Letra Desatada

Recordemos que estamos en guerra

Estamos en guerra. No sé si alguien tiene dudas de eso. Se libra a muerte en los mercados financieros, en el comercio, en los medios de comunicación. No es una guerra con tanques y drones. Es una más efectiva, más “letal”. Buscan ganar a largo plazo. Es una guerra que afecta la papa diaria. Conviene recapitular un poco.

Desde inicios de diciembre del año 2012 los productos de primera necesidad empezaron a desaparecer de los abastos. De la red de abastos privada, en primera instancia. Y luego comenzaron a escasear en la red de alimentos oficial. Se agudizó con la confección de las hallacas.

Conviene recapitular también que en aquellos días estábamos, los chavistas, más pendientes de la salud de Chávez que de nosotros mismos. Deprimidos. Y el adversario andaba contento. Ese adversario contento jodió con sus mentiras, montado sobre la ola de la muerte de Chávez. Todo le salió bien. La escasez, artificial o no, no importa, se sintió. Y también se sintió la especulación en el comercio. Cualquier vaina que usted quisiera comprar por necesidad o por consumismo, Luigino Bracci dixit, la conseguía al cuádruple del precio. Algún teléfono por allí llegó a costar 30 mil bolos en diciembre. Los vehículos aumentaron 40%, ya de por sí con un precio hipertrofiado.

Del otro lado estábamos con el alma en el subsuelo. Alguna vez oí decir a un pana psiquiatra que la operación psicológica contra el chavismo tiene un objetivo: deprimirnos, porque deprimidos somos vulnerables y no reaccionaremos a tiempo. Igual a un despecho, digo yo. El despecho provoca depresión y estamos vulnerables igual. Cuando nos demos cuenta, si se logra salir a tiempo de la depresión, ya estaremos fritos. La última les quedó “bordada”. ¿Chávez sin voz? Verga. Chávez sin voz, es para ellos Chávez muerto. Y quieren que les creamos. Así son. Despiadados, eficientes, inteligentes y miserables. Y eso que usted está pensando también.

En esta guerra el enemigo saca todas sus armas. Y nosotros estamos obligados a sacar las nuestras para atacar y para defendernos. Todo parece indicar que ganaron una batalla de la guerra contra la especulación. El Gobierno se vio obligado a devaluar. Ellos lo venían pidiendo, anunciando. Inflaron los precios brutalmente. El objetivo era lograr la devaluación. ¿A quien la convenía la devaluación? Hoy dicen que al Ejecutivo, pero saben que no es así. Solo les convenía a ellos para mermar el apoyo al gobierno y para ganar miles de millones de bolívares. Como se vería un tanto raro que los gringos nos manden sus avioncitos teledirigidos y como no consiguen un Pinochet que traicione, siguen con la operación psicológica. Tienen rato en eso.

El gobierno lo hizo bien. Tenía que anunciar la devaluación el viernes en la tarde antes de carnaval. ¿Cuándo, si no? ¿Un lunes bien tempranito para que el impacto sea mayor? ¿Que nos mintieron? De bolas. ¿Nos iban avisar? Tenían que hacerlo así. Hay estrategias que no se revelan. Ellos atacaron desde inicios de diciembre. Y el fin de esta batalla fue la devaluación. Estamos en guerra, recordemos eso. Sigamos…


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Mercedes Chacín


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