Hay una frase que ya se ha convertido en un lugar común, la cual señala que "hacer humor es algo muy serio". De hecho, quienes se dedican al oficio del humorismo deben tener cuidado de no cruzar la frontera entre la irreverencia y la falta de respeto, por lo que deben manejar algunos temas con mucho cuidado.
Esta reflexión la hago luego de ver (gracias a las omnipresentes redes sociales) la actuación de un supuesto comediante llamado Ignacio "Nacho" Redondo quien, durante una reciente presentación suya se dedicó a humillar, mediante burlas irracionales, a las personas con discapacidad. No fueron pocos los comentarios que este personaje vociferó, mancillando el honor de ciudadanos que tienen algún padecimiento. El fulano reiteró constantemente sus insultos, en una verdadera muestra de odio que haría las delicias que grupos neonazis, del Ku Klux Klan o de cualquier movimiento supremacista.
El "caballero" en cuestión ridiculizó a estas personas, menospreció a los atletas paralímpicos y argumentó que Dios se encargó de hacerlas así, mientras a él lo premió como "comediante". Sin embargo, la verborrea abiertamente ofensiva (cargada de mensajes que recuerdan la justificación del horrendo holocausto) no se limitó a las personas con discapacidad. También hubo espacio para la xenofobia, la intolerancia religiosa, el racismo, el desprecio hacia los pueblos originarios, un machismo enfermizo, ataques directos contra el público presente en la función, ínfulas de superioridad (¿racial? ¿intelectual?) y, por supuesto –no podían faltar-, los adjetivos escatológicos y denigrantes contra Venezuela y los venezolanos.
Tengo entendido que este vergonzoso "espectáculo" se llevó a cabo en el Aula Magna de mi amada Universidad Central de Venezuela, institución de la cual egresé y que llevo siempre en mi corazón. De ser así, las autoridades de la máxima casa de estudios del país deberían fijar posición y, al menos, ofrecer disculpas por convertir un espacio académico en escenario para que un seudo humorista (cuya violencia verbal está más acorde con el payaso Pennywise de "It") vomitara su odio nazi contra personas dignas, que merecen respeto. El pensamiento de este Nacho Redondo es el mismo que ha justificado la exclusión y, en casos extremos, el genocidio.