Hacia una política exterior venezolana centrada en los medios de producción y en la soberanía

Las políticas económicas e internacionales de los países en desarrollo se han basado en una gran proporción en la defensa de sus materias primas y en las situaciones de dependencia que ellas le generan. Esta dependencia nació o nace en que su explotación se fundamenta en su explotación exclusivamente para satisfacer las necesidades de los países industrializados, que por lo demás iniciaron y continúan controlando esta explotación.

Se ha dejado de lado como tema central, ya que se le trata ya casi marginalmente, el hecho que el valor agregado de estos productos es bajo y sus precios en el mercado internacional son inestables pues están sujetos a las fluctuaciones de la demanda o necesidades de esos países industrializados, que manejan los mercados según su conveniencia.

Al ser solo proveedores de las materias primas carecemos de la infraestructura de investigación en su ciencia y su tecnología que permitiera el desarrollo de otras aplicaciones o productos distintos a las materias primas que suministramos. Se eterniza así la dependencia y muere nuestra independencia. Por eso en Venezuela el INTEVEP y otros por crearse, son vitales.

En el aparente proceso de reactivación comercial petrolera con EEUU que se está difundiendo en los medios, debe participar en su totalidad la industria y el INTEVEP, para no repetir los mecanismos de la dependencia, discutiendo en base a sus necesidades y tomando en cuenta las nuestras que no son solo de financiamiento inmediato. Debe negociarse no solo materia prima petróleo o gas, sino también productos procesados de la petroquímica o de refinación. Negociar sus necesidades y las nuestras de crear medios de producción en esa área.

Esta concentración en las materias primas de los países subdesarrollados, desvía la atención y la inversión de la diversificación económica y el desarrollo de industrias manufactureras, en todas sus dimensiones, individuales, pequeña, mediana, grande, que son los medios de producción necesarios para agregarle más valor a las materias primas originales.

Los medios de producción son en primer lugar, las unidades de producción, pues son las instancias organizativas y concentradoras de otros medios de producción y de los instrumentos de trabajo que se requieren para la generación de productos, incluyéndose sistemas complementarios como la infraestructura, la tecnología, herramientas e instrumentos de trabajo, obreros y trabajadores directos en la producción y la educación y la innovación que surge en esos centros de trabajo, sin lo cual a una nación no podrá transformar sus recursos en bienes de mayor valor.

Al centrarse en los medios de producción, un país puede sumar a la materia en bruto que ya comercializa, productos terminados que por tener mayor grado de elaboración y de trabajo adquieren un mayor valor y precio, al ser exportados, generan mayores ingresos y no están tan sujetos a las fluctuaciones del mercado tradicional.

Esto genera empleo calificado, contribuye a diversificar la economía, nuevos sectores productivos y de servicio y por lo tanto alcanzar mayores niveles de desarrollo nacional. Es un cambio de modelo que requiere voluntad política, inversión a largo plazo y una visión que trascienda la coyuntura del momento, pero es el camino que deben seguir las naciones que desean luchar para salir del subdesarrollo.

El objetivo de este artículo, es plantear que a la batería de planteamientos que la política exterior venezolana maneja se incorpore como una política exterior central, el impulso a la creación, multiplicación, reparación, reactivación, ampliación de las unidades de producción en todos los sectores productivos, a considerarse en las instancias internacionales donde participamos. Podría bosquejarse inicialmente como una Política de sustitución de proveedores que de impulso inicial al desarrollo productivo.

Pues en tanto que los medios de producción propios son la columna vertebral productiva del desarrollo, la promoción de políticas creación de medios de producción e industrialización de sus materias primas con diversos niveles de complejidad son el mecanismo idóneo para superar la pobreza, la miseria ancestral en que nos hemos desenvuelto como países. Y que tenemos el derecho y el deber chavista, histórico, ético y político de hacerlo, como parte de una diplomacia transformadora que defiende la dignidad productiva de los pueblos. de hacerlo.

Esta propuesta no debe entenderse como un asunto meramente interno, o la proyección de la imagen del país, sino como una expresión legítima de soberanía económica y corresponsabilidad con los otros países sometidos. Es la concatenación más sincera, de nuestros esfuerzos internos de desarrollo con su difusión y aprovechamiento por otros países que cometen la demasía de buscar su bienestar y la mayor felicidad para su población.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 691 veces.



Oscar Rodríguez E


Visite el perfil de Oscar Rodríguez E para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: