Ricado Sánchez y cuatro puntos

1.      Fui un integrante más de la lucha contra el movimiento estudiantil “manos blancas”. Recuerdo como el cese de concesión de RCTV fue un punto de efervescencia que sirvió de catalizador para la organización y movilización de las fuerzas estudiantiles contrarevolucionarias. Valga acotar, aún no se ha realizado un balance necesario de los daños al proceso revolucionario ocasionados por los planes desestabilizadores, empleados en ese momento para detener el proyecto de “Reforma Constitucional” y erosionar la legitimidad política del chavismo. Ante esta realidad, cientos de jóvenes y colectivos estudiantiles nos dimos a la tarea de hacer frente a semejante ofensiva contrarevolucionaria. Estas confrontaciones se manifestaron de diferentes formas, desde debates televisados hasta encontronazos, en el que las pasiones exacerbadas en ambos bandos, entorpecían las palabras y daban pasos a otras formas de expresar nuestros disensos. En todas esas formas participé activamente. Sin embargo, siempre he creido en cultivar el respeto por el adversario, aun cuando sea considerado el más vil de ellos. Por ello, considero que la posición de Ricardo Sánchez ayer y hoy debe ser respetada por todas y todos los que conformamos las filas del chavismo.

 

2.      Sin lugar a dudas el nombramiento de Ricardo Sánchez como candidato del GPP a la AN se traducirá, en el transcurso de esta semana, en un debate álgido. Este hecho seguramente causará cierto escozor entre quienes participamos de la encarnizada lucha por el sentido político del movimiento estudiantil venezolano.  Es comprensible que asi sea. Sin embargo, creo que le hariamos un flaco favor al proceso revolucionario si nos centramos en la descalificación a la figura de Ricardo Sánchez, sin lograr desentrañar las razones de fondo que conducen a dicha política de alianzas. Debemos recordar que nuestra lucha nunca fue contra Ricardo Sanchez, fue a favor de la transformación universitaria y en función de construir un movimiento estudiantil revolucionario. 

 

3.      Me parece un acierto político de Nicolás Maduro el lograr incorporar a Sánchez y al partido Alianza para el Cambio a las filas del GPP. Creo que es un mensaje efectivo en función de avanzar en el convencimiento de las bases opositoras no radicales de origen popular. Esto no hace del partido Alianza para el Cambio un partido revolucionario, ni de Ricardo Sanchez un socialista. A pesar de esto, contribuye a aislar a los enemigos radicalizados del proyecto chavista y permite abrir el espacio a un frente común con un carácter antimperialista y quizas antifascista. El frenético rechazo de este hecho por las filas revolucionarias solo puede mandar un mensaje al resto de la sociedad de intolerancia y sesgo, esta percepción lejos de sumar estrecha las posibilidades para seguir construyendo una mayoría sólida, que simpatice con el proyecto socialista.

 

4.      No obstante, es de vital importancia que el compañero Nicolás Maduro haga gala, lo antes posible, de esa capacidad de manufacturar consensos pero al otro lado del espectro político. Hago referencia a la necesidad de abrir diligentemente el debate con sectores de la izquierda que sostienen criticas profundas y muchas veces justas a la conducción de la revolución y que tristemente no han sido escuchados. Esto es una deuda pendiente, una tarea urgente para la unidad revolucionaria, que debe ser el núcleo real de cualquier política de alianzas.



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Damian Alifa

Combatiente en la batalla de las ideas

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