Alquimia Política

La transformación universitaria: ¿refundación o reforma?

El tema de la reforma universitaria, últimamente muy debatido, ha sido una tarea trabajada desde hace ya muchos años por docentes, investigadores e intelectuales, no de Marte, sino de acá mismo, de este continente suramericano. La génesis de ese movimiento de renovación se dio en Córdoba (Argentina) en 1918, con la Reforma que tuvo gran repercusión en las universidades argentinas y latinoamericanas. Medio siglo más tarde, algunos de sus postulados programáticos fueron asumidos por los estudiantes franceses, en el célebre mayo de 1968, y a la proclive estructura feudal de la universidad conservadora, con sus rectores-reyes y sus catedráticos-marqueses, se le sustituyó por una organización democrática, donde los cargos eran electivos y las cátedras se proveían por concurso, donde los estudiantes estaban representados en los consejos y el claustro.

Esa reforma contribuyó  a crear un espíritu de refundación de los valores de la academia y del compromiso de ella con sus estudiantes y con la sociedad; la Reforma representó un intento por lograr la vigencia de una sociedad impulsada por valores democráticos, sin embargo, hubo unos pocos que querían ir mas allá y veían en la Reforma Universitaria un instrumento para la Revolución Social. En este sentido nos ilustra Ángel Cappelletti: Entre ellos estaba el anarquista Juan Lazarte, el primero que trato de establecer vínculos permanentesentre los grupos estudiantiles reformistas y los sindicatos obrerosPara Lazarte, la universidad argentina y latinoamericana debía transformarse en un gran taller de la ciencia, donde estudiantes y profesores se consagraran a la investigación y crearan nuevos conocimientos. Esta comunidad de trabajo intelectual debía regirse a si misma y tomar todas las decisiones, tanto académicas como administrativas, con plena autonomía e independientemente del Estado y la burocracia. Esbozaba así, aun sin llamarla con este nombre, la autogestión universitaria.

La universidad, que debe su origen a la ciudad medieval, fue originariamente un gremio y no significo otra cosa más que "el conjunto de todos los maestros y estudiantes" de una ciudad; este gremio buscaba la verdad y su tarea consistía en producir y reproducir la ciencia, así como la del gremio de zapateros era la de producir zapatos. El gremio tenía una estructura no jerárquica, ya que el académico no lucraba con el trabajo común, ni se aprovechaba de él, solamente que los aprendices, y, por otra parte, toda la enseñanza, estaba encaminada a igualar, inclusive en el saber, a los aprendices con el académico. La universidad originaria presentaba así una imagen arquetípica de la universidad autogestionaria, a la que se debe aspirar para el futuro.

Entonces de qué se habla cuando se nombra la transformación universitaria. Concretamente de una refundación de los valores universitarios, porque la universidad ya no da para una sustancial Reforma. La Reforma en el ámbito universitario no resuelve los problemas estructurales e ideológicos que hoy día hacen vida en la academia. Para alcanzar esta refundación es necesario partir sobre la bases de una Utopía Concreta que alcance ser Utopía Tópica (realizable), una vez que la voluntad política se erija como epicentro de la toma de decisiones y se empiece a materializar la movilización de la universidad hacia su nuevos senderos. Las ideas medulares de esta refundación son tomadas de una postura valiente del académico (hoy fallecido), Ángel Cappelletti, quien la legó en un documento titulado Universidad y Autogestión, en 1985. Aunque no es fácil ni pertinente ofrecer recetas para edificarla, conviene explicar en que consistiría y cuáles deberían ser las principales características en este acto de refundación de la universidad venezolana:

-La universidad ha de ser refundada como universidad autogestionaria debe ser autónoma, es decir independiente del poder político y del Estado, cualquiera que sea. Pero debe ser igualmente independiente del poder económico y en ningún caso puede ser concebida como una empresa ni financiada por el capital privado. Es evidente que no puede ser órgano pedagógico de una iglesia u organización religiosa, ni aceptar un credo o profesión de fe, un libro sagrado, una autoridad que defina la verdad dogmática y moral;

-La universidad autogestionaria debe ser gratuita y abierta a todos por igual;

-La universidad autogestionaria debe estar regida por la comunidad de los profesores y los estudiantes y no puede admitir ninguna intervención exterior, ya provenga del Estado mismo, ya de las fuerzas de presión, ya de los partidos políticos. Para ello es preciso que genere órganos capaces de neutralizar esa intervención foránea y que produzca inclusive lo que se pueden calificar de "anti-lideres";

-La universidad autogestionaria se constituye en un centro de contestación permanente de la sociedad global, pero, ante todo, de sí misma. Estudiantes y maestros critican de un modo continuo, madura y responsablemente, tanto la forma como el contenido de la investigación y del proceso enseñanza-aprendizaje;

-La universidad autogestionaria se basa en una estrecha vinculación de la tarea investigativa con la docente. Más aun, puede decirse puede decirse que tiende a identificar la docencia con la investigación, partiendo del supuesto de que el momento esencial en la formación del estudiante es buscar la verdad y crear saber más que recibir conocimientos pasivamente; y

-Como consecuencia de todo ello, la universidad autogestionaria suprime exámenes, calificaciones, premios y castigos académicos, etc., reflejo y fruto de la competencia capitalista y de la lucha a muerte por el dinero, y promueve entre los estudiantes el sentido de la aventura, la fascinación del descubrimiento, la sed del saber por el saber mismo y el gozo de la creación. Los exámenes son sustituidos por la evaluación que el grupo hace de sí mismo y por la mutua evaluación de sus componentes.

No hay que confundir la Autogestión con la Cogestión; tienen diferencias marcadas. La Cogestion es una forma de participación, es decir, tener parte en una cosa; en la Cogestion el patrón cede inteligentemente una parte de su poder dictatorial para conciliar o superar fricciones entre empleados y propietarios. Pero de ninguna manera se pone en duda quien "manda", quien tiene la última palabra, quien es el "dueño": el Capital, sea privado o estatal, nunca los trabajadores. La Autogestion no es participación; la Autogestion no hay dueño del capital, privado o estatal, que participe o coparticipe. Es solo la totalidad de trabajadores la que asume la dirección y administración de la empresa. No se trata de limitar al factor capital en la conducción de la empresa, sino de eliminarlo.

Por esta razón, se hace necesario retomar las ideas de la Universidad autogestionaria que propusiera Ángel Cappelletti en la década de los ochenta del siglo XX; este molde de forma y fondo humanista e igualitario, daría paso a una universidad más sensible, más cercana al pueblo y con un altísimo nivel de diálogo y cooperación con cada miembro de la sociedad. Hacia ese rumbo deben ir las Asambleas académicas y no hacia la abstracción de ofertar que rondan, casi siempre, en propuestas reformistas que nada vienen a resolver las necesidades puntuales de la educación superior en una América Latina emancipada, independiente, socialista, potencia social, multicéntrica-pluripolar, y respetuosa de la paz y del medio ambiente.

azocarramon1968@gmail.com



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