Del país profundo: Carlo Armas Ponce y la Casa de Venezuela en el Reino de España

De los siete hijos de Alfredo Armas Alfonzo, casado desde el año 1951 con Aida Beatriz Ponce Hernández, todos heredaron del padre una gran vocación por el arte y la cultura. Es una familia de creadores. Ricardo, Edda, Enrico, Reinaldo, Carlo, Annella y Patricia Armas Ponce, la menor de las hembras. El menor de los varones, Carlo Armas Ponce, avanzó con sus sueños hacia un espíritu de aventuras que fue construyendo desde la intimidad. Después de la muerte del padre en 1990, quizás por la cercanía en el lecho de enfermo del gran escritor, fue ideando un proyecto de dos mundos inspirado en la Virgen de los Clarines. Buscaba develar algo más que sus misterios en las tierras de la comunidad autónoma española de Andalucía, donde tiene su ermita y se escuchan junto a ella, desde la edad media, los clarines celestiales que debió interpretar el pastor Juan Bautista García al recibir el primer milagro en su brazo gangrenado, según la leyenda que recoge Fray Felipe de Santiago sobre esta manifestación de tipo mariano.

Es venerada en España cada 14 de agosto y en un recorrido de tres kilómetros, entre calles engalanadas de flores, desde la Iglesia Parroquial de Beas, donde es la patrona, hasta su ermita, se le ve acompañada en procesión por tamborileros, bandas musicales, caballos y mucha gente devota vestida a la usanza flamenca. ¿Cómo pudo llegar una imagen de la Virgen de los Clarines con su niño en los brazos al oriente de Venezuela? ¿Cómo se interpreta esa indivisible devoción tanto en un continente como en otro? ¿Qué nos diferencia y qué nos une? Entre tantas interrogantes sobre este hecho, Carlo Armas Ponce buscaba introducirse en la capital andaluza de Sevilla, y especialmente hacer fuerza en la provincia de Huelva, a la que pertenece Beas, situada al oeste, en los límites con Cádiz, y en fronteras con el océano Atlántico y con Portugal. Allí fuimos a acompañarlo en el año 2007, cuando sucedió un hecho histórico que llevó en sus manos con la gente solidaria de aquella provincia, el atrevimiento de instalar la primera Casa de Venezuela en España, una casa soportada en maderas de este lado del Atlántico, ladrillos, tejas, caña brava, faroles, columnas, tallas, remos, la gran canoa indígena y toda el aroma y el arte de un país de América famoso por su oro, y al que llegarían cuatro siglos antes, junto a las vacas, los cerdos, las ovejas y las cabras unos veinteseís viajeros procedentes de Aracena, Ayamonte, Beas, Hinojales, Moguer, Nieblas, Trigueros ,Villarrasa, que se registran entre los primeros hombres y mujeres de una misma región de España, cercanos a los territorios de cumanagotos y palenques, aquí en Venezuela, pero que no llegarían solos, además de otros pobladores de origen andaluz, extremeños, castellanos-leoneses y del norte español, les acompañaba la fe en la misteriosa Virgen de los Clarines. Es la misma virgen coronada como punto de unión en esta nueva aventura, hecha realidad por Carlo Armas Ponce y un equipo de colaboradores, entre los que humildemente me cuento, es otro viaje tan distinto que se hacía desde el Caribe venezolano al despuntar el siglo veintiuno, recordando la expedición pobladora del onubense Francisco de Vides en las embarcaciones Nuestras Señora de la Concepción y Nuestra Señora del Rosario, que tocan nuestro mar de Cumaná al finalizar el año 1592.

Todo comenzó con un acto de hermanamiento promovido por Carlo entre nuestro pueblo de Clarines y el Municipio de Beas en Huelva, el 7 de abril de 1994. Un museo, se pensó, un museo de Venezuela en España, con las formas arquitectónicas de la casa tradicional de Clarines, y ya en el 2004, bajo ese nombre “Casa Tradicional”, está el proyecto básico redactado por el arquitecto venezolano Roberto Castillo, desarrollado y definido como proyecto de ejecución por los arquitectos españoles Antonio Barrionuevo Ferrer y Julia Molino Barrero. Dos años más tarde, la casa de dos plantas, de patio andaluza-mediterránea, con techos de teja curva, madera y caña brava venezolana, estaba lista para ser inaugurada. Todos los materiales de construcción los llevó Carlo Armas Ponce a España, expresamente desde las tierras orientales y toda la carpintería también fue elaborada aquí, ¿Cómo lo hizo? Explicarlo en detalle sería motivo de otra crónica. Lo importante es que la Casa Museo de Venezuela en España, localizada en la calle Ramón y Cajal de la localidad de Beas, provincia de Huelva, Andalucía, queda abierta al público desde el año 2007. Aquel día miércoles 2 de marzo, los alcaldes del Municipio Beas (España) Juan Elías Beltrán y del Municipio Bruzual (Venezuela) Leovardo Canache Ron, además del Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en España Arévalo Méndez Romero, y quien esto escribe, acompañamos a Carlo Armas Ponce en el histórico acto entre centenares de personas. Lleno de emoción Carlo dijo “es un día para celebrar el cumplimiento de los sueños, como es la Casa Museo de Venezuela en España, un proyecto que cree en la cultura como riqueza, sueño de cada uno de los que ha aportado energía, pasión y fe, ese sueño que realmente empezó la noche del 31 de diciembre del año 2000”. Entonces se escucharon los tambores del Ensamble Tierra de Gracia y los coros de la Asociación Cultural Fe Clarinera, de la Hermandad de Nuestra Señora de Clarines y Los Clarineros y Reja y Cal con hermosísimas canciones, mientras se brindaba con guarapo de papelón oriental, chicha andina y vino de Beas. Las fotografías de Miguel Acosta Saignes y numerosas piezas de arte e instrumentos musicales de distintas regiones, junto a una réplica de la Virgen de Clarines, trasladada, ahora sí, desde Venezuela a Beas, reafirmaban en el sitio la grandeza de nuestra diversidad cultural.

Pero no todo se reducía a la hermosa casa con galería de doble altura, patio central, techo venezolano y colecciones de arte expuestas allí en Beas, muy cerca de Nieblas y de Trigueros, el pueblo natal de Francisco de Vides. Se avanzaría mucho más en la propuesta, y en la misma fecha de la inauguración ya había tomado forma el proyecto básico de arquitectura de una segunda fase que debía ubicarse en la parcela contigua en forma de L de la calle Ramón y Cajal. Allí estaría con sus tres niveles y su sala de actos, videoteca, biblioteca, el “Pabellón de la Luz”, conectado al patio y a la planta baja de la casa, para usos museísticos, representaciones teatrales, conciertos, veladas, cine al aire libre, con un cambio de lenguaje arquitectónico creado por los autores del proyecto, Antonio Barrionuevo Ferrer y Julia Molino Barrero. Aunque se pensó en el apoyo de la Diputación Provincial de Huelva, del Ayuntamiento de Beas y del propio Ministerio del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela, esta segunda fase no se llegó a materializar. Sin embargo, la Casa Museo siguió activa con numerosos programas y el acompañamiento siempre entusiasta del Ayuntamiento y la comunidad de Beas que llega a organizar una sociedad de amigos del lugar venezolano-andaluz. Instituciones de gran prestigio académico, como la Universidad de Huelva, la de Sevilla, el Colegio La Rábida también sumaron a la iniciativa y Carlo Armas Ponce sigue avanzando en la tarea de difundir la cultura de Venezuela en toda aquella región de España.

Entre distintos proyectos surgió uno que tendría una escala superior, por la innegable importancia del personaje que Carlo Armas Ponce conoció, a través de su padre Alfredo Armas Alfonzo, y al que entusiasmaría con las propuestas de Beas, muchos años después de encontrarlo en el famoso trapiche de la Hacienda la Trinidad en Caracas, adonde llegó Carlo para restaurar el techo de la casa de grandes esculturas. Aquel hombre de ojos azules y pelo blanco, conversación pausada y tan agradable como su propia sonrisa, era Cornelius Zitman, ligado eternamente a su inseparable compañera Vera Ross y a una obra creativa monumental, inspirada en los seres más humildes y auténticos de esta Venezuela. Un verdadero homenaje a Zitman a sus 82 años en España, fue el gran propósito y se comenzó en el año 2008 en la Casa Museo de Venezuela en Beas con 37 esculturas y 26 dibujos (Zitman y su Tribu), para seguir con una inédita restrospectiva en el Museo Provincial de Huelva con más de 200 obras, finalizando en octubre del año 2011, al abrirse las nuevas salas de exposiciones del Museo Conde Duque, con la muestra Cornelis Zitman en Madrid, 103 esculturas en bronce (incluidas el Torerito, 1954 y el Muertecito,1965), 25 dibujos y el famoso óleo sobre tela, Holanda, con el que inició su carrera artística en al año 1946. Apoyamos desinteresadamente todo el proyecto, y en aquellos años que pasarían tan rápido entre Beas, Huelva y Madrid, acompañamos a Carlo, a Zitman y a Vera, para comprobar el crecimiento de una hermosa amistad. En el trayecto nos encontraríamos con otro aliado, Domingo “el flaco” Álvarez y se harían largas nuestras conversaciones, sin dejar de asombrarnos por el significado de una Casa Museo de Venezuela en Beas, y el gran espíritu emprendedor de Carlo Armas Ponce.



El autor con Carlo Armas, Cornelius Zitman y Domingo “el flaco” Álvarez. Caracas. 2008
Credito: Fundación Centro de la Diversidad Cultural






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Benito Irady

Escritor y estudioso de las tradiciones populares. Actualmente representa a Venezuela ante la Convención de la UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y preside la Fundación Centro de la Diversidad Cultural con sede en Caracas.

 irady.j@gmail.com

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