Como pez en el agua envenenada

Debo comenzar confesando mi ignorancia absoluta sobre vainas militares. Yo no sé nada de eso. Me acuerdo apenas de algunas lecturas de cuando era adolescente. Unas páginas de Mao sobre la Guerra Popular Prolongada, cuando mucho. Aunque tengo a Sun Tsu en mi biblioteca, confieso que no lo he leído completo, porque preferí disfrutar de una novela de Gioconda Belli. El diario del Che no ha sobrevivido a mi olvido. Cierto que estuve unos años en Nicaragua, cuando el FSLN era una fuerza decente y respetable. Incluso, por curiosidad, participé en unos entrenamientos de las Milicias Populares Sandinistas en la ciudad de León. Aprendí un montón de cosas que ya se me olvidaron. Porque ese entrenamiento tiene que ver con posturas del cuerpo (los movimientos a la voz de orden), arme y desarme de algunos tipos de fusiles, cuestiones que, si no las practicas a diario, se te borran de la mente. Ero el pueblo nica llevaba varios años, demasiados, entrenándose en una feroz guerra. Nada que ver con la experiencia de los venezolanos. Claro que, como reportero, tuve que cubrir algunas incidencias de la guerra contra los contras. Pero mis fuentes eran las oficiales. Luego, cuando trabajé como profesor universitario, no pasé de las guerras, muy abstractas y retóricas, entre modernos y posmodernos. Por eso, lo que sigue, es solo un dislate. Como decía una amiga sabia: decir algo para no quedarme callado.

Maduro, Cabello y Padrino han hablado de un "período especial" (extraído directamente de discursos cubanos: mi cubómetro estalla), de "la Patria en armas" y la "guerra asimétrica", figuras que no aparecen en lo que para mí debe ser la Biblia de los venezolanos: la Constitución Nacional. Lo más parecido, y no es similar en casi nada, es el estado de excepción, cuya declaratoria debe responder a una catástrofe, pasar por el parlamento y su aplicación que no niega la violación de los derechos democráticos. Y ya hemos estado en excepción como regla desde hace años.

Además, se ha convocado a un alistamiento general, hasta por el sistema Patria, que ahora no sirve solamente para constatar que llegaron los bonos con los cuales la mayoría de los venezolanos medio sobrevivimos. Hay informaciones de que se ha reactivado la recluta en los barrios populares, cuestión prohibida por la Constitución, muy común en la época de AD y COPEI. Entiendo que estas medidas de llevar las milicias a millones (el gobierno dice que hay 8 millones; yo no lo creo) y otras más, responden a conceptos militares resumidos por Carlos Lanz, quien fue asesor de las Fuerzas Armadas y las policías, además de tener experiencia en guerrilla urbana. Sobre todo, eso de "la guerra "asimétrica" y otros términos de aroma maoísta.

Efectivamente, Mao está detrás de todos esos conceptos, creados en medio de la Guerra Popular Prolongada (GPP) del Ejército Rojo, y después en la guerra contra el invasor japonés, cuando los comunistas se aliaron con los nacionalistas para expulsar al extranjero. Recuerdo que para Mao los guerrilleros debían moverse como "pez en el agua". No creo que, con el rechazo de la población hacia el chavismo, hoy en día, esto se pueda dar. No somos chinos. Además, una de las condiciones para esa guerra (la GPP) es la gran extensión territorial del semicontinente asiático. Tenemos un territorio extenso, pero nunca como el de China, aparte de que no somos chinos. De todos modos, en mis ficciones me he paseado por ese escenario postapocalíptico. Como escritor de fantasías, sé que la realidad será más asombrosa.

Hace poco, Yuri Valecillo, con su prosa ácida, hacía alusión a ciertos personajes conocidos del chavismo de base de Carabobo, que se estaban alistando para resguardar "puntos estratégicos" de la capital de Carabobo, es decir, los botiquines más populares en Valencia. Fue una buena joda. Pero yo no subestimo a los fanáticos. En ciertas y determinadas condiciones, pueden llegar a ser peligrosos, ciertamente. Sin querer, observé algunos de esos especímenes en la década de los noventa, que se encapuchaban para sostener combates callejeros con la policía. Resultado de esta etnografía sin querer, fue mi libro de cuentos "I love Kpucha" de 1994. Si usted lo lee, podrá constatar que el heroísmo puede llegar a ser una borrachera o un delirio psicótico. Es como si el ego golpeado, frustrado, resentido, se inflara hasta confundirse con un lancero de Páez o, por qué no, la figura gigantesca de los héroes de la Independencia, a fuerza de gritar y repetir consignas, cánticos rítmicos del trote miliciano, señalamientos de Diosdado, insistentes mensajes e incitación al odio hacia "el traidor", el "agente de la CIA", análisis fanáticos que quieren pasar por racionales de Pérez Pirela, y, lo que era tipo normal, hasta simpático, se puede convertir en una fiera rabiosa cuando toca un fusil o se desbarrancara acusando a algún vecino o viejo conocido como "agente del imperialismo". A lo mismo va el "entrenamiento" en los estilos burocráticos del madurismo, propios del "pequeño burócrata": jala arriba y patea abajo en la jerarquía del gobierno-Partido.

Lo único que podría ser un antídoto a este delirio inducido, es el hecho de que la juventud chavista no ha tenido esa formación mítica y trágica de sus padres y abuelos de la ultra, que leían a Mao a la luz de una fogata, que rendían culto a "los héroes y mártires", que admiraban al Che. Al contrario, esa juventud, al mismo tiempo que los extensos discursos de sus jefes, ha aprendido a hacer trampas, a ver que todos tienen su precio, y que vale la pena unirse a una pandilla para tener un cargo o "una cuota" levantando el puño. O sea, hay en su mente una mezcla cuasi esquizoide de verborrea revolucionaria mezclada con clientelismo, malandrería y picardía criolla del inolvidable personaje de "Por estas calles": como vaya viniendo, vamos viendo. Es una especie de "doble vinculo" que, dicen los psiquiatras, vuelve locos a los niños. Eso de castigar a los que cumplen precisamente las órdenes y prohibiciones. Porque no sea crea que toda esa masa, ese 10% que sigue con entusiasmo las poses heroicas de un Diosdado o un Padrino en su bunker, que se cala y hasta acepta como cierto el discurso evidentemente flojo de Maduro, se le escapa que hay "una mano zurda" todavía, que hay que provocar al enemigo con "picardía", como calificaron en sus redes a ese sobrevuelo estúpido sobre las naves norteamericanas estacionadas al sur del Caribe, mientras se quiere negociar con Trump que lo que quiere es el petróleo y aquí se lo podemos dar barato si se deja de eso. Hay una verdadera brecha generacional entre los menores y los mayores de cuarenta.

No son solo las redes sociales. En ese tema, soy de la opinión de que siempre ha habido idiotas y los medios lo que hacen es darles más volumen, como se decía en los cincuenta refiriéndose a la radio y la TV. Hoy quizás más gente se percata de la estupidez de todos, a través de las redes; o la ven de más cerca, en este "selfie world". El joven de hoy o ya migró, o hace planes para ello, mientras se desloma para llevar algo a la casa. Poco tiempo y energía para pensar en profundidad. En todo caso, quiere una solución inmediata.

Mientras tanto, el discurso oficial sigue evadiendo el tema de la lancha, aun tratándose de un caso de abuso y violación de leyes internacionales, hace llamados a las milicias como inicio de la "guerra asimétrica" y "guerra de todo el pueblo", trata de sembrar la cizaña al señor pacifista Trump contra su ministro Rubio, vendiendo al mejor postor las riquezas mineras del país, mientras presenta escenas de excursiones al cerro o declaraciones heroicas desde un "bunker" que ni Hitler se permitió cuando tenía a media Berlín en ruinas por los bombardeos y los combatientes soviéticos a tres cuadras de su refugio.

Estamos todavía en el capítulo de las mutuas persuasiones y disuasiones. Trump y sus funcionarios siguen con el discurso de la guerra contra el narcotráfico y hasta se puede decir que lo arrecia. Hasta el gobierno de Francia mandó sus naves al Caribe porque denuncia la conexión del "cartel de los soles" con otros cárteles y grupos terroristas del norte de África que suministran cocaína a Europa. Es posible que se produzca otro incidente en la misma línea de los 11 muertos venezolanos, sin dolientes, más allá de sus familiares. Y, al mismo tiempo, el ataque de drones de Rusia a Polonia puede ser un factor distractor, el anuncio de un conflicto en una Europa que ya no le importa mucho a Trump.

Me disculpo con mis lectores. No puedo cerrar con una previsión sorprendente o un concepto más esclarecedor de esta oscuridad. La situación del mundo me pone a pensar si de verdad vale la pena creer en el valor de la Humanidad. Este nuevo drama apenas comienza.



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Jesús Puerta


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