Quien aún considere que la política internacional desplegada por Estados Unidos en los últimos 100 años tiene como objetivo “la defensa de la libertad y la justicia”, es un pitiyanqui genuino o un ignorante. En poco más de un siglo Estados Unidos ha ordenado más de 150 intervenciones o invasiones militares en el mundo, al ritmo tenebroso de 10 por año. Todas estas intervenciones han tenido el sello de la “búsqueda de la libertad”, cuando la realidad fue y es proveer al país del norte de recursos energéticos, riquezas y mano de obra barata o esclava.
En octubre de 2001, EEUU y sus súbditos de la OTAN invadieron Afganistán para buscar a Osama Bin Laden, luego del ataque a las “torres gemelas”: más de 20 mil civiles y más de 15 mil militares de las fuerzas invasoras han muerto en la “Operación Libertad Duradera”. Las cifras para Irak son espeluznantes: casi 700 mil civiles y más de 50 mil soldados estadounidenses han muerto en la “Operación Libertad Iraquí” que comenzó en 2003. Buscaban unas armas de destrucción masiva que sólo llegaron en forma de misiles con las fuerzas invasoras. La última acción imperial perpetrada en Libia, también con sus súbditos de la OTAN, tiene la misma excusa de la libertad pero la misma real: el petróleo. Cinismo imperial.
Los ejemplos sobran. En Chile la injerencia gringa logró el derrocamiento y muerte de Allende. Pero no sólo en Chile, es en América toda. Está Paraguay, Argentina, Brasil, Bolivia, Haití, Uruguay, Venezuela, El Salvador, Honduras y un largo etc. Son decenas de países intervenidos a través de la CIA o de fuerzas militares. Pero para la derecha el imperio no existe, es “propaganda comunista”. Un cliché de izquierdistas.
Todo esto hay que recordarlo en estos momentos en que los gringos, sí, esos gringos que invaden y bombardean y se creen los dueños del mundo, sancionan a Pdvsa por venderle gasolina a Irán y advierten que algo viene por ahí contra nosotros.
Todo esto hay que recordarlo para los que creen que una invasión es un jueguito virtual, con controles a prueba de traumatismos en falanges, falanginas o falangetas. O una simple amenaza del “premio nobel de la guerra”. Véanse en los espejos de niños palestinos muertos, en los ojos del hijo y nieto de Gaddafi muertos, en los ojos de los miles de muertos civiles en Irak o Afganistán, en los rostros de tanta gente muerta e inerme, en los ojos de los prisioneros de guerra, en los ojos de los militares muertos. Son miles, millones de muertes en nombre de la libertad y la justicia. Véanse en la tragedia de las guerras. Pónganse la mano en el pecho y decida. No quedarán intersticios para esconderse de las esquirlas de las bombas. Todos seremos alcanzados. La lucha por la paz es aquí y ahora. ¿Pitiyanqui o ignorante?
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