Tras las declaraciones de Obama se ha avivado con mucha fuerza el sentimiento antiimperialista en el gran pueblo SurAmericano. Es nuestra tarea impedir que esa llama se apague y profundizar con fuerza en ese sentido. Es de primer orden la unidad generada en defensa del proyecto bolivariano, incluyendo a quienes tienen más y menos confianza sobre el actual rumbo del proceso bolivariano. Por ello es imprescindible entender que hasta en las situaciones de más dificultades los debates deben mantenerse vivos, es ahí en la más amplia democracia donde se encuentra la fuerza vital para confrontar la ofensiva de los EEUU.
Opiniones van y vienen, todas apostando al desarrollo de las mejores armas para defendernos frente a los riesgos de la política injerencista. Desde quienes parten de la necesidad de cerrar fila y dejar las críticas de lado, hasta quienes desmeritan la posibilidad de un escenario de intervención militar, expresan los diversos matices de la actualidad. De una manera u otra todos deben quedar recogidos en la actuación democrática frente a la crisis, es la única manera de empujar a la unidad de los pueblos latinoamericanos para seguir avanzando.
Las declaraciones de Obama y la nueva situación regional.
Desde el 2008 se abre a nivel mundial una nueva etapa. La hegemonía Yanquí comenzó un período de crisis a la que aún no le encuentran una clara salida, y frente al avance de otras potencias capitalistas como la Rusia y la China, a las grandes corporaciones EEUU se les ponen los pelos de punta. Por eso es una superficialidad restarle importancia al verdadero significado de las declaraciones de Obama. La realidad es que con la afirmación de que Venezuela es una “amenaza inusual y extraordinaria” se abre una nueva situación latinoamericana donde el imperio gringo deja claro que pasa a una política más ofensiva para defender lo que ellos siempre de manera irrespetuosa han considerado su “patio trasero”.
Por eso no es momento de descartar escenarios, la ofensiva pasea desde alternativas económicas hasta posibles escenarios en el terreno militar. No es hora de la varita mágica para adivinar escenarios. Hay que tener claridad meridiana -a diferencia de algunas declaraciones oficiales- que el proyecto bolivariano suramericano sí es una amenaza contra la injusticia, contra el colonialismo, y debemos trabajar para que así siga siendo.
Esta nueva situación regional pone en el tapete a Latinoamérica, es hora de jugar con fuerza en la nueva geopolítica mundial. Los cambios suscitados en Europa, la catástrofe en la economía EEUU, el auge de China como potencia mundial, la Rusia que disputa intereses en Ucrania, todos tienen los ojos puestos sobre Suramérica. Es por eso que estas declaraciones de Obama abre una nueva situación: Es el momento de las grandes disputas mundiales.
UNASUR y las graves angustias.
Me atrevo a afirmar que todos pasamos momentos desagradables al ver la lentitud con la que organismos como UNASUR asimilaron las declaraciones injerencistas, y a pesar del plausible comunicado resultado de la reunión del pasado 14/03/2015 las alarmas quedan encendidas. No es momento de refugiarnos en ritmos de la burocracia diplomática, hay que fortalecer la unidad de los pueblos suramericanos, promover su movilización y avanzar en las propuestas anticapitalistas a nivel regional.
El Imperialismo no tiene fronteras, por eso las Banderas del socialismo si son importantes.
Al mejor estilo de la vieja situación internacional no ha faltado quién trate de colar sus banderas de patriotismo burgués, generando una falsa polémica entre patria y socialismo. Pues no, sin independencia no hay patria, y sin anticapitalismo no hay independencia. Esta actual coyuntura debe servir de empuje para fortalecer una nueva visión del mundo e intensificar el rumbo socialista de nuestra revolución. Los desafíos de ser realmente soberanos pasa por lograr ser realmente productivos. No hay posibilidades de competir en el marco del capitalismo con la generación de mercancías a nivel mundial, las grandes potencias tienen en su mapa un papel claro para Venezuela: Producir más y más petróleo.
Si no nos afianzamos con fuerza en quienes vivimos e nuestro trabajo, si no apostamos al desarrollo de nuestra propia tecnología, si no intensificamos la producción en el campo con nuestras propias manos, si no rompemos la monoproducción petrolera no hará falta una intervención militar, caerá el proyecto por nuestras propias incapacidades. El antiimperialismo debe convertirse en lucha en el terreno económico, poner en revisión acuerdos internacionales pro capitalistas, revisar los acuerdos en la faja petrolífera del Orinoco donde se han colocado corporaciones guerreristas como la Halliburtón, boicotear los coqueteos con bancas internacionales que responden al interés del gobierno que hoy preside Obama. Para superar las amenazas imperialistas debemos recuperar el rumbo consecuente de la Revolución Bolivariana.
Nuestra mejor arma, el pueblo movilizado.
La Ley Habilitante tiene que ser motor para revitalizar el proyecto bolivariano resolviendo los problemas concretos que nos aquejan. No se puede seguir dando larga a los asuntos que hoy generan fuerte críticas en el pueblo. Es necesario- así como se propone en la editorial nº3 de Marea Socialista- que se avance en un plan económico de emergencia que planteé el control absoluto de la renta petrolera, que avance en la propuesta de auditoría pública para que los corruptos –profundos traidores a la patria- paguen con todo el peso de la Ley, que se revoquen leyes que atentan contra el proceso como el de las zonas económicas especiales. Debe convertirse la ley habilitante en una pieza clave para salir adelante y consolidar nuestra mejor arma, UN PUEBLO ENTERO MOVILIZADO por más socialismo, por más revolución SURamericana.
*Integrante del Equipo Promotor Nacional Constituyente de Marea Socialista
Correo: marin.alexanderg@gmail.com
Twitter: @AlexmgMS
