Caso CENDITEL

Una interpretación sobre la esfera del academicismo, en el conflicto político existente en el CENDITEL

El Presidente Chávez en su discurso triunfal del segundo periodo de gobierno, indicó los dos mayores males que atentaban contra el proceso bolivariano: la corrupción y la burocracia.

La burocracia, ese conjunto perverso de relaciones, procesos, procedimientos, prácticas, etc. que impiden que las instituciones públicas venezolanas alcancen sus propósitos y se pongan al servicio de las colectividades, puede asumirse -hoy día-, como un producto de la situación nacional de radicalización y cotidianización del conflicto entre el chavismo y el oposicionismo, en la institucionalidad pública Nacional.

Podría ser lo normal entender esta situación, en las instituciones publicas que fueron creadas en la llamada cuarta república y que se mantienen hasta el presente. Allí donde los grupos oposicionistas pretenden mantener prebendas, privilegios, bajos niveles de desempeño, direccionalidad sujeta a la voluntad individual, poco compromiso con el desarrollo nacional, etc, es normal que exista crisis institucional cuando se presentan nuevas relaciones laborales y de dirección, con miras a erradicar o resolver dichas situaciones. Pero, ¿Cómo entendemos que similares crisis se presenten en instituciones recién creadas por el gobierno bolivariano?.

El Proyecto Nacional Simón Bolívar plantea varias líneas estratégicas de acción que permitirían, orientar un poco la resolución del problema de la burocracia y más particularmente de la crisis institucional, entre ellas, la línea referida a la nueva ética socialista y la democracia protagónica revolucionaria. Líneas que deben servir de Sur en la direccionalidad de las instituciones bolivarianas.

Las instituciones las hacen los hombres y mujeres que las conforman y debe ser compromiso de los bolivarianos que estas líneas sean asumidas en las practicas institucionales del día a día. Durante este proceso bolivariano de gobierno, muchos hombres y mujeres comprometidos con el proceso de transformación han creído e impulsado el surgimiento y consolidación del poder popular como expresión de la democracia participativa y protagónica; surgen nuevos mecanismos de participación, aparece la contraloría social y sobre todo un estado de conciencia en muchos venezolanos acerca de su papel como individuo en los procesos de desarrollo económico y social del país, nunca antes visto.

Sin embargo, a la pregunta: ¿Cómo es una institución comprometida con el proceso bolivariano? Sería difícil dar una respuesta simple, máxime cuando el proceso revolucionario está en plena marcha, resultaría más fácil decir como NO es una institución comprometida con ese proceso. De tal manera, que bien sea usando la guía de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela o el Proyecto Nacional Simón Bolívar la acción cotidiana debe orientarse bajo sus principios, líneas u objetivos, conformando así la dinámica institucional.


LA SITUACIÓN CENDITEL


Al presente, la situación Cenditel puede ser calificada como un problema a decir de sus trabajadores, Directivos o Consejo Directivo, a lo interno, o bien sea el MPPCTII u otros órganos públicos o por las comunidades o en el menor de los casos por los lectores de las denuncias expuestas desde diciembre de 2009 en Aporrea.

Este problema o crisis institucional de un ente creado en el año 2006 manifiesta rasgos de direcionalidad política errada, desorganización de respuestas de acuerdo a sus objetivos, discontinuidad de proyectos que se ejecutaban, de relaciones Cenditel-Comunidad, entre otros.

El Cenditel surge como parte de las lecciones aprendidas por el gobierno nacional a raíz del golpe y sabotaje petrolero y de la naturaleza y consecuencias tecnológicas de ese conflicto.

Al delegar en profesores universitarios, particularmente, de la Facultad de Ingeniería de la ULA y de Sistemología Interpretativa; la potestad de estructurar, contratar y de operar al Cenditel no se evaluó bien, desde las instancias centrales o de adscripción, la viabilidad real o la posibilidad de éxito, que este grupo de profesores podría imprimir a esta novedosa institución, como gestores públicos, a la luz de esas lecciones aprendidas.

Basta la pregunta: ¿Cuál era su experiencia en el manejo de situaciones institucionales de la vida real, mas allá del mundo académico de los libros aprendidos en el extranjero?.

El Cenditel posee un clima organizacional “académicista”, allí se ha reproducido un sistema de relaciones que son básicamente relaciones alumno – profesor, en vez de servidores públicos en obrar creador. Es que un buen número de sus trabajadores fueron alumnos de la Facultad de Ingeniería y, además, de estos profesores-directivos. Si se revisa el ingreso de los trabajadores, se encontrará que esto se produjo (en sus concursos) mediante exámenes orales y escritos. Detengámonos un poco acá, si una institución surge a raíz de un hecho político delicado como fue el golpe y sabotaje petrolero, el problema del ingreso de trabajadores no se resumía en el conocimiento o no que pudieran tener los futuros trabajadores. Este era un aspecto pero bien pudieran existir otros, sin caer en las exclusiones.


No se duda del conocimiento especializado o las calificaciones y demás elementos de naturaleza académica de estos trabajadores que ejercen la dirección institucional, que por demás son excelentes, pero el abordaje de lo tecnológico transciende esta esfera de conocimientos tocando múltiples esferas, siendo, para este momento histórico del país, muy relevante la esfera política y social.

Mas allá del debate o aceptación de que la ciencia y la tecnología no son neutras, las implicaciones de la relación entre ciencia y tecnología con el nuevo modelo de desarrollo nacional asumido por el proceso bolivariano quedan muy bien aproximadas en el Proyecto Nacional Simón Bolívar.

De manera, que teniendo ese proyecto presente, el abordaje de la tecnología traspasa y debe traspasar, en el Cenditel, temas como la difusión del Software Libre, la elaboración de software, los proyectos de corto alcance o de escaso impacto en las comunidades (presencia en eventos, cursos internos), entre otras áreas.


Las relaciones jerárquicas internas, en el Cenditel, basadas en ese esquema profesor – alumno parecen reproducir la relación en un aula de clases: hay un profesor y cuando mas un ayudante académico; el profesor no puede ser cuestionado en su clase ni fuera de ella; él es el que sabe; él es el que impone las reglas de juego y las calificaciones; las relaciones de poder se hacen unidireccionales y la comunicación está regida por ese principio de poder que reside en el profesor.

Por eso, el que se califique que la crisis del Cenditel es creada por un “grupo de ocho” o del número que sea, pero que es creada por unos individuos que pueden ser particularizados con nombre y apellido, es no reconocer la posibilidad de la existencia de situaciones institucionales que deben y pueden ser corregidas en el Cenditel. Es mas bien cercar o circunscribir la situación a personas y creer o hacer creer que sin esas personas la institución maximizaría su capacidad institucional; y al igual que en la falsa academia, se “raspa” al que el profesor quiere raspar.

Esto niega la posibilidad de que los trabajadores posean perspectivas, argumentos, posturas o simplemente ideas diferentes. Esta forma de interpretar una situación institucional, en el Cenditel, niega el protagonismo que los trabajadores puedan tener, aún desde posiciones subordinadas en términos jerárquicos, para el cumplimiento de los objetivos de la institución, en una línea de acción apegada al proceso bolivariano.


Se ha señalado, además, en detrimento de estos trabajadores, en expresión pública del Director Encargado, y discutido en el Consejo Directivo, que el problema surge por la acción y los fines anárquicos de un pequeño grupo. Esta calificación es más temeraria y parece asentarse en la incapacidad comunicacional para manejar una situación interna donde no sólo se exponen los problemas sino también se realizan propuestas para superarlos(1). Esta calificación de anárquicos es la vía fácil de la descalificación y es el reafirmar que este grupo es el problema y por ello se les “raspa” laboralmente.

La pregunta es: ¿Cómo se construye una democracia participativa y protagónica cuando los funcionarios a quienes se les delega la dirección de una institución del Estado, la niegan al interior de la misma?

Parece evadir la Directiva de el Cenditel, la crisis interna dentro del propio Consejo Directivo, que en ningún momento ha asumido una actitud de dialogo con quienes han denunciado la crisis; donde uno de sus miembros renuncia por desavenencias con el estilo de gestión impuesto, o la calificación de “politiquero” que dio el ex-Presidente, de manera pública, a otro miembro de ese Consejo, estando ausente de esa reunión. Estas son muestras de la verdadera existencia de problemas en la direccionalidad institucional que hace parte de la carencia de una direccionalidad política.

La crisis institucional del Cenditel tiene varias facetas y todas apuntan al mismo hecho el considerar que el único medio de relación institucional con el desarrollo de la nación es el de la vía del conocimiento con la exclusión de lo político como esencia del nuevo modelo de desarrollo bolivariano y humanista. Son muchos los puntos donde se deben aplicar las tres R, pero bajo ese cuasi-slogan: “nosotros somos técnicos, no políticos” que escuda las posturas de los directivos del Cenditel para excluirse o no aparecer vinculado al proceso bolivariano, parece no ser posible.

Son varios los elementos que marcan las diferencias entre la Directiva del Cenditel y algunos de sus trabajadores y que han devenido en la situación por la que hoy atraviesa esta institución y que se agrava con el despido sistemático de los trabajadores bolivarianos. Estas diferencias se pueden particularizar en:

  • El Cenditel es una institución de alcance nacional y sus respuestas deben volcarse a las comunidades de todo su territorio. En este sentido, los proyectos de vinculación a las comunidades resultan prioritarios.

  • Hacer parte del dialogo institucional del Cenditel el tema del proceso bolivariano, la creación de nuevos métodos de relaciones entre comunidades, comunas, consejos comunales e instituciones; el aprendizaje de lo tecnológico desde la practica de las comunidades, etc.


  • La necesidad de análisis a contraluz del plan de formación que se conviene y contrata con la ULA, y particularmente con Sistemología Interpretativa, como opción base de formación de los trabajadores. Esto, más que un acto de buena fe por parte del Consejo Directivo cercena la necesidad de enfoques complementarios y hasta divergentes en la construcción institucional, en el marco del proceso bolivariano.

  • Descontinuar el antojadísimo proceso sancionatorio contra los trabajadores con violación al debido proceso y al derecho a la defensa. Esta práctica sancionatoria express perjudica moralmente los expedientes de los trabajadores y se fundamentan en el hecho de poseer el poder sancionatorio. Mas allá de esto, erradicar la práctica cuartorepublicana de violentar el derecho al trabajo de quienes disienten respecto a la falta de direccionalidad.

  • Dejar la descalificación, desde la Directiva, a los proyectos de los trabajadores argumentando que no poseen resultados mientras que otros si lo poseen, esto es desconocer la continuidad de procesos sociales y políticos derivados del gobierno bolivariano cuyos resultados se están construyendo ahora.

El problema no solo atañe a los miembros del Cenditel sino también al Ministerio del Poder Popular para la Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias quienes tienen la obligación de participar en una solución estando marcada ésta por la necesidad de solicitar, mas allá del Plan Operativo Anual, un rol mas claro, asignar directrices especificas que no queden a la interpretación, libre albedrío o voluntad de quienes asumen la dirección institucional para beneficio propio o de sus cercanos amigos.

La situación del país exige políticas que vayan mas allá del ensayo-error y esto se puede atender con la asignación de roles y la comunicación de directrices precisas acerca del desempeño esperado respecto al Cenditel, pero sobre todo asumiendo el proyecto Simón Bolívar y la líneas estratégicas de acción política para que este proceso de transformación nacional pueda consolidarse, porque con medias tintas no vamos a ningún lado.


farraeztorres@gmail.com


Notas:

(1) Ver: http://www.aporrea.org/tecno/a100182.html



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Freddy Arraez T.

Estudiante Bolivariano, tesista de la Maestría en Gestión de la Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Nacional General Sarmiento.

 farraez@gmail.com      @faarraez

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