Desestabilizar a Venezuela

Los Estados Unidos viven actualmente un proceso de recesión político-económica y social, recesión donde, sin lugar a dudas, el único responsable es la actual administración republicana que regenta la Casa Blanca. El presidente George W. Busch a través de su política expansionista y militarista ha conducido al país del norte al caos total, una de las crisis más grandes que pueda recordar esa nación.

La caída de la moneda norteamericana en los mercados internacionales es fiel reflejo de la misma, aunado a la promoción de guerras, que como único objetivo tiene el proveer de energía barata. La baja en las encuestas del candidato republicano no deja de ser preocupante si analizamos que hoy no hay definido un candidato por el partido demócrata, la situación se torna desesperada. La situación de América Latina y el efecto reflejo de la revolución bolivariana es otra de las variantes que le quitan el sueño al gobierno imperialista de Washington, depende de la estabilidad de nuestro proceso la continuidad histórica de todos los cambios que hoy se viven en toda nuestra América. Podemos esperar cualquier intento de desestabilización por parte del gobierno norteamericano en contra de la Revolución bolivariana para ayudar a contribuir a la perspectiva con que se asume la propuesta republicana. Derrocar el gobierno legítimamente constituido en nuestra Venezuela es la tarea prioritaria de ese hegemónico estado imperial.

Para ello el Imperialismo norteamericano se jugará el resto, hoy no hay nada que perder y mucho por ganar. El proceso de desestabilización es un hecho. La oligarquía criolla, como brazo ejecutor de esas políticas, ha desplegado toda su maquinaria de guerra sucia en contra de la Revolución bolivariana. No es de extrañar un proceso paulatino de huelgas, guarimbas, cierre de avenidas y toda clase de acciones que generen malestar entre la población. Sin descartar la arremetida tendiente a lograr mayor índice de desabastecimiento agroalimentario, así como el aumento de la especulación.

Para nadie es un secreto que producto del neoliberalismo se produjo un proceso de fragmentación de nuestro pueblo. Hoy la Revolución bolivariana lucha para reconstruir nuestra identidad, lacerada por heridas que aun no sanan y vacíos que hoy por hoy se sienten en nuestra sociedad, la voluntad política de nuestra Revolución promueve valores de integración social, así como la consolidación del poder popular, uno de los desafíos más grandes que tenemos quienes seguimos pensando en una sociedad en la que nos hagamos cargo de crear conscientemente nuestra historia. Una nueva cultura donde se niega los valores enajenantes del capitalismo.

¿Cómo podemos enfrentar hoy al imperialismo norteamericano en lo que podríamos llamar su mayor ofensiva de esta década?

Unidad, sin lugar a dudas. La unidad es la piedra fundamental de nuestra Revolución.
La unidad es una compleja construcción colectiva, donde las miserias humanas plagadas de contradicciones producto del oportunismo político, deben ser desenmascaradas con el único objetivo de neutralizar cualquier corriente divisionista que atente en contra del colectivo. No debemos permitir que estas corrientes divisionistas se consoliden y solapen la UNIDAD revolucionaria. La designación o elección de candidatos para los próximos comicios es una de las debilidades que puede ser aprovechada por el imperialismo para crear el caos en nuestras filas, hemos superado el analfabetismo político y la cultura de adaptación y resignación depende de nuestra madurez política, la actitud con que asumamos las líneas que emane nuestro partido (PSUV), que a pesar de todas las vicisitudes en su creación o nacimiento es la única herramienta para consolidar nuestra cohesión entre las bases (batallones, organizaciones sociales y el poder popular) en la construcción y continuidad de nuestra Revolución. Ya no somos objetos manipulados por intereses económicos de una oligarquía putrefacta y derrotada, así como del imperialismo. Entender y sincerar las causas de las desviaciones de aquellos que se hacen llamar revolucionarios, es prioritario en esta etapa, comprender sus mezquinas ansias de mantener cuotas de poder muy por encima de los intereses del colectivo, no prestarnos a su juego desmoralizante y perturbador, enfrentarlos con las armas que nos proporciona la verdad revolucionaria y la luz que universalmente está de nuestro lado debe contribuir a la unidad necesaria para el triunfo.

La ética de la unidad, así como la disciplina revolucionaria, son las constantes que debemos manejar y hacerlas conscientes en nuestra cotidianidad. Es necesario entender que el percance de diciembre del 2007 es una clara muestra de nuestra debilidad ideológica, esa derrota en el campo de la ideología determinó nuestra incapacidad colectiva de entender y comprender la realidad, que estaba implícita en la propuesta de reforma de nuestra Constitución. El sectarismo, la disputa insana en el seno de nuestras organizaciones de base, son síntomas de un débil e ineficaz compromiso con nuestro pueblo, no podemos ceder espacios conquistados a la derecha, es nuestra tarea fundamental en estos próximos comicios.

La unidad, pués, es el sinónimo de victoria, divididos somos blanco fácil del imperialismo. Debemos entenderlo y practicarla. ¡Unidad, Unidad!

NO HAY NADA MÁS EXCLUYENTE QUE SER POBRE.

Patria, Socialismo o Muerte…
Venceremos.

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Ricardo Abud

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en Union County College, NJ, USA.

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