Cápsulas contra la ponzoña

Me enfocaré en tocar 2 aspectos que mueven el escenario merideño, nacional e internacional:

1.- UN CURITA MAÑOSO: sobre el polémico caso de destituir al monseñor Baltazar Porras como cronista de la ciudad de Mérida, creo que el punto va mucho más allá de sí cumple o no con sus funciones. El tema está en preguntarse cómo puede alguien que no escucha a la gente común, no se diluye en los problemas o aciertos del pueblo merideño, ser el relator, el cronista de la polis andina. Enfrascado en su púlpito oposicionista, monseñor está más atento a bendecir las nupcias del inefable Nixon Moreno y la prófuga Patricia Poleo, que de elevar una oración por la paz y el bienestar de este estado. Por otro lado es una cuestión de método: la Iglesia parte del principio “histórico” que dios (con la cúpula eclesiástica como centro) y los españoles le dieron el desarrollo a los merideños y merideñas (su visión es colonizadora, eurocéntrica y en consecuencia excluyente). Baltazar Porras tiene un puesto muy bien ganado en los espacios de la conspiración. Desde esa tribuna nefasta puede ser el cronista y relator prodigio de una oposición que se revuelca entre los carajazos que se dan los paquidérmicos copeyanos, las necedades que balbucean los adecos de Mérida y puede además, “colocarle” la extremaunción al alcalde de la capital de este estado Léster Rodríguez, quien no ejerce sus funciones como conserje de la ciudad por estar pensado en tomar las riendas de la gobernación de cualquier forma: aunque tenga que venderle el alma al diablo.

2.- EL TINTICO CERRERO: si bien es cierto que el restablecimiento de las relaciones con el gobierno de Colombia le quita argumentos discursivos a los pitiyanquis de acá y del lado colombiano para atacar a la Revolución Bolivariana, esta acción diplomática no elimina la línea conspirativa que se emana desde la Casa Blanca, la cual llega con nitidez a la Casa de Nariño y se traduce en acciones concretas en contra de nuestro país. El Comandante Fidel asevera que Colombia “no atacará a Venezuela, porque no le interesa, no puede, ni quiere hacerlo”; esa es, nos guste o no, una afirmación política de la cual en lo personal difiero. No le podemos pedir a los sabios la radicalidad del pasado cuando en el presente ven la realidad desde una perspectiva más sosegada (sin hacer concesiones en sus procesos políticos internos). Fidel le mostró al mundo o por lo menos a nosotros con respecto a Colombia, que debemos ser más políticos y menos revolucionarios en ese espinoso tema. El punto aquí y pregunto yo en mí exigua lucidez ¿Santos se muestra político, diplomático para esconder su coherencia y herencia uribista fascistoide o de verdad creen ustedes que el hombre llegó a la presidencia para concretar la paz? Si bien es cierto que a la Revolución Bolivariana no le conviene una guerra con nadie, debemos tener sumo cuidado para no caer en la virulenta fórmula Kissingerista de la “Zanahoria y el Garrote”; hoy, Santos muestra su carita de niño mimado e inocente, a la vuelta de la esquina seguro enseba el garrote para atestárnoslo el 26 de septiembre o en otro momento donde evidenciemos alguna debilidad. Amanecerá y veremos, de momento nos tomamos un tintico con el “paisa” teniendo en cuenta que en cualquier oportunidad que se le presente le colocará sal por azúcar al café.

*Periodista


marianoali73@gmail.com


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Mariano Ali*

Periodista Venezolano-Palestino.

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