Gramsci y Chávez en la batalla perdida: Venezuela 2016

…ha insistido mucho algunos compatriotas de la oposición de que el modelo económico socialismo fracasó. No, es que el socialismo no lo construimos, aquí fracasó el modelo rentista. ¿Cuánto avanzamos en el modelo rentista? Avanzamos en los mecanismos de distribución, esa es la gran conquista. La gran conquista de nosotros fue cómo distribuir la renta petrolera. Chávez le quitó la renta a sectores de la oligarquía, y comenzó a distribuir esa renta en el pueblo, a socializar. Y puso lo social en primer plano en un país donde la deuda social era enorme. No es cualquier cosa millón y medio de alfabetizados, no es cualquier cosa un millón de viviendas, no es cualquier cosa tres millones de estudiantes universitarios, no es cualquier cosa tres millones de pensionados, por decirte algunos logros. El noventa y seis por ciento del agua potable la gente tiene acceso, no es cualquier cosa el acceso a la atención médica en Venezuela, es decir, la educación gratuita, ahorita vimos como Chile está dando un paso hacia la educación gratuita, y ¿Cuántos muertos costo? ¿Cuántos heridos? y ¿Cuántas batallas? Bueno, Venezuela tiene su educación gratuita, Venezuela tiene la salud, es decir, todos esos logros que hemos tenido, tenemos que mantenerlos y profundizarlos, son logros y esos logros tienen que ver cómo se distribuyó la renta, pero la renta, la economía no cambió estructuralmente, era la economía rentista, que se agotó hace tiempo y que se alargó la vida porque aumentaron los precios petroleros. Ahora nos toca a nosotros en un momento a precios petroleros bajos, nos toca a nosotros en un momento donde la moneda está golpeada producto de la guerra económica, nos toca a nosotros en un momento dar el salto a la producción, (…) dar el salto a la economía productiva…

(Aristóbulo Istúriz, Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, declaraciones a José Vicente Rangel en el programa televisivo "José Vicente Hoy" por Televen, 24 de enero de 2016: https://www.youtube.com/watch?v=K__OZJvmLT4)

Escribir sobre la batalla electoral perdida por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), es una cuestión compleja. Por un lado es inevitable analizar las contradicciones actuales del bloque histórico venezolano, sobre todo las que se dan entre la sociedad política y la sociedad civil. Por otro, es necesario dejar de lado las visiones catastróficas, tanto de la euforia de los vencedores como de la "depresión" de los vencidos. Nosotros siempre sostuvimos que los resultados electorales responden al combate mitológico de los sectores inter-hegemónicos y que, el éxito del triunfador, depende de su capacidad para ocultar y disfrazar, bajo la máscara de la democracia representativa, el conflicto de clases que es el núcleo de la praxis política de cada sociedad.

Los dos historiadores venezolanos que convocamos como apoyo a este modesto trabajo son magníficos descriptores de dos aspectos esenciales de los resultados electorales. El primero es Juan Eduardo Romero, que pone énfasis en las contradicciones de los dos proyectos políticos que se enfrentaron el 6 de diciembre de 2015 (6D), describe con agudeza porque el esquematismo, el oportunismo corrompido, el dogmatismo y la debilidad ideológica del proyecto del gobierno, le costó más de dos millones y medio de votos con respecto a última elección, y la confusa mezcla de seudodemócratas neoliberales fascistoides, envejecidos y corruptos socialdemócratas y travestidos de la izquierda extrema de los setenta, le permitió a la oposición triunfante ganar solo por algo más de 350.000 votos, con respecto a la elecciones de abril del 2013. Citamos a Romero:

La Venezuela bolivariana se encuentra en una situación de empate catastrófico, entendida tal como lo define nuestro amigo el Vice-presidente de Bolivia, Álvaro García Linera, como una etapa de crisis del Estado, caracterizado por tres hechos: 1) confrontación de dos proyectos políticos, 2) confrontación en el ámbito institucional y 3) una parálisis del mando estatal y la irresolución de la parálisis. Particularmente, estos elementos requieren un análisis particularizado. Con respecto a los dos proyectos políticos, habría que hacer distinciones segmentadas. Es decir, tanto en el denominado proyecto bolivariano como en el proyecto neoliberal relanzado de la MUD, hay distinciones.

(…) Por un lado, los reformistas que no buscan quebrar las lógicas de la estructura del capitalismo rentístico, sino que más bien lo han profundizado, escudados bajo las etiquetas de la democracia participativa. Por el otro, un conjunto de actores tránsfugas, que han penetrado el impulso popular que tuvo el movimiento bolivariano en la etapa de 1998-2004, que han lucrado y explotado sus relaciones dentro del estado, mimetizándose ante la debilidad ideológica existente y que ya advirtió en algún momento el propio Chávez en su Golpe de Timón. Hay una tercera y cuarta contradicción, representada por sectores ortodoxos de izquierda, que reproducen la lógica de una "dictadura del proletariado", reproduciendo los errores tácticos y estratégicos que llevaron al fracaso del modelo cubano y por último, los que buscando el impulso hacia la transición del socialismo, que es una transición a largo plazo, se han visto reducidos y minimizados al máximo. La conjunción de la inacción impulsada por las tendencias una y dos, aunado al dogmatismo de las tres, ha devenido en este empate catastrófico
(Romero, Juan; 2016, 6 de enero. Escenarios de la conflictividad en Venezuela.


En: Aporrea, Caracas, Venezuela. Recuperado de http://www.aporrea.org/actualidad/a220628.html).

Para Romero el punto en común de la oposición es su resistencia a lo que él califica como "chavismo-madurismo actual", pero con actores diversos agrupados en su seno, tales como: los neoliberales (Primero Justicia), los socialdemócratas (UNT, AD), y actores de una izquierda insurgente de la década de 1970 (Bandera Roja). Romero acota que la oposición es un proyecto sin claridad, más allá de la típica receta de apertura al capital, flexibilización de la economía, reducción de los beneficios del Estado de Bienestar, privatizaciones y eliminación de subsidios. Resume que el problema consiste en que ambas fuerzas han perdido su impulso de captación electoral, demostrado el pasado 6D.

El otro historiador a convocar en el debate es Arturo Lev Álvarez, que coincide con Romero en la significación política del estancamiento de los votos opositores, a pesar de la potencialidad mediática del apoyo imperial internacional, las contradicciones y debilidades de la política gubernamental. Pero en los párrafos que citamos desarrolla una tesis impactante: 1) el de la existencia de una cultura chavista que en 17 años de lucha y construcción, ha desarrollado su propio campo revolucionario, enfrentándose a la cúpula del PSUV; y, 2) que la derrota electoral fortaleció este sector, en la medida que lo define como sujeto histórico capaz de transformar la democracia representativa en una democracia "socialista participativa y protagónica". En palabras de Arturo Lev Álvarez:

El chavismo viene de una construcción desde hace 17 años. Ha permeado la historia política venezolana haciéndose su propio camino revolucionario a través de las reglas de la burguesía nacional y su mecanismo de legitimidad, el voto, convirtiéndose en una "cultura política chavista" que no fenece en una elección pues son mayoría social comprometida con un proyecto de país que se ampara bajo una Constitución de 1999 de avanzada social, antiimperialista y que prohíbe cualquier intento de restauración neoliberal. Era entendible que la base con sentido crítico chavista se opusiera de manera tajante a la cúpula partidista, allí demostraba su madurez política contra imposiciones e ineficiencia. Pero, lo más rescatable aún es su sentido de lucha y reorganización rápidamente, son creativos para ello.

Más adelante, al finalizar su escrito, Arturo Lev Álvarez señala lo siguiente:

La derrota política ha surtido un efecto positivo en el pueblo chavista que sigue haciendo las demandas necesarias al gobierno, pero ahora haciendo valer su importancia como sujetos históricos claves para la transformación de la democracia liberal representativa en democracia socialista participativa y protagónica. De ser así estaríamos ante una verdadera revolución política, que profundizaría los cambios iniciados desde 1999, (…) (Álvarez, Arturo Lev; 2015, 18 de diciembre. El 6D a debate.

En: Rebelión. Recuperado de http://www.rebelion.org/noticia.php?id=206950).

En cuanto a los discursos de los dos vicepresidentes, cuyas palabras también se hacen presentes en este trabajo, García Linera boliviano (citado por Romero), y el venezolano Aristóbulo Istúriz (citado en el epígrafe que acompaña este escrito), no contribuyen a iluminar el panorama sobre los resultados electorales y el contexto político venezolano, más bien todo lo contrario. El concepto de "empate catastrófico", desarrollado por el primero en su artículo "Empate catastrófico y punto de bifurcación" (2008) publicado en la revista Crítica y emancipación (Disponible en: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/secret/CyE/cye2S1a.pdf), se basa erróneamente en el intelectual italiano Antonio Gramsci (1891-1937) para explicar la emergencia del Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, en su oportunidad. En cambio, en la coyuntura actual que atraviesa Venezuela no puede haber tal "empate" porque no existe una crisis catastrófica, por lo menos en el sentido gramsciano, porque si así fuera, ella comprometería el equilibrio de todo el bloque histórico venezolano. Más, la idea de catástrofe, de caos, es una muletilla mediática, constituida ya en imagen universalmente expandida. Lo que se ha producido, es lo que era previsible, resultados electorales que aumentan significativamente el poder de la oposición, en la "sociedad política" y naturalmente su capacidad de dominio sobre la "sociedad civil."

Veamos una cita para el debate de tal situación:

Puede producirse una ruptura, sea porque una situación de bienestar está amenazada , o porque el malestar general se ha convertido en intolerable y no se ve, en vieja sociedad, ninguna fuerza capaz de mitigarlo (...). En este espacio las relaciones sociales de fuerzas se convierten en relaciones políticas de fuerza para culminar en la relación de fuerza militar decisiva. Si falta este proceso de desarrollo de un momento al otro a las relaciones de fuerza, la situación se paraliza y se puedan dar varias soluciones: la victoria de la vieja sociedad que asegura un periodo de respiro con la destrucción física y reciproca de las fuerzas en conflicto, con la instauración de la paz de los cementerios, bajo la custodia de un centinela extranjero.

(Gramsci, Antonio; 1976; Quaderni del carcere; Turín: Einaudi; p. 460. Traducción del autor).

Nosotros sostenemos que la conceptualización gramsciana ha sido distorsionada muy torpe y gravemente por algunos autores, que hemos explicado en otro trabajo nuestro Los intelectuales y el búho de Minerva (2014), que errónea o imprecisamente por otros, quizá de buena fe, pero que su valor para el pensamiento crítico latinoamericanos en los tiempos presentes, reside en mantener la coherencia con respecto del verdadero significado de su densidad teórica, para la praxis política actual.

Como decíamos en un trabajo anterior Las mil muertes de Chávez (2015):

La metodología gramsciana para definir la crisis catastrófica podría enunciarse de la siguiente forma: situación de crisis del Estado capitalista republicano; impotencia de las clases subalternas para pasar del momento económico al ético-político, o sea impotencia del partido-movimiento (fusión de la clase proletaria combatiente con intelectuales orgánico-revolucionarios) para desarrollar dicho pasaje; incapacidad de las clases dominantes para ejercer la «hegemonía»; incapacidad para gestar, además, un sólido frente de alianzas que impida el vacío de poder. Consecuencia: «equilibrio catastrófico»; resolución del conflicto a través de un régimen donde se reestructura el Poder Político en el Bloque Histórico, desde la dominación de un modelo autoritario corporativo, encabezado por un líder que obtiene el consenso rutinario de las masas a través de su cualidad mítica de ser el «hombre providencial». En realidad, Gramsci sistematiza-estableciendo una generalización capaz de abarcar momentos históricos específicos de las sociedades actuales- el memorable análisis que Marx hace en un texto clásico para la metodología del materialismo histórico: «El 18 de Brumario de Luis Napoleón Bonaparte». En dicho ensayo Marx logra, en 128 páginas, estructurar una verdadera lección de aplicación de su modelo, en la explicación del agotamiento del resurgimiento de las formas republicanas, en la historia de Francia desde 1848 a 1851, o sea, hasta la instauración del «bonapartismo» .

(Calello, Hugo y Susana Neuhaus; 2011. Gramsci, una travesía hacia el socialismo en América Latina. Vol. I. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana).

Las afirmaciones de Istúriz, en cambio, son parcialmente correctas dentro de su para-esquematismo, sostiene que no se construyó el socialismo y por lo tanto no se puede considerar un fracaso el proceso iniciado tres lustros atrás. Sin embargo es imposible desconocer los enormes avances, en la educación, la vivienda y en la distribución insumos en zonas populares, en la perspectiva de romper con las profundas desigualdades de la sociedad venezolana. Afirma que si bien se rompió con la distribución injusta del ingreso, el modelo rentista, ya hace tiempo agotado, éste no se pudo transformar y por lo tanto corresponde ahora, cuando la moneda esta golpeada, los precios del petróleo devaluados cinco veces, dar el salto "hacia la producción".

Istúriz es un operador histórico bolivariano en la sociedad política y su alta investidura lo convierte en un protagonista fundamental de lucha con la derecha fortalecida desde su mayoría calificada en la Asamblea Nacional. Sorprende en su discurso, su tajante definición de que "no se construyó el socialismo", cuando en realidad Chávez y el movimiento bolivariano lo proclamaron como el objetivo fundamental de su lucha política, por lo menos desde el 2005. Por otra parte ¿qué significa dar el "salto hacia la producción? Preocupa la linealidad de un discurso y la ausencia de referencias a aquello que Arturo Lev Álvarez llamó, en el artículo citado, "la cultura chavista", que generó su propio "campo revolucionario". Una cultura que salió fortalecida con la derrota electoral del 6D. Dijimos que la idea es impactante, aunque la conceptualización sea poco precisa, sin embargo, conociendo al autor que estamos citando, creemos interpretar el sentido profundo de su afirmación y por lo tanto la discutiremos a la relación entre sociedad política y sociedad civil, en el bloque histórico venezolano y latinoamericano actual.

Veamos: 1) Muchos "escribidores", sobre todo comunicadores, llenan páginas, sobre el retroceso y la crisis de las "nuevas izquierdas latinoamericanas", surgidas hace tres lustros atrás, de las cuales el Movimiento Bolivariano, aparecía como la vanguardia indiscutida; 2) otros, más rústicos y también más conservadores, escriben sobre la decadencia de los populismos o los "neopopulismo igualitarios" frente al auge del "republicanismo liberal americanista" (digamos norteamericanista).

Estas concepciones son tan superficiales, pragmáticas e ideológicamente estrechas, como aquella que define la situación venezolana "como otro intento digno, heroico pero ya perimido ingresado al cementerio de las revoluciones latinoamericanas fallidas". Entendemos que el punto en común de estas afirmaciones está a la linealidad metodológica de los modelos de conocimiento, utilizada en los dos primeros casos y al dogmatismo pseudo- dialéctico del tercero.

Volviendo a Gramsci, retomamos una cuestión central en el ejercicio de su pensamiento crítico, creemos que la cuestión fundamental empieza por distinguir los tres sectores que pugnan en la disputa del poder desde la Sociedad Civil hacia la Sociedad Política y su relación con el débil andamiaje estructural productivo dentro del actual bloque histórico venezolano. Veamos:

1. Nosotros entendemos que hay dentro de la sociedad civil venezolana un sector relativamente extenso que estos en cuatro lustros ha adquirido un potencial orgánico en el sentido de crear nuevas relaciones político-sociales y de producción, sostenidas por una profunda transformación en la subjetividad. Entendemos que es eso lo que quiere decir Arturo Lev cuando habla de "cultura chavista", y sostiene que la derrota electoral, singularizada por la abstención de dos y medio millones de votos chavistas, la favorece en tanto potencia su existencia. Toda victoria o derrota electoral debe ser analizada desde esta perspectiva dado que, solamente ella nos coloca en la realidad actual del bloque histórico venezolano. Es posible que el resultado adverso en el 6D, tenga que ver con esta cuestión . Decimos esto porque el "no votar" puede ser un decisión política, naturalmente discutible, porque quita poder al gobierno bolivariano en la sociedad política, pero al mismo tiempo se desarrolla una estrategia política desde la civilidad, que conmociona todo el bloque histórico y expresa la capacidad que tiene la sociedad civil para ejercer poder político por sí misma, expresando su cuestionamiento a la democracia representativa en uno de sus escenarios-espectáculo fundamentales: la Asamblea Nacional. Esta es una hipótesis polémica porque supone que un sector orgánico avanzado de la sociedad civil sostiene que debe poner en riesgo el poder del gobierno, en la Sociedad Política. En otras palabras el sentido revolucionario del Movimiento Bolivariano no se siente representado por los candidatos que propone el gobierno Si así fuera se demuestra el indudable poder de esa fracción de la civilidad politizada, que es factor fundamental en la derrota del gobierno bolivariano.

2. Por otra parte, el PSUV conserva más de cinco millones y medio de votos. En nuestro análisis, desde el texto ya citado Las mil muertes de Chávez (2015) apartado "Lucha de clases: desintegración o integración política de la sociedad", refiriéndonos a este sector que apoya y vota al gobierno bolivariano, sostenemos que lo hace, porque hoy tiene la "intuición – percepción" que, hay un enemigo que puede devolverlo a su antigua condición de oprimido, sometido a la "vita nuda", (Giorgio Agamben, 1995), es decir, vida de penuria y sin esperanzas. Este sector no está integrado al combate para construcción política contrahegemónica de la sociedad civil, como el anterior. No es un activista de la política y todavía está en el espacio gelatinoso, vulnerable la sociedad civil. Llora la muerte de Chávez y la fuerza de su memoria es la que lo mantiene todavía junto, pero no integrado, a la marcha del movimiento bolivariano. Pero esta "memoria", a medida que el tiempo transcurre se desgasta, ante una realidad hostil, agresiva, violenta, en la cual la cuestión económica tiene un papel crucial (Chávez, en junio de 2010 citando un libro de István Mészáros, El desafío y la carga del tiempo El Socialismo en el siglo XXI reflexiona la cuestión de que "el tránsito al socialismo es siempre difícil porque debe ser gratificante").

La afirmación del vicepresidente Izturiz, sobre la decisión del gobierno de afrontar este problema no nos tranquiliza. Los sectores orgánicos que constituyen el sector integrado y politizado de sociedad civil, deben plantearse como objetivo estratégico principal, expandir los espacios territoriales colectivos, hacia toda la sociedad venezolana, para que afronten no solo la cuestión del poder sino, la desalienación y realización del trabajo y la diversificación de producción. Este es "el activismo necesario" evitar la deserción en este masivo espacio chavista pasivo, y potenciar el reconocimiento de su identidad clasista.

Cuando Chávez, consciente de estar él ante su propia muerte, lanza la consigna "todo el poder a las comunas" expresa mucho más, que una invocación desesperada (…). Es la indicación de un camino que deben recorrer todos los organismos del Movimiento Bolivariano, un proceso que debe ser profundizado y expandido, para que pueda extenderse y confrontarse sobre otros dos sectores que hoy conviven conflictivamente en la conmocionada y perturbada sociedad civil venezolana

3. Los ocho millones y pico de votos de la MUD, es la mayoría masificada en la actualidad de la sociedad civil venezolana, dado que por su condición gelatinosa, es el gran sector donde ha penetrado profundamente el proceso de politización, como reafirmación del imaginario capitalista y sus fantasmagorias ofensivas y defensivas; los "estudiantes" que luchan por "la libertad", los "demócratas torturados", o sea el victimario victimizado, el proceso de politización como seguimiento al héroe y el borramiento de la lucha de clases, el uso de la violencia para - más allá de los resultados electorales- imponer la "democracia", y sobre todo el odio, el odio fundamentalista de una clase que no se resigna a que, a pesar de que sigue haciendo negocios, ha perdido el total control del poder que tenía en la cuarta república. Una clase que, por otra parte, intuye el peligro que las nuevas formas de "empoderamiento" que se dan en la sociedad civil, en la medida que avancen, pueden acabar con ella definitivamente. La fuerza de este odio, destinado a impulsar la muerte del "otro" y a proclamarla públicamente como única alternativa para restablecer la "democracia" de los ricos poderosos, de los corruptos políticos que hoy mantienen y aumenta su cuota de poder, se expande a otras capas de la población, los que han sido y son individuos masificados por una cultura que naturaliza la desigualdad, al mismo tiempo que propone la competencia despiadada por el poder y el dinero. En general la llamada clase media que ha visto disuelta sus posibilidades de ascenso y bienestar, en gran medida fantasías ilusorias del pasado, pero también un margen de posibilidades para los más afortunados , es el gran común denominador de este sector

Es evidente que la MUD, es hoy a través de su victoria electoral del 6 de diciembre "la prima donna" de la "sociedad del espectáculo" (Guy Debors), sobre todo en el escenario de la Sociedad Política venezolana, pero si se profundiza el análisis a la tremenda conflictualidad del bloque histórico venezolano y latinoamericano, las cosas no son tan fáciles y su propia, heterogeneidad, debilidad y contradicciones ideológicas la puede precipitar a un fracaso estrepitoso, en su plan de conquista del poder. Hoy se debate en múltiples estrategias para obtener la totalidad de poder político: 1) revocatorio del mandato de Maduro, que recién podría efectivizarse en el 2017; 2) reforma constitucional para acortar el mandato de presidencia y llamar lo antes posible a nuevas elecciones; y, 3) incentivación de las guarimbas y sabotaje con el objetivo de acentuar el caos y el descontento para propagar la violencia y promover su proyección al poder total, a través de una guerra social con apoyo del poder militar estadounidense.

El PSUV y el Gobierno, parecen ocupados en imponer correctivos a lo que ellos llaman los "desertores, traidores o apátridas", responsables de la derrota electoral, y desarrollar la lucha sobre todo en nivel de la sociedad política, desde los mecanismo legales y judiciales en la puja por la atenuar el poder del enemigo en la Asamblea Nacional.

Nosotros insistimos en la tesitura gramsciana de la importancia del avance del movimiento bolivariano, para la politización emancipatoria de la sociedad civil, como asunto estratégico fundamental, para la transformación de un bloque histórico todavía capitalista. La invocación al fantasma de Chávez no basta. La potencia de Chavéz no estaba en la fuerza extraordinaria de su carisma, como diría el simplismo ideológico weberiano. Estaba en su capacidad excepcional para conmocionar el bloque histórico venezolano y latinoamericano, dando a sus decisiones políticas poder orgánico en la sociedad civil, para crear espacios emancipatorios.

Los actos de fe y las identificaciones retóricas con el "héroe" sólo sirven para fortalecer los mitos del capitalismo.



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Hugo Calello

Sociólogo, filósofo y docente

 hugocalello      @hugocalello

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