Existe contradicciones en el diagnóstico económico para el cierre de 2025. Mientras Consecomercio asegura avistar un "síntoma de recuperación" en el consumo publicado en varios portales de noticias (Banca y negocios), el Directivo de la URT Sucre, José Antonio García califica estas proyecciones como una ilusión financiera provocada por graves distorsiones monetarias, contradiciendo directamente el optimismo gremial.
José Gregorio Rodríguez, presidente de Consecomercio, ha proyectado un incremento del 10% interanual en el consumo, argumentando que es preferible "crecer con un poco de inflación que contraer la economía". Sin embargo, García desmonta esta premisa en su más reciente análisis, explicando que dicho crecimiento es un "espejismo contable".
Según el directivo de la URT Sucre. La subida en las cifras de facturación no respondera a un mayor volumen de ventas (más productos vendidos), sino a un incremento de los precios en dólares.
La discrepancia se origina en la **inflación en divisas*, estimada en más del 30% para final de año. García ilustra esto con la harina de maíz precocida: al recordar que su costo en dólares ha subido cerca del 50% respecto a inicios de 2025. Por tanto, los comercios facturan más divisas vendiendo la misma cantidad o incluso menos mercancía, lo que maquilla las estadísticas de recuperación que defiende la patronal.
El artículo de García publicado en el portal de noticias Aporrea.org título: "Tenemos un problema: ¿Porque crecerá el comercio el Diciembre, Pero no será beneficio para todos", da fe que el anuncio de Consecomercio no va al fondo de cómo se original su proyección y obvia la fragilidad del ingreso familiar, en cuyo caso a la inflación en dólares se suma una caída histórica en las remesas estimada en 1.000 millones de dólares menos y salarios estancados frente a una devaluación del bolívar superior al 350%.
En definitiva, lo que Consecomercio interpreta como reactivación es, para García, la puesta en escena de una desigualdad estructural, y que el "crecimiento" es solo nominal y beneficia a una minoría capaz de absorber el alza de precios, mientras la capacidad de compra de la mayoría de los venezolanos sigue en retroceso.
