El día de ayer me impresionó
gratamente un documental presentado por el canal Management de una televisora
por cable y el cual recomiendo ampliamente, en el cual entrevistaron
a un ex líder estudiantil de los sucesos de la Plaza Tiananmen, acaecidos
el 4 de junio de 1989, a dos importantes inversionistas extranjeros
y a un reconocido empresario chino en el área de computación. El tema:
el proceso de cambios políticos y económicos realizados por China
a partir de los años setenta de la mano de Deng Xiaoping.
A la muerte de Mao, el gran
líder comunista, la miseria campeaba por toda China, sobre todo en
el inmenso sector rural; las empresas del estado, a pesar de su actualización
tecnológica, estaban quebradas: sus trabajadores, tres veces más de
los necesarios, pasaban parte importante de la jornada laboral asistiendo
a seminarios de inducción ideológica socialista y apenas si
cumplían con algunas metas de producción. Los precios de los productos
básicos estaban subsidiados y estos eran escasos, y la corrupción
estaba desbocada. Eso sí: todas las personas, por ley, disponían de
un trabajo burocrático o con las empresas del gobierno, del cual nunca
podían ser despedidos; la salud estaba garantizada así como la educación
y la alimentación básica, pero estas garantías solo estaban en el
papel, el país atravesaba por una ruina generalizada que impedía cumplir
los propósitos sociales que el régimen prometía. El país estaba
aislado internacionalmente y la inversión extranjera era prácticamente
inexistente.
Las primeras reformas económicas
se iniciaron en la década de los setenta: se comenzaron a sanear las
empresas estatales, el país se abrió a la inversión extranjera y
se permitió la creación de empresa de propiedad privada. Los resultados
fueron inmediatos: la economía del país comenzó a mejorar rápidamente
y el bienestar social se comenzó a sentirse en las ciudades y el campo.
Los éxito de Deng eran evidentes, su liderazgo se acrecentó, pero
el recrudecimiento de la corrupción de los funcionarios regionales,
sobre todo en el otorgamiento de permisos al capital privado y la galopante
inflación que comenzaba a golpear a la población, socavaban todos
los logros en materia económica. La población y sobre todo los estudiantes
comenzaron a mostrar su rebeldía frente a la situación y ante la corrupción
desatada en todos los estamentos públicos, rebeldía que concluyó
con la matanza de Tiananmen, donde murieron unos 2000 manifestante acribillados
por el ejército, y otros 7.000 resultaron heridos, después de un mes
de tiras y encojes entre el gobierno y los estudiantes, que reclamaban,
no el fin del partido comunista, si no la solución de los problemas
, el fin de la corrupción por parte del régimen y más y mejores medidas
económicas.
A raíz de la masacre, ordenada
por él, después de soportar meses de presión por parte del partido
comunista, Deng perdió prestigio: fue destituido y aislado políticamente,
las nuevas autoridades resolvieron dar marcha atrás en las reformas
económicas, volvió el aislacionismo internacional, huyeron en masa
los capitales extranjeros y el país entró en una nueva crisis económica.
Pero Deng no estaba vencido,
utilizando la prensa escrita y el apoyo militar que todavía conservaba,
emitía bajo seudónimo sus consignas en pro de las reformas, esfuerzos
que a la larga tuvieron éxito, asumió nuevamente el poder, y con el
apoyo del partido comunista y los demás líderes, se volcó radicalmente
hacia una economía de libre mercado que hoy, y a poco mas de una década,
ha convertido a China en una de las más grandes potencias económicas
y tecnológicas del mundo, ha sacado a más de 200 millones de
personas de la pobreza y ha creado una gigantesca clase media de pequeños,
medianos y grandes y millonarios empresarios.
Bajo las consignas: el que
pueda hacerse rico bienvenido sea, y el gobierno solo debe intervenir
en lo que la sociedad, el mercado y los empresarios no puedan resolver,
China ha salido del más profundo sub-desarrollo al crecimiento más
encumbrado. Las libertades políticas ya están en camino.
(*) Puerto La Cruz, 14 de agosto de 2010
cjcarpio44@hotmail.com