…Tan ingrata, Ingrid!

La escala de valores de cada quien es muy variada y depende mucho de la formación personal en el hogar, en la escuela y en donde compartimos los primeros años de nuestras vidas. Quizá para algunos el principal valor sea la responsabilidad, el optimismo; para otros la honestidad, la bondad, realmente existe una variedad en la ubicación y en la intensidad del mismo. En el caso particular – y disculpen el retrato- la lista de mis valores la encabeza el agradecimiento, eso lo recuerdo de mi padre, un modesto campesino: “hay que agradecer por todo porque el hecho de respirar ya es una bendición de Dios”.

De allí que siempre he admirado a aquellos que agradecen por todo. Recientemente, en la ciudad africana de Trípoli, conocí una persona muy peculiar que, hablando sobre el tema, nos comentaba que antes de tener sexo oraba y daba gracias a Dios, para que no entrara el diablo…, ¿extraña costumbre, no?..., hasta cierto punto, la idea no tan ni tan mala!

Pero de eso no se trata sino, más bien, del también reciente liberación de Ingrid Betancourt y de otros 14 secuestrados por las Farc, en el vecino Colombia. En primer lugar habría que aclarar por qué tanto alboroto por Ingrid y no por los demás, ¿acaso no son todos iguales, no somos seres humanos y con los mismos derechos? Habría que preguntarles a las madres y familiares de los otros secuestrados si quería que liberaran a Ingrid o a los suyos que también tenían tiempo en las húmedas selvas neogranadinas.

También sería bueno preguntarnos todo aquella noticia que recorrió el mundo donde se aseguraba que Ingrid estaba muy mal de salud, que casi no podía sobrevivir, que le quedaban segundos de vida y mira la Ingrid, tan linda y radiante que se bajó del avión, tan jovial, ecuánime y espontánea, con un trato admirable que poco deja que decir de un decaimiento casi agónico que tanto sonó por los medios.

Cumpliendo con aquella enseñanza paterna, muchas gracias a Dios que las liberaron, por cierto muy cerca donde fueron liberados los anteriores secuestrados, gracias a Dios que están en muy buen estado de salud y rogamos que su recuperación psicológica y social sea rauda y exitosa. Pero lo que sí es reprochable es aquello tan distante y hasta despectivo con nuestro país y con nuestro presidente Hugo Chávez, un pueblo y un hombre que juntos hemos llorado por ese conflicto que sabemos que es ajeno ante las leyes humanas, pero propio ante las leyes Divinas. Aún más cuando a sus familiares les hemos brindado la mayor y mejor hospitalidad y se hizo lo posible e imposible por conseguir la paz de nuestros vecinos…, tan ingrata, Ingrid!, más sabiendo que ese teatro mediático es otra payasada de un gobierno socavado por el paramilitarismo, el narcotráfico y corrupción. Sin embargo, por estos lares, por este predio, donde una vez juntos se caminó por la independencia aún nos sobra voluntad patriótica por la emancipación de los pueblos de toda ingerencia y trans-culturización que lesione nuestra integridad latinoamericana. ¡Enhorabuena todos los liberados y a sus familiares!


santanajerez@hotmail.com


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Santana Jerez Uzcátegui


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