Caracas, mayo 4 - El pintor venezolano Alirio Rodríguez, quien en 1982, inició sus trabajos de gran vitral del edificio sede de la Corte Suprema de Justicia, el cual concluyó dos años después y que fue realizado con tecnología nacional y con la tradición artesanal de Chartres, falleció este miércoles 2 de mayo a los 84 años en Caracas.
Premio Nacional de Artes Plásticas 1969, Rodríguez es considerado por la crítica especializada como un pionero de la nueva figuración en la pintura venezolana. Nacido en El Callao, estado Bolívar; se formó en la Escuela de Artes Aplicadas de Caracas y el Taller Libre de Arte.
En 1957 realizó su primera exposición individual en la AVAP (Caracas). Al año siguiente viajó a Italia, donde estudió en el Instituto de Arte de Roma y posteriormente se trasladó a Ravena para aprender las técnicas antiguas y modernas del mosaico. Tres años más tarde viajó a Italia para perfeccionarse en la técnica del vitral cerámico. Estando allí, estudió en Roma y en Ravena y regresó a Venezuela en 1961.
Profundo, y a veces distante, concentrado siempre en la elaboración de sus ideas para llevarlas al lienzo, y eso sí, fue un pionero en la ficción pictórica y en la figuración, a través de sus fantasma, figuras difusas algunas, parecidas a un sueño.
desarrolló como profesor de dibujo analítico y pintura en el Instituto Universitario Pedagógico de Caracas. En esa época publicó su libro “Carta a Nadie”.
Entre las exposiciones individuales más importantes que realizó están la de la Asociación Venezolana de Periodistas, 1959; MBA, 1961, 1966; Ateneo de Caracas, 1966; Sala Mendoza, 1968 Unión Panamericana, Washington, D.C., 1969; Galería de Arte Moderno, 1969, 1973, 1974; MACC, 1978; Museo de Arte Moderno de Bruselas, Bélgica, 1987 y “Nueva Humanidad”, Galería Durbán, 1994.
Asimismo, Alirio Rodríguez recibió numerosas distinciones y reconocimientos, entre ellos el Premio Arturo Michelena, en el salón del mismo nombre, Valencia, 1962; Premio Oficial de Pintura en la postrera edición del Salón de Arte Venezolano, 1969; primer premio del Salón de las Artes Plásticas en Venezuela, MBA, 1974; Premio Alejandro Otero, Gobernación del Estado Bolívar, y Premio Renaissance des Arts, París, 1981.
