“A las damas ni con el pétalo de una rosa, pero..,¿cuáles damas?”

Son las mismas ridículas viejas de la burguesía chilena que salían con lentes oscuros a tocarle cacerolas a Allende. Las mismas que estuvieron de acuerdo con la muerte de Víctor Jara. Las que gozaron con la muerte de Gaitán en Colombia, las viejas esposas de los militares argentinos que se robaban a los niños y mataban y torturaban adolescentes.

Son las mismas viejas que participan en las orgías que montada el dictador Strossner en Nicaragua, las ídem que le hacían mohines a Porfirio Rubirosa en los salones de la alta burguesía dominicana en el gobierno de Chapita Trujillo. Las gozonas que se ubicaban en el Copacabana a beber finos licores y a consumir drogas con los personeros del gobierno incapaz y pérfido de Fulgencio Batista.

Las oligarcas son groseras, se visten de payasas, se cubren las arrugas con panqué barato y se tapan las barrigas con lycra. Las oligarcas usan bastoncitos de plástico en sus marchas, se colocan gorritas y se sacan una mal olorosa colita de caballo por detrás. Son groseras, pero les gusta que “la cachifa”, es decir la gente a la que esclaviza en sus caserones, quintas o cuchitriles, las llamen “la señora”. Cuando una cámara de televisión las toma, las VIEJAS RIDÍCULAS DE LA OLIGARQUAÍA, ponen rostro de “popidevaluado”, comienzan una retahíla de groserías, chabacanería y hacen mofa

Se creen chéveres, porque las palabras obscenas les brotan por ese hocico con , ofensivos sonidos.

Son las mismas oligarcas copeyanas que vivían detrás de Marcos Pérez Jiménez y después despotricaban de él, cuando el servil de Opus Dei Caldera se le encendió el bombillo y se unió al pederasta Rómulo Betancourt. Son las que se alegraron cuando murió Alí Primera, cuando Fidel se enfermó, cuando María Viejita, Alonso y Liliana Hernández hacían cachapas en la casa de Marta Colomina…para venderlas carísimas en plaza Altamira a los acólitos del GOLPISTA que fue capturado en una casa por el Country adonde llevaba adolescente a hacerles cosas, llamado Leopoldo López.

Son las mismas oligarcas que trabajan en la televisión “solo mata gente”, conduciendo programas cursilones, llenos de lugares comunes, conviviendo con unos tipos, entre los cuales figura uno que se llama Ronald que tiene las cuerdas vocales afectadas, y de otro que es a acusado de ser cómplice en la muerte de unas monjita en San Salvador.

Las mismas que llegaron a Miraflores en 2002 aplaudiendo a un oligarca golpista que tenía la cara como una cuca (catalina) que se auto proclamó Presidente mientras otro con cara de sádico burlón leía…”se elimina…” y que luego corrieron más que PABLO MEDINA EL REY DE LOS 8OO METROS LISOS.

La oligarquía está compuesta por una bagatela de mohinazas damas altaneras, bravuconas (me gustaría verlas peleando con una del barrio mío) que hablan de INSEGURIDAD EN EL PAIS, pero ninguna de ellas aparece en la lista semanal (demagogas) de acribillados, degollados, violados, evaporados. Hablan de inseguridad, pero los que mueren son los pobres. Son las oligarcas, clientas de esos centros comerciales donde existe un vaho de hipocresía, de falsa riqueza, de complejos, de tarjetas y chequeras sin fondo.

Las oligarcas hablan sifrino, dan el ridículo (viejas vestidas de pavitas) se embardunan la cara con cremas que “vuelan las arrugas) caminan como modelos y van a los estudios de televisión a pelearse el autógrafo del galán de turno. Se comportan como una Angola, como una Beatriz, igual a una “bicha”, pero en verdad, lo que dan es lástima, porque los oligarcas no saben LO QUE ES AMOR

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