Fragmentos de la realidad.
Desde los primeros meses del año 2019, diversos analistas, inversionistas, asesores y miembros de grupos dedicados a las finanzas desde EEUU, Europa y Asia, alertaban acerca de una evidente desaceleración y enfriamiento de las economías y consecuencialmente un gran riesgo de avanzar hacia una recesión con alcance e impacto mundial. En esas proyecciones analíticas se tomaban en cuenta varios factores, entre diversos aspectos fundamentales que apuntaban hacia ese posible y grave escenario global. Por una parte cuestionaban que seguían construyéndose numerosos instrumentos financieros altamente especulativos, que al igual que en 2008 podrían desencadenar la explosión o el desinflado de estas burbujas. Se trata de los denominados "derivados" que básicamente consisten en la creación artificial e intangible de instrumentos de inversión basados en los montos de los intereses a cobrar por préstamos en un futuro proyectado en breves, medianos y largos períodos de años. Con estos montos de dinero a futuro, se construyen otros instrumentos para vender como sucesivos derivados, hasta convertir esas enormes cantidades de dinero irreal en verdaderas pirámides especulativas y explosivas.
Otro aspecto de gran importancia que alimenta esa desaceleración, enfriamiento y un riesgoso desenlace de recesión económica mundial, lo constituyen la gran variedad de sanciones económicas y comerciales que los funcionarios de Estados y Gobiernos de los EEUU, la Unión Europea y Reino Unido, le vienen aplicando a un creciente número de naciones como Cuba, Nicaragua, Irán, Turquía, Siria, Libia, Venezuela, Rusia y China, a las cuales han seguido sumando otras naciones también castigadas por intentar mantener posiciones de Estado y Gobierno autónomas, soberanas y decididas a construir nuevas alianzas geo-económicas y geopolíticas. Estas sanciones expresadas de maneras diversas, afectan los flujos de las exportaciones e importaciones de estos países y del resto de las economías, incluyendo las naciones emisoras de las acciones contra las economías y poblaciones de los países afectados, así como también aquellos países cuyos funcionarios de Estado y de Gobiernos han decidido sumarse al perverso tren de castigos dirigidos por los funcionarios públicos de EEUU y empujados por los de la Europa ya señalados. No es necesario estudiar economía, contaduría, administración de empresas o matemáticas para comprender, desde el más práctico e inteligente sentido común y la sustentabilidad propia de los seres humanos, que todas esas acciones especulativas y la aplicación de perversas y criminales sanciones contra las economías nacionales y sus pobladores/consumidores le harían graves daños a las naciones que viven de vender, comprar, endeudar e invertir a otras naciones en el dinámico escenario internacional. Es como creer que si golpeas un avispero, estos insectos no te atacarán con sus aguijones y fluidos dolorosos y hasta mortales. Es como decidir obstaculizar/sabotear/prohibir suministrarles aguas, fertilizantes/nutrientes y herbicidas a los sembradíos de árboles de manzanos, olivares, aguacates, higueras, mangos o castaños y luego pretender que estas acciones destructivas no dañarán la producción de frutos y las actividades económicas que se entrelazan con la venta, el consumo, las actividades laborales y el pago de impuestos municipales y nacionales relacionados con estas actividades económicas.
En el caso específico de Venezuela, la aplicación de severas y crecientes sanciones económicas, diplomáticas, comerciales, daños y secuestros de sus activos estatales, agresiones armadas y violentas, intentos frustrados de golpes de estado, organizados por los funcionarios de Estados y Gobiernos de los EEUU, algunos países miembros de la Unión Europea, Reino Unido y de varias naciones de América Latina, han tenido un gran agravante con la participación de directivos nacionales y regionales de varias organizaciones políticas-partidistas venezolanas. Es muy triste y lamentable registrar como una variedad de activistas políticos del país se han dedicado a servir de instrumentos activos para intentar "legitimar" todas las graves, intensas, perversas, prolongadas y criminales acciones de bloqueos y saboteos contra la economía nacional pública y privada, contra la inmensa mayoría de los habitantes del país, a cambio de recibir visados y nacionalidades expresas/rápidas para ellos y sus familiares, así como el ingreso a cuentas internacionales propias o de testaferros de cantidades de millones de dólares, euros y libras esterlinas. Recuerdo como en los primeros meses del 2016 algunos de los nuevos diputados electos en diciembre de 2015 en las listas de la Oposición Liberal, afirmaban muy emocionados en los programas de entrevistas de las televisoras privadas (Globovisión, Televen, Venevisión y varias regionales) que ya ellos habían comenzado a realizar variadas diligencias ante organismos internacionales como Mercosur, Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Fondo Monetario Internacional (FMI) Banco Mundial (BM) y otras instituciones multilaterales, para exigirles que no le aprobarán más créditos, intercambios comerciales o ayudas de cualquier tipo al Estado Nacional Venezolano. Es decir, que estos héroes/próceres de la Patria del Libertador Simón Bolívar, ya habían acordado formalmente someter y castigar a la mayoría de venezolanos a pasar trabajo, hambre, colas y sufrimientos, aún cuando los habían respaldado votando/sufragando mayoritariamente por ellos para elegirlos como Diputados de la Asamblea Nacional. Ese fue el regalo y retribución que esta extraña "élite política" venezolana le devolvió al pueblo venezolano. Le aplicaron la del alacrán que le clavó la ponzoña a la rana, después que ésta le salvó la vida pasándolo al otro lado del río creciente.