Brasil: ¿Qué pasa con Bolsonaro?

05.04.20 - La decisión del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, de privilegiar de manera intransigente la salud de la economía y no la de su población no hizo más que acelerar la crisis y multiplicar rechazos a su gestión. Cada vez goza de menos consensos para enfrentar el impacto de la pandemia de coronavirus y la duda se plantea sobre si hay una sobreactuación ideológica de su parte o si realmente no está en sus cabales para hacer frente a la situación.

Elogio a la desobediencia

La mayoría de los gobernadores de los distintos Estados hicieron caso omiso a la línea presidencial de boicotear la cuarentena. Tanto de derecha como de izquierda, los mandatarios estatales actuaron de manera conjunta para luchar contra el virus. 

A su vez el Congreso decidió no escuchar al jefe de Estado y articular políticas con los gobernadores; el Poder Judicial le prohibió al Ejecutivo hacer campaña contra medidas de aislamiento; y ya comienzan a verse en los medios de comunicación titulares en su contra. Mientras tanto, la mayoría de la gente -que acata las cuarentenas establecidas por la autoridades locales- expresa su descontento con cacerolazos desde los balcones de las grandes ciudades.

Si bien por ahora no hay indicios de maniobras golpistas, lo cierto es que hoy en Brasil hay una situación de desgobierno, con un Bolsonaro políticamente aislado y cada vez más deslegitimado.

El país está sumergido en una crisis sanitaria. Es la nación sudamericana con más contagios y muertes por coronavirus y si el desastre no es mayor es porque muchos actores, algunos otrora aliados al gobierno -como Joao Doria y Wilson Witzel, gobernadores de Sao Paulo y Río de Janeiro respectivamente-, tomaron medidas desconociendo a un presidente que después de miles de casos y más de cien muertes dejó de hablar de “gripecita”.

Incluso en una reunión del Consejo de la Amazonía con el vicepresidente, el general retirado Hamilton Mourao, el gobernador del Estado de Marañao, el comunista Flavio Dino, propuso que Bolsonaro entregue el poder así “Brasil llegará a 2022 en mejores condiciones”. 

Una encuesta publicada por Datafolha el sábado pasado indica que el mandatario tiene todavía un 33% de apoyo mientras que su ministro de Salud, Henrique Mandetta, un médico lobbysta de las prepagas, que en la práctica toma medidas contrarias a las del presidente, goza de un 76% de aprobación.

¿Es posible la renuncia o el impeachment?

Ante este panorama es cierto que una destitución de Bolsonaro agregaría otra crisis a la ya de por sí compleja situación sanitaria, económica y política que padece el país por la impericia de su gobierno. Además, según la Constitución, como el presidente todavía no terminó la mitad de su mandato, para ser reemplazado debería llamarse a elecciones, algo imposible en el actual contexto. Y por otro lado, el ex capitán del ejército no está dispuesto a renunciar bajo ningún punto de vista. “De mi parte la palabra renuncia no existe”, declaró a los medios.

No obstante, el consenso acerca de su salida crece día a día. La posibilidad del impeachment ya está puesta sobre la mesa por el Partido de los Trabajadores (PT), pero también sectores de derecha coinciden en que no puede seguir al frente del gobierno. De hecho, en el Congreso hay varios pedidos de juicio político acumulados. 

Pero se trata de un proceso que llevaría meses y que haría que Bolsonaro movilice a ese núcleo duro del 30% que se mantiene fiel lo que aumentaría los riesgos de contagios.

El descontento del partido militar

Las Fuerzas Armadas, junto con el poder económico y el poder evangélico, son los bastiones principales que llevaron a Bolsonaro al poder en 2018. El actual vicepresidente, el ex general Mourao, es un hombre fuerte del partido militar. Si bien la noticia de un golpe que circuló el fin de semana es falsa, la misma fue levantada del portal de noticias militares Defesanet, lo que suena más a una operación en medio de los rumores y el descontento que recorre las filas castrenses. 

Descontento reforzado por las declaraciones de Eduardo Bolsonaro, el hijo del presidente que preside la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, que culpó de la pandemia al “gobierno comunista Chino”. Esto tuvo una dura respuesta de la embajada asiática que amenazó tomar medidas si no había un pedido de disculpas. Fueron precisamente los militares quienes tuvieron que salir a recomponer la relación con Beijing. 

Por otra parte, la semana pasada, el influyente ex comandante Eduardo Villas Boas, escribió un tweet llamando a la moderación y aclarando que el presidente “no tiene otra motivación que el bienestar del pueblo y el futuro del país”, lo que pareció un llamado a calmar aguas dentro del ejército lo que revela que por el momento el partido militar seguiría apoyando a Bolsonaro. 

Pero, ante una crisis que aumenta y un jefe de Estado que no aporta soluciones, la pregunta es ¿hasta cuando?

De todas formas la posibilidad de un pronunciamiento militar solo sacaría del gobierno a un ultraderechista alienado para poner a otro ultraderechista mentalmente estable. Un escenario que, de todos modos, no augura un futuro democrático e igualitario para el país.



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La fuente original de este documento es:
Notas Periodismo Popular (https://notasperiodismopopular.com.ar/2020/04/05/que-pasa-brasil-bolsonaro/)



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