Los Distritos Productivos, el Índice de Pobreza Humana (IPH) y el desarrollo Endógeno

El agotamiento estructural del modelo productivo venezolano, comenzó a manifestarse a mediados de los años ochenta y principio de los años noventa, entre tantas causas se pueden señalar dos componentes principales. En el ámbito económico se exteriorizó en aspectos como: el descuido tecnológico; la falta de actualización contínua en la informática, la ruptura en la cadena productiva con los transportes y la perdida de la infraestructura; esto conllevó al deterioro industrial (especialmente en los sectores públicos: alimentación, salud y educación); el aumento sostenido creciente en la deuda externa y la improductividad agrícola. En el ámbito político, la excesiva centralización del poder (concentrándose en direcciones burocráticas que no tomaban decisiones) y la falta de participación democrática (participativa y protagónica) de la población bloquearon todo mecanismo de innovación desde abajo, liquidando la endogeneidad. Con esta ausencia de participación democrática el sistema perdió su capacidad de adaptación que, en consecuencia, llevó al colapso de los sectores productivos histórico que generaban bienestar al colectivo común, cortando los ejes transversales de los estados federados, los municipios y las parroquias.

Mientras que paradójicamente los sectores privados escaparon del cataclismo mediante un cambio cualitativo y cuantitativo en las relaciones de producción, adaptando su sistema a las condiciones mundiales, por medio de la introducción de mecanismos de la economía de mercado e inspiraciones de la Nueva Política Económica (NEP), de Lenin (sin perder su objetivo: El dominio del mercado nacional de manera dicotómica disyuntiva, es decir a través de la producción y controlando el consumo masivo, al manipular mediante el apoyo directo o indirecto del gobierno las exportaciones y las importaciones). Los sistemas productivos capitalistas, que pasaron por una crisis de acumulación semejante a la de las producciones socialistas en los años setenta, superaron la crisis estructural del sistema con el mismo mecanismo: sustituyeron las relaciones de producción del capitalismo keynesiano y del Estado de Bienestar con el “neoliberalismo”. Esta es la pregunta ante la cual se encuentra nuestro sistema de producción nacional y nacionalista: ¿Qué vía debe darle a las relaciones de producción heredadas en la IV República? Cuya respuesta deberán señalar al mercado y a las mejoras de las condiciones humanas

Esta estrategia es políticamente entendible, pero contribuye al hecho de la perpetuación de las disfuncionalidades internas del sistema productivo venezolano. Las cuales pueden relacionarse con dos tendencias críticas del pensamiento de Marx: Las relaciones de producción se han convertido en camisas de fuerza del desarrollo de las fuerzas productivas; y que La superestructura y cultura política del país no permite romper esas camisas de fuerza, imposibilitando la adaptación del modelo a las nuevas realidades y poniendo en peligro la sobrevivencia misma de la Revolución, razón por la cual de dispone de nuevas estrategias dirigidas hacia el desarrollo y despliegues de los Distrito Productivos dentro de la manifestación endógena venezolana (en que la Comisión Central de Planificación debe jugar un papel importante, aprendiendo del pueblo), a partir de los aspectos positivos y negativos que nos dejan las experiencias con los Núcleos de Desarrollo Endógenos (NUDE).

Ante esta situación hay muchas vías de acción, entre las que podemos destacar la profundización de las relaciones de producción hacía el lado del socialismo histórico, mediante la conversión de las empresas del Estado en Empresas de Producción Social (EPS) y la introducción de mecanismos de participación económica real de los trabajadores (cogestión y autogestión entre otras).

Toda persona debe saber que hay dos variables claves en las relaciones de producción: Estas son la Propiedad y los Precios. La propiedad, porque normativiza el acceso legal al plusproducto y a la determinación de los precios, y éstos, porque son el principal factor determinante de las decisiones económicas. La Comisión Central de Planificación debería considerar sus acciones hacia el seguimiento aguas abajo de los Distritos Productivos vinculados a los productos y servicios que estos generarían, con relación al precio en su función de coordinador cibernético de la economía (no alejándolo del nuevo Índice Nacional de Precios al Consumidor, considerando además las tendencias de Seguridad y Soberanía hacia el consumo masivo e individual), siguiendo con la continuidad de entrega de las tierras ociosas en usufructo a productores privados y sociales y, estimulando la gratificación material y moral.

Se debe esperar, de que estas medidas signifiquen la ruptura con las relaciones de producción anteriores y su modelo de gestión y filosofía, sin embargo es necesario su seguimiento contínuo mediante una Sala de Inteligencia Social y la evaluación sistemáticas de los índices que esta generaría. Como tales tendrán profunda repercusión sobre todas las facetas subjetivas y objetivas del sistema productivo venezolano a partir de los Distritos Productivos y de la vida de los ciudadanos.

Sin embargo, se debe considerar y evaluar de forma continua y perentoria, la probabilidad de que el proceso funcional de los Distritos Productivos perezcan ante el poder del “agujero negro” del capitalismo nacional y transnacional, por lo cual las respuestas deben ser inmediatas, lo que daría una oportuna participación protagónica de la controlaría social, vinculando estos procesos con los Consejos Comunales.

Esto nos permitiría alcanzar y desarrollar nuestro Desarrollo Humano, que según el programa de la Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) es el proceso de ampliación de las opciones de la gente, aumentando las funciones y capacidades humanas. De esta manera que el desarrollo humano refleja además los resultados de esas funciones y capacidades en cuanto se relacionan con los seres humanos que representa un proceso a la vez que un fin.

En todos los niveles del desarrollo las tres capacidades esenciales consisten en que la gente viva una vida larga y saludable, tenga conocimientos y acceso a recursos necesarios para un nivel de vida decente. Pero el ámbito del desarrollo humano va mucho más allá: otras esferas de opciones que la gente considera en alta medida incluyen la participación, la seguridad, la sostenibilidad, las garantías de los derechos humanos, todas necesarias para gozar de respeto por sí mismo, potenciación y una sensación de pertenecer a una comunidad. En definitiva, el desarrollo humano es el desarrollo de la gente, para la gente y por la gente con un fin común: la felicidad social (esto último me recuerda a Martí y a Bolívar).

Un parámetro interesante para lograr un mejor seguimiento a los efectos productivos, económicos, sociales y políticos que generarían los Distritos Productivos, sería relacionarlo con el Índice de pobreza humana (IPH). El IPH mide la privación en cuanto al desarrollo humano. De esta manera en tanto el Índice de Desarrollo Humano (IDH) mide el progreso general de un país en cuanto a lograr el desarrollo humano, el IPH refleja la distribución del progreso y mide el retraso de privación que sigue existiendo. El IPH se prepara respecto de los países en desarrollo (IPH-1) y los países industrializados (IPH-2). Se ha preparado un índice separado respecto de los países industrializados por cuanto la privación humana varía con las condiciones sociales y económicas de una comunidad y para aprovechar la mayor disponibilidad de datos respecto de esos países.

IPH-1
El IPH-1 mide la privación en cuanto a las mismas dimensiones del desarrollo humano básico que el IDH. Las variables utilizadas son el porcentaje de personas que se estima que morirá antes de los 40 años de edad, el porcentaje de adultos analfabetos y la privación en cuanto al aprovisionamiento económico general -público y privado- reflejado por el porcentaje de la población sin acceso a servicios de salud y agua potable y el porcentaje de niños con peso insuficiente.

IPH-2
El IPH-2 se centra en la privación en las mismas tres dimensiones que el IPH-1 y en una adicional, la exclusión social. Las variables son el porcentaje de personas que se estima que morirá antes de los 60 años de edad, el porcentaje de personas cuya capacidad para leer y escribir no es suficiente para ser funcional, la proporción de la población que es pobre de ingreso (con un ingreso disponible inferior al 50% del mediano) y la proporción de desempleados de largo plazo (12 meses o más).

crist_academico@yahoo.es


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