre lo que está pasando, que se declaran la guerra sucia por la libre y no respetan ni edad, ni rango, ni ocupación y terminamos en manos inescrupulosas, eso es muy importante para la sociedad.

Un fake news puede producir una guerra, puede producir un suicidio, un fake news puede producir el derrumbe de acciones en una bolsa de valores, puede producir persecución, el fake news sería a lo que sería la medicina el uso de un bisturí en manos de un criminal.

— ¿Qué tan peligroso para un político es hacer justamente política mirándose en el espejo de las redes?

— Es muy peligroso porque terminas dependiendo de la reacción de las redes frente a lo que dices o haces, imagínate que Mandela hubiera estado pegado a un Twitter o del Facebook a la hora de tomar las decisiones que tuvo que tomar para lograr la reunificación de Suráfrica (…) eso equivale a que un director técnico de una selección de fútbol haga una encuesta en la barra a la hora de tomar la decisión de poner a un jugador o sacarlo, evidentemente es muy peligroso que un político se hipoteque a las redes sociales y que se convierta en una especie de red dependiente, eso es muy peligroso porque te enajenas, pierdes la capacidad de reflexión, terminas de atender a lo que son las bajas pasiones y también al aplauso fácil, en lugar de las decisiones difíciles que caracterizan a la política, hay decisiones que pueden ser impopulares, pero que el político tiene que tomarlas, independientemente de que le caiga encima una nube de boots.

— ¿El Gobierno y la oposición tienen realmente posibilidades unilaterales para resolver esta crisis?

— De ninguna manera, no lo creo. Es más, esas agendas terminan pareciéndose y coincidiendo. Por ejemplo, cuál es la diferencia entre el Maduro vete ya y el hasta el dos mil siempre, ninguna. En esencia son lo mismo, son la exclusión porque el que se quiere quedar en el poder, como sea, es igual al que quiere sacar al otro ya, son la intolerancia, el irrespeto a la voluntad del pueblo, el irrespeto a la diversidad, la poca comprensión de la importancia de la democracia en una sociedad, terminan siendo lo mismo, por eso los extremos terminan coincidiendo, aunque se disfracen de cosas distintas, en esencia son lo mismo.

En medio de esos dos extremos está un país en espera de una agenda común que no la tiene ni el G4, ni el Gobierno, de una agenda común que permita sacar a Venezuela del foso donde la tienen metida una manera de gobernar y una manera de oponerse.

— ¿Cómo se explica que ante semejante crisis solo hayan alcanzado un acuerdo, como fue el de la OPS por la pandemia?

— Cada uno de esos dos bloques termina justificando su acción o inacción en la conducta del otro, entonces aquí desapareció la autocrítica, desapareció la capacidad de hacer concesiones reales, desapareció la capacidad de ir a la mesa de negociación sin cartas bajo la manga.

Aquí despareció la capacidad de reconocer en el otro verdades que no quiero aceptar, porque para que haya una negociación exitosa tengo que obtener de ella cosas que le sean costosas al otro y tengo que darle al otro, cosas que a mí me sean costosas, esa voluntad no ha habido y por eso estamos como estamos.

— Conociendo al chavismo y a la oposición, ¿en qué se parecen y en qué se diferencian?

— Se parecen en que terminan siendo dos fuerzas excluyentes. Se parecen en que son fuerzas mesiánicas, unos creen en el mesías Chávez que llegó para poner orden bajo la figura caudillezca que lo caracterizó y que quieren mantener bajo la caricatura de los ojitos de Chávez, una suerte de “big brother” que controla todo y los otros creen en un mesías que va a venir del extranjero con tanques, aviones, bombas a resolver el problema, entonces estamos en manos de dos fuerzas que son absolutamente prepotentes.

En qué se diferencian, digamos en los modelos ideológicos, en la visión de la economía, en el discurso, pero en la práctica terminan siendo muy parecidos porque en esencia son parte de los males que hemos tenido históricamente en nuestro país, el caudillismo; la corrupción no es exclusiva del Gobierno ahora se ha demostrado que no lo es, también en el poco respeto a la disidencia interna en cada uno de sus bloques, en eso se parecen muchísimo, el G4 maltrata al disidente como lo maltrata el Psuv y entonces lo que el Psuv llama traición a la patria, la oposición dice que son alacranes, que son vendidos, enchufados o comprados por el chavismo, es decir, terminan calificando y ninguno de ellos está preparado para resistir argumentos, rebaten argumentos con trompadas estatutarias como lo hacían los adecos en los tiempos de Gonzalo Barrios y todos ellos.

En el fondo terminan pareciéndose y esa es la gran tragedia venezolana que, al final para el venezolano común da lo mismo un gobierno del interino o un gobierno de Maduro, terminan siendo lo mismo porque ninguno de los dos le ayuda a resolver sus problemas, viven en una eterna confrontación y en esa confrontación el ciudadano está en un tercer plano, relegado mientras ellos dirimen sus diferencias que al final es la pugna por el poder, es un cuadro absolutamente decepcionante.

— ¿Por qué es necesario un acuerdo político en Venezuela?

— Porque ya hemos probado que por la vía del desacuerdo no llegamos a ninguna parte, que por la vía del pulso de fuerzas lo que llegamos es a la destrucción del país, de su economía, al empobrecimiento de la población, al deterioro cada vez más creciente de nuestra imagen internacional, a la desinstitucionalización, Venezuela vive un profundo proceso de desinstitucionalización que solo se puede corregir con una acuerdo político que permita que todos nos encontremos en las reglas de juego, la solución a los problemas del país está en la Constitución, no de espaldas a ella, que está vigente aunque haya sido dejada de lado, además, este es el documento que unifica a los venezolanos, no hay otro capaz de unificar la mayor cantidad de venezolanos que este proyecto de país que está por hacerse contemplado en la Carta Magna.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 11022 veces.


La fuente original de este documento es:
panorama (https://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/El-chavismo-y-la-oposicion-se-parecen-en-que-son-formas-excluyentes-20201128-0047.html)



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter