Hace unos días saliendo de la UCV, después de una reunión, tome una camioneta por puesto en dirección a Carmelita, esas de aviso rojo. El estilo descuidado en el manejo del chofer y el inclemente calor de estos días caldeaban los ánimos en el congestionado transporte. Ya bien entrada la Av. Urdaneta el copiloto coloca en la radio unas declaraciones de Nicolás Maduro en el Congreso de la Patria.
Algunos usuarios se quejan y refunfuñan mientras yo intento prestar atención a la radio. Nicolás habla detalladamente de las dificultades sin precedentes que vive la Revolución Bolivariana, dice que estamos frente a un gran peligro que compara con los hechos del 11,12 y 13 de abril del 2002 y acto seguido, en un arrebato de euforia decreta un "13 de abril permanente".
Este decreto me estremeció, me abrí paso como pude entre los demás usuarios, le doy 20 bs al colector y me bajo azarado, sin prestar atención a las gritos e insultos del chofer que me reclamaba que el pasaje había aumentado. Al bajarme me voy corriendo en dirección a Miraflores, sudando y agitado. En medio de mi carrera sólo escucho el ruido de los carros y las bocanadas de aire que tomo para poder acelerar el paso. Al llegar no pude dar crédito a lo que mis ojos veían. Busque sin poder hallar a Nicolás con un megáfono mezclado entre la gente, sacando sus dotes de agitador aprendidos en sus años de militancia en la educación media y en la lucha sindical. Busque después a Iris Varela, iracunda, despeinada y con la cara roja explicándole a la gente la situación. Intente encontrar a Juan Barreto gritando a todo gañote. Miré alrededor a ver si veía a Aristóbulo dispuesto a defender la Revolución como sea necesario, "con ese tumbao que tienen los guapos al caminar" y dejando entrever una 38 cuya cacha se asomaba en el cinto... Sin embargo, no los encontré, no vi a ninguno de ellos. Tampoco habían muchedumbres agolpadas en los barrotes de Miraflores.
Llame de inmediato a algunos camaradas en Aragua para preguntarles si estaban en alguna plaza con el negro Chourio, a la cual ellos me respondieron extrañados que no. Llame a varios compañeros y compañeras dirigente populares para preguntarles si habían compañeros en los barrios agitando, reconociendo los errores pero diciéndole a la gente que ahora el poder es suyo, invitándoles a tomar el cielo por asalto, convocando para Miraflores. Entre risas me contestaban que no.
Aturdido por la situación voy a mi casa y prendo el televisor a ver si veo a Ana Elisa Osorio dando declaraciones en una mezcla de sentimientos que le quebrarán la voz. Al no verla, cambie de canales intentando ver a Diosdado, a Navarro, a Bernal. Todo fue en vano. Todo parecía estar en la normalidad. Excepto por una noticia de un golpe de Estado en Brasil.
Desconcertado salí de mi casa a caminar, me tropecé con algunas colas kilométricas, escuche los abucheos de la gente al ver como funcionarios de la GNB y la PNB montaban unos sacos de pañales en la patrulla. Seguí caminando y entre a una panadería para comprar algo de tomar y pasar el sobresalto. Dos señores tomando café hablaban de los problemas en el suministro de agua y del alto costo de la vida. Después de tomarme a dos sorbos el jugo, me dije sintiendo que había hecho el ridículo "debe ser que el decreto del 13 de abril permanente aún no entró en vigencia".
De pronto un malestar repentino me agobia, sentí un vacío escalofriante, un vértigo, sentí de pronto el ambiente denso y lúgubre como en vísperas de aquel 11 de abril del 2002... y me pregunte ¿Cuando entrará en vigencia el decreto?
