Como un venezolano más que ha soñado con un destino mejor para su pueblo, ahogado en la desidia de sus propios hermanos que dirigen esta nación.
Un hombre, un buen amigo, que fue creciendo hasta llegar a ser un gran actor; amaba su trabajo con la misma fidelidad que a su familia y, el mejor papel fue su propia vida que la dedicó en su último acto al inmolarse por unos vecinos, amigos o unos simples compatriotas, acosados por la jauría de lobos criados por la misma sociedad que también a él lo aplaudían.
Yanis Chimaras, deja una huella en la actuación y en una sociedad tan cruel que tiende a tragarse a sus mejores hijos, tan sólo por la impunidad que carcome el mismo proceso político que defendemos.
Hace apenas unos días el ex presidente José Vicente Rangel se despertó del letargo de ocho años de administrar el poder y, se dio cuenta que no había en nuestra nación políticas para atacar la inseguridad.
Pero José Vicente se equivoca, si hay política, ya que la ausencia de esta, es en si misma, una política tan concreta que se cobija en la Constitución, las Leyes, los Tribunales, las policías, las cárceles, los cuantiosos recursos que no llegan a su destino, las comisiones en la AN con sus respectivas subcomisiones que no dicen ni hacen nada y, como resultado final, el macabro rosario de muertos rojos, bancos, verdes, azules, pobres, ricos, famosos o simples mortales.
Lo mas espantoso de esta política de seguridad es que ha eliminado las instituciones que deben hacer cumplir las leyes y acabar con la aberrante impunidad, ya que gracias a ésta, Venezuela es hoy el paraíso para delinquir, ya que aquí cualquiera desde un criminal hasta un golpista que atentó contra la Constitución, secuestraron al presidente y dejaron a docenas de familias enlutadas, los podemos ver caminado tranquilos por las calles, las misma que se tiñeron de sangre inocente.
He buscado y no he podido conseguir ningún sistema político y más de transformación de una sociedad, que se consolide basándose en la anarquía, en la impunidad e indolencia; ya los anarquistas de la España de principio del siglo XX lo demostraron, tan sólo, por que se tragaron a ellos mismos.
Ojalá que el último acto de Chimaras sea el fin de una política de seguridad que permite hasta ahora… sólo la impunidad.
doristorrealba@hotmail.com