Chávez: el grosero

Victor Hugo en su extraordinaria obra LOS MISERABLES, relatando los hechos ocurridos en la batalla de Waterloo, específicamente en el capitulo XV denominado CAMBRONNE, escribe lo siguiente:

“Queriendo el lector ser respetado, no podría ser aquí repetida la más bella frase que quizás jamás haya dicho un hombre. Prohibición de mencionar lo sublime en la historia.

Por nuestra cuenta y riesgo, nosotros infringimos esta prohibición.

Así pues, entre aquellos gigantes, hubo un titán: Cambronne.

Decir esta palabra, y luego morir. ¡Qué cosa hay más grande! Pues morir es quererlo, y no fue culpa de aquel hombre si, ametrallado, sobrevivió.

El hombre que gano la batalla de Waterloo no fue Napoleón derrotado, no fue Wellinton replegándose a las cuatro, desesperado a las cinco; no fue Blücher que no combatió; el hombre que gano la batalla de Waterloo fue Cambronne”.

¿Quien fue este Cambronne y su extraordinaria palabra que se hace merecedor de la apología de un escritor de la talla de Victor Hugo?

La respuesta a esta interrogante la conseguimos en la misma obra, en el capitulo XIV EL ULTIMO CUADRO, el Sr Cambronne era un oscuro oficial del ejército de Napoleón y obtuvo su gloria en los momentos finales de la batalla de Waterloo, a continuación un extracto del capítulo:

“Aquellos combatientes tenían a su alrededor como un hormiguero de espectros, siluetas de hombres a caballo, el perfil negro de los cañones, el cielo blanco, visto a través de las ruedas y de las cureñas, la colosal calavera que los héroes entrevén siempre entre el humo en el fondo de la batalla, avanzaba hacia ellos y los miraba. Pudieron oír, en la sombra crepuscular, que cargaban las piezas, las mechas encendidas, semejantes a ojos de tigre en la oscuridad, formaron un circulo en torno a sus cabezas, todos los botafuegos de las baterías inglesas se acercaron a los cañones, y entonces, conmovido, teniendo el instante supremo suspendido encima de aquellos hombres, un general ingles, Colville, según unos, Maitland, según otros, les grito:

  • ¡Rendíos, valerosos franceses!

Cambronne respondió:

  • ¡Mierda!”

Si a esto le unimos que el premio nobel de literatura Gabriel Garcia Marquez termina una de sus novelas con la misma palabra, dicha por Chávez cuando estaba relatando una entrevista de la escritora Oriana Falacci a uno de sus famosos entrevistados, no nos queda más que concluir que efectivamente Chavez es un grosero

GROSERO PERO MUY BIEN ACOMPAÑADO

PD: subrayado por mi


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1938 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter