¿Incompetencia? ¿Ineficencia? o ¿Corrupción?

Esta es una carta de denuncia contra la ineficiencia, la ineptitud y la corrupción en nuestras instituciones públicas, concretamente en el Ministerio de Educación Superior y el Fondo de Prestaciones Sociales en el Ministerio de Finanzas.

Yo soy una docente jubilada por el Ministerio de Educación Superior desde junio de 2003. Aún cumpliendo con todos los requisitos necesarios exigidos por la Ley y sabiendo que ya se han comenzado a cancelar las prestaciones a funcionarios jubilados de 2004, hasta la fecha no he recibido mis prestaciones sociales.

La ley en Venezuela, como en muchos otros países, obliga al empleador (tanto en el sector público como en el privado) a cancelar las prestaciones sociales al trabajador inmediatamente después que este último se jubile. No se qué tan bien se cumple esa ley en las empresas privadas, pero sí me consta que en el sector público, los trabajadores, con excepción de los altos funcionarios, si no tienen amigos, o contactos a quienes sobornar, deben esperar largos años la cancelación de sus prestaciones sociales, las cuales, debido a la inflación, y la especulación, pierden la mayor parte de su valor. Nadie ha recibido aún ningún interés de mora, el cual se hace prácticamente impagable después de tanto tiempo. Pero los empleadores en el sector público no se preocupan por ello, en fin, esto no afecta sus bolsillos. El dinero del Estado es de todos, es decir de nadie en particular.

Los funcionarios responsables de la tramitación de las prestaciones sociales en el Ministerio de Educación (tanto a nivel superior como en los demás), alargan el tiempo del proceso devolviendo hasta varias veces las carpetas con los documentos de los trabajadores, solicitando otros distintos.

¿Por qué el MES no manda a las instituciones educativas una lista completa y muy bien detallada de todos los requisitos solicitados, para evitar esas devoluciones? ¿Por qué no se instruye (y entrena) bien a los funcionarios de las instituciones educativas responsables de revisar los documentos entregados por los trabajadores antes de enviarlos al Ministerio y así evitar las devoluciones y las subsiguientes demoras? ¿O es que estas son premeditadas con el fin de llevar al trabajador jubilado a la desesperación y la disposición a “bajarse de la mula”?

A causa del cambio de la secretaria de Recursos Humanos en el Ministerio de Educación Superior, el proceso de la tramitación de las prestaciones se detuvo por un año.

El Ministerio de Educación Superior envía los documentos al Ministerio de Finanzas sin observar el orden de la fecha de jubilación, deteniendo sin razón alguna a otros, como ha sido en mi caso particular.

Por su parte, el Ministerio de Finanzas, (donde mis documentos están desde el 25 de septiembre de 2006) juzgando por la información obtenida de varios funcionarios (entre ellos uno de rango relativamente alto), parece estar funcionando de manera fortuita, secreta, nada definida o previsible. No se sabe ni cuándo, ni cuánto dinero será recibido para las prestaciones, ni cómo será distribuido el presupuesto destinado a las mismas. Por lo menos esta es la impresión que uno se lleva después de consultar esos despachos: “quizá si, quizá no”, “no pierda la esperanza”, “vuelva dentro de un mes”, etc. Sin embargo, algunas informaciones me quedaron bien claras, por ejemplo, que los pagos sin observar el orden cronológico de jubilación se hacen por orden directa desde “arriba”. A mi interrogante por qué los anuncios del presidente en cuanto al pago de las prestaciones sociales de TODOS los trabajadores jubilados hasta el año 2003 (inclusive) no se cumplieron, recibí la respuesta que el presidente cree que todo marcha tal cual lo había dispuesto, porque así le dicen los informes de los ministros, quienes o de verdad no saben qué pasa en sus ministerios o prefieren presentar una realidad “maquillada” para no perder su puesto.

El presidente Chávez solicitó que el pueblo denunciara las irregularidades, la corrupción e ineficiencia en el trabajo de los funcionarios públicos. Bueno, hago mi denuncia pública, gracias a este medio. ¿Quién la oirá? Ojalá el mismo presidente; pues todos los que están más abajo parecen ser cómplices de esta situación. Si estoy equivocada, por favor, corríjanme.

Caracas, 31 de enero de 2007


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