Confieso que he vivido...una rápida mirada introspectiva

"Confieso que he vivido" fue la frase elegida por el poeta chileno Pablo Neruda para titular sus memorias, publicadas en 1974. "Confieso que he vivido" me atrevo a declarar, gracias a las experiencias que he tenido a lo largo de estos primeros 40 años de existencia -matizada con risas y a veces con lágrimas, con amores y desamores- pero perfectamente representada en esos momentos que he disfrutado por el puro placer de la vida misma, creyendo firmemente que no es lo material, ni los objetos y bienes que acumulamos en el transcurso del tiempo lo que nos hace felices, sino lo que somos, lo que sentimos, lo que ofrecemos al mundo a manos llenas.

También en la otra vida (la laboral), muchos han sido los encuentros y desencuentros, las satisfacciones y los enojos, simplemente porque así es la vida toda: un universo de colores diversos donde convergen múltiples emociones y sensaciones; de nosotros depende escoger la tonalidad con la que deseamos vestir nuestro andar.

La escritora y periodista mexicana Ángeles Mastretta, en su libro "La emoción de las cosas" (2012), más que un ejercicio autobiográfico, realiza un recorrido introspectivo, donde recuerdos, anécdotas y reflexiones coinciden en una exposición sentida de lo que ha sido su presencia terrenal y espiritual. De estos textos cito el siguiente por considerarlo casi como un credo vital:

Yo me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por el abismo del amor, ni por el miedo ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contrariada. Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre. Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme: ni la pena ni el éxtasis, para que cuando sea vieja tenga como deleite la detallada historia de mis días. (Mastretta, A. 2012. El patrimonio de lo insólito, en: La emoción de las cosas. Pág. 267).

Nuestras vivencias pasadas nutren el presente y abonan el camino futuro, construyéndonos, rehaciéndonos, formándonos; por eso, del texto referido rescato ese afán de sentir a plenitud cada situación, cada emoción, cada experiencia, para al final de nuestros días tener algo interesante y único que rememorar, porque como escribió el Gabo (2002): "la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla". Con su permiso, me retiro para continuar viviendo, nos vemos en el camino.

*Periodista y docente universitaria

 

anachavez28@yahoo.es



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1155 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter