La agricultura comercial destruye el ambiente en zonas rurales de Yaracuy.

Hasta hace unas cinco décadas, los rendimientos agrícolas en Venezuela se basaban en los recursos internos, el reciclaje de la materia orgánica, mecanismos de control biológicos y patrones de lluvias. Los rendimientos agrícolas eran modestos pero estables. La producción en el estado Yaracuy estaba salvaguardada porque en el campo se cultivaba más de un producto o variedad en el tiempo y el espacio, como un seguro contra la aparición de plagas o la severidad climática. El nitrógeno del suelo era reestablecido por la rotación de los principales cultivos con Leguminosas. Las rotaciones destruían insectos, malezas y enfermedades gracias a la ruptura efectiva de los ciclos de vida de estas plagas. Un típico agricultor de maíz sembraba maíz en rotación con diversos cultivos como caraotas y frijol. La mayor parte del trabajo lo hacía la familia, que era dueña de la finca, con ayuda externa ocasional. No se compraban equipos ni se usaban insumos externos.

Las estadísticas del Ministerio de Agricultura y Tierras reflejan un dato muy interesante sobre el cultivo del Café: La mayor producción de café en Venezuela fue la cosecha de 1919 – 1920, con un millón doscientos mil quintales, en una época donde no se usaban agroquímicos. Esta producción necesariamente debe compararse con la última cosecha obtenida en el período 2004 – 2005, la cual fue de 800.000 quintales (según cifras MAT – 2005) y cuya forma de producción incluye el uso permanente y sistemático de pesticidas químicos contaminantes del ambiente. Esto demuestra que la agricultura comercial no necesariamente aumenta los niveles de productividad de los cultivos pero si deja siempre costos sociales y ambientales muy altos que terminan siendo pagados por los Campesinos.

El auge de la industria química, en los años cincuenta, rompió el enfoque que los pequeños agricultores venían impulsando: sistemas agrícolas complejos y biodiversos, guiados por el conocimiento ancestral indígena. En este tipo de sistemas, la conexión entre agricultura y ecología era bastante fuerte y rara vez se evidenciaban signos de degradación ambiental. Pero conforme “la modernización agrícola” avanzó, la conexión ecología – sistema agrícola fue destruida, pues los principios ecológicos fueron ignorados u omitidos. El lucro y no las necesidades de la gente o la preocupación por el ambiente, determinó la producción agrícola.

Los intereses de los agronegocios y las políticas prevalecientes han favorecido a las grandes fincas, a la producción especializada, el monocultivo y la mecanización.

El monocultivo implicó la simplificación de la biodiversidad, dando como resultado final un ecosistema artificial que requiere constante intervención humana bajo la forma de insumos agroquímicos, los cuales, además de mejorar los rendimientos sólo temporalmente, dan como resultados grandes daños ambientales y sociales.

La Dirección de Epidemiología y análisis estratégico del MSDS – Yaracuy, en su reporte de intoxicaciones por plaguicidas, refleja la tragedia que significa la implementación del monocultivo como forma de producción agrícola en los municipios del Estado. El reporte de los últimos 20 años, arroja un promedio de 30 intoxicaciones agudas por año, muchos de las cuales terminan siendo casos fatales. Las cifras del año 2005 hasta el mes de Septiembre reflejan un total de 26 casos de intoxicaciones por plaguicidas.

Varios actores involucrados en la producción de alimentos y activistas preservadores del ambiente en el Estado, abiertamente han expresado sus apreciaciones sobre el modo de producción agrícola conveniente en el país.

Omar Oviedo, dirigente campesino del municipio Urachiche del estado Yaracuy, afirmó que aún cuando han combatido al monocultivo como forma de producción de la agricultura química, no han podido independizarse de la misma, pues el estado Venezolano ha sido incapaz de estructurar políticas de producción agroecológicas que beneficien la agricultura campesina y mejoren el nivel de vida de los pobladores.

Refirió el hecho de que su organización campesina, Cooperativa agrícola ARACAL fue víctima directa de los costos sociales y ambientales que genera la agricultura química, pues a mediados del mes de Junio de este año, uno de sus asociados pereció cuando realizaba actividades de cultivo en el maíz, específicamente control químico de malezas, lo que provocó la intoxicación aguda con posterior muerte del Campesino.

Manifestó estar dispuesto a rectificar el manejo productivo actual que desarrolla su cooperativa y profundizar el modo de producción agroecológica de alimentos.

El activista Walterio Lanz, refirió sus ideas al papel histórico que los agrotóxicos han cumplido en las tierras de Yaracuy que fueron usurpadas por los Latifundistas. Narró su experiencia en la comunidad campesina de los Cañizos – Palo Quemao del municipio Veroes del estado Yaracuy, cuando en 1992 los cultivos de la zona se marchitaron súbitamente, los pobladores sufrieron vómitos y erupciones cutáneas agudas, muchos animales menores como gallinas y marranos murieron intespectivamente. Las investigaciones determinaron que dichos síntomas con consecuencias fatales, fueron provocadas por pesticidas químicos rociados la tarde anterior por varias avionetas cuya propiedad se le atribuyó a los dueños del Central Azucarero Matilde, quienes según el señor Lanz, usurparon las tierras comuneras propiedad ancestral de los Campesinos de los Cañizos – Palo Quemao y ha enfrentado la resistencia de los mismos con balas y Guerra Química.

También refirió la muerte de la campesina Elodia, luchadora de los años sesenta, quién fuera asesinada, según el declarante, con los mismos métodos relatados y cuya autoría se le imputa a los dueños del Central Matilde.

El viejo Lanz afirma que la agricultura química tiene su origen en la primera y segunda Guerra Mundial, cuando los Países en conflicto usaron componentes químicos para desfoliar las selvas y capturar a sus rivales. Dijo que hasta 1950 la agricultura en el País, se basaba en la gran productividad del Conuco, sin necesidad de usar pesticidas químicos ni fertilizantes inorgánicos. Es decir, que en las tierras de Yaracuy, habían transcurrido más de 2000 años de actividades agrícolas hasta que a mediados del Siglo XX, con el auge de la industria petrolera, se instauró la utilización generalizada de insumos químicos en el campo.

Resulta válido afirmar que el problema del hambre y la pobreza en el estado Yaracuy, cuyas raíces se asientan en la desigual distribución de los recursos productivos y en la injusticia social, pretendió ser enfrentado desde hace más de cincuenta años mediante las innovaciones tecnológicas de la Revolución Verde. Se promocionaron cultivos agroindustriales, como caña de azúcar y maíz, que no garantizan la seguridad agroalimentaria local sino que por el contrario, desplazan al campesino de sus tierras, convirtiéndolos en peones de hacienda aplicadores de productos químicos contaminantes.

Pesticidas de muerte lenta.

En Venezuela, y el estado Yaracuy no escapa a esta realidad, se usan sin ningún tipo de restricción, agrotóxicos extremadamente contaminantes y peligrosos, incluso los incluídos en la llamada “Docena Sucia”, que agrupa a los doce contaminantes orgánicos prohibidos en más de 140 países. (Según Pesticides Action Network).

Las casas agrícolas de la región (Sefloarca y Agroisleña, que entre ambas controlan el 95% del comercio de agroquímicos en el país), expenden productos como: Gramoxone, Glifosan, Karate, Atilán, Paratión, pertenecientes a los grupos químicos de los organoclorados, organofosforados , piretroides y Dipiridilos; reconocidos por el convenio de Estocolmo como contaminantes orgánicos persistentes, cuyo uso debe ser eliminado urgentemente.

Los productores de caña de azúcar del estado Yaracuy usan el herbicida Gramoxone primero de la “Docena Sucia”, para el control de malezas y para la maduración de la caña con el propósito de acelerar los procesos de concentración de azúcares antes de la cosecha.

El Gramoxone, cuyo grupo químico es Dipiridilo, esteriliza el suelo y puede durar activo alrededor de 200 años, con consecuencias nefastas para los microorganismos benéficos que hacen del suelo un ente vivo que recicla paulatinamente la energía de los agroecosistemas. Es un pesticida extremadamente tóxico para las plantas (herbicida no selectivo) y animales, especialmente para los peces. En el humano, provoca daños irreversibles en los pulmones, hígado y riñones; y el contacto directo con el producto, puede ocasionar la muerte en menos de 72 horas. También según estudios de la OMS , el Gramoxone genera impotencia en el hombre y aumenta los riesgos de aborto en la mujer.

Otro de los pesticidas de alto riesgo de uso común en Yaracuy, es el Paratión, Organofosforado que resulta tóxico para especies animales, siendo los más vulnerables las aves y los insectos benéficos polinizadores ( abejas, cigarrones, etc.). El Paratión afecta los sistemas: nervioso ( dificultad para hablar, pérdida de reflejos normales, convulsiones y estado de coma), endocrino y reproductivo ( origina cambios en el embrión y causa abortos espontáneos ).

Resulta alarmante el uso actual del DDT como insecticida, pues la comprobación científica por parte de la OMS , de que es un agroquímico generador de cáncer en humanos, obligó a que fuese prohibido en el país en 1983. Este insecticida organoclorado, es inhibidor del ácido fólico, por lo que pudiera desencadenar hidrocefalia o espina bífida de manera congénita. Presumiblemente, algunos productores estén obteniendo el producto vía contrabando desde Colombia. ( Últimas Noticias, Pág. 30-31, 12/06/2005 ).

Según cifras aportadas por el Gerente de Agroisleña en Sabana de Parra, Municipio Páez del estado Yaracuy, ésta casa comercial financió directa e indirectamente 25.000 de las 30.000 hectáreas de maíz sembradas en el Estado este año y 20.000 de las 25.000 hectáreas de caña de azúcar. Asimismo, tienen una participación considerable en rubros como: Sorgo, Aguacate, Cítricos, Pastos y Hortalizas. Todos los productos agroquímicos ofertados por esta casa comercial provienen de industrias trasnacionales del veneno ( Ciba Geigy, Dupont, Bayer, Monsanto, Basf, Shell, etc. ); por lo que queda cuestionado abiertamente el llamado desarrollo endógeno sustentable promocionado como política bandera del gobierno actual.

El modelo de producción agrícola capitalista implementado en el país desde hace más de 50 años, basado en el uso cada vez mayor, de tecnologías agroquímicas foráneas, que no consideran los costos sociales y ambientales de sus aplicaciones, pudiera ser un grave obstáculo para que Venezuela cumpla con el convenio de Estocolmo ( firmado en el año 2001 para la eliminación del uso de los Contaminantes Orgánicos Persistentes ) y con las consideraciones derivadas del protocolo de Kyoto de la convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático de 1992.

En abril de 2005, en el marco de la semana de acción global para la eliminación de los compuestos Orgánicos Persistentes (COPs), se publicó una investigación internacional que encontró niveles alarmantes de COPs en huevos de gallinas de campo recolectados en 17 países. Los resultados de esta investigación muestran que los alimentos que consumimos están contaminados con sustancias sumamente tóxicas, y que los seres que nacen hoy portan un cóctel de compuestos peligrosos en su cuerpo. El informe es una dura advertencia al mundo sobre la necesidad de dejar de lanzar estos contaminantes al ambiente.

El estudio, coordinado por la Red Internacional para la Eliminación de COPs, denominada IPEN por su sigla en inglés, analizó huevos de gallina de campo criadas cerca de fuentes de emisión de COPs y encontró niveles de estos compuestos que exceden hasta 40 veces los límites fijados por organismos internacionales. Los COPs analizados se encuentran en la lista de los doce compuestos que el Convenio de Estocolmo apunta a eliminar del ambiente.

Entre los efectos de los COPs se encuentran la contaminación del ambiente y afecciones en la salud como cáncer, disrupciones hormonales, malformaciones congénitas, alteraciones en el desarrollo reproductivo e inmunológico, entre otras. Además, los COPs son capaces de traspasar la placenta, afectar al feto por nacer y la leche materna, generando una carga corporal tóxica a heredar por las generaciones futuras. ( PNUMA, 2005 ).

Aportes de los agroquímicos al desarrollo de la agricultura.

Las empresas de insumos agrícolas, valoran positivamente desde su perspectiva o racionalidad mercantil, el uso de los pesticidas y fertilizantes inorgánicos en las unidades de producción agropecuaria.

Las investigaciones e innovaciones tecnológicas de la industria química mundial, van enfiladas a potenciar y aumentar el uso de los pesticidas químicos unidos al desarrollo de la biotecnología. Las compañías biotecnológicas han creado cultivos resistentes a los herbicidas, lo que les ha permitido expandir sus mercados de productos químicos patentados.

El Ingeniero Agrónomo y genetista Hernán Laurentín, profesor de la cátedra Genética Aplicada de la UCLA ; está convencido que los cultivos transgénicos ( modificados genéticamente por el hombre ), son una herramienta tecnológica fundamental para aumentar la producción de alimentos en el país y en el mundo entero. Hizo referencia a la creación de la soya trasgénica resistente a los herbicidas y al llamado maíz Bt, al que se le han introducido genes de la bacteria Bacillus Thuringiensis, que lo hace resistente al ataque de gusanos cogolleros.

Laurentín sostiene que el uso de herbicidas como el Glifosato (Raundup), no es perjudicial, pues se degrada rápidamente en el suelo cuando se aplica con propiedad, no se acumula en el agua subterránea, no tiene efecto sobre otros organismos y no deja residuos en los alimentos. Sin embargo hay evidencia que este pesticida causa defectos congénitos en animales, es tóxico para los peces y puede causar cáncer en los seres humanos ( Goldberg 1992 ).

El Glifosato es tóxico para algunas especies que habitan en el suelo, incluyendo predatores, como arañas, escarabajos carábidos y coccinélidos y para otros que se alimentan de detritos como los gusanos de tierra, así como para organismos acuáticos, incluyendo peces (Paoletti y Pimentel 1996 ). Se sabe que este herbicida se acumula en frutas y tubérculos porque sufre relativamente poca degradación metabólica en las plantas, actúa en forma similar a la de los antibióticos, alterando en una forma todavía desconocida la biología del suelo y causando reducciones en la habilidad de algunas plantas de fijar nitrógeno atmosférico y disminuyendo el crecimiento de las micorrizas, que son hongos claves para ayudar a las plantas a extraer el fósforo ( nutriente esencial ) del suelo.

El Ingeniero Agrónomo Asdrúbal Freitez, Coordinador de Aguas y Suelos de la Secretaría de Tierras de Yaracuy, reflexiona desde la óptica materialista afirmando que los pesticidas pertenecen al progreso tecnológico y que han permitido desarrollar la agricultura basada en el monocultivo, que genera grandes ganancias, muchos alimentos y emplean mucha mano de obra.

Alternativas del uso de agroquímicos.

Los defensores de la Revolución Verde sostienen que los países en desarrollo deberían optar por un modelo industrial basado en variedades mejoradas y en el creciente uso de fertilizantes y pesticidas, a fin de proporcionar una provisión adicional de alimentos a sus crecientes poblaciones y economías.

La biotecnología no reduce el uso de agroquímicos ni aumenta los rendimientos. Tampoco beneficia a los consumidores ni a los agricultores pobres ( Altieri. 2001 ).

Actualmente en el estado Yaracuy y en varios estados del país, muchos productores defensores de la agricultura sustentable, están proponiendo que en lugar del enfoque intensivo en capital e insumos de la agricultura química, el país debería proporcionar un modelo agroecológico que da énfasis a la biodiversidad, al reciclaje de nutrientes, a la sinergia entre cultivos, animales, suelos y otros componentes biológicos, así como a la regeneración y conservación de los recursos.

Una estrategia de desarrollo agrícola sustentable que mejore el ambiente, debe estar basada en principios agroecológicos y en un método de mayor participación para el desarrollo y difusión de tecnologías.

La agroecología es la ciencia que se basa en los principios ecológicos para el diseño y manejo de sistemas agrícolas sustentables. Se erige sobre el conocimiento endógeno y tecnologías modernas selectas de bajos insumos para diversificar la producción. El sistema incorpora principios biológicos y los recursos locales para el manejo de los sistemas agrícolas, proporcionando a los pequeños agricultores una forma ambientalmente sólida y rentable de intensificar la producción en áreas marginales ( Altieri. 2001 ).

Los partidarios de la agricultura alternativa recomiendan que las investigaciones y el desarrollo agrícola, deberán operar sobre la base de un enfoque de abajo hacia arriba, usando y construyendo sobre los recursos y conocimientos disponibles localmente. Debe tomarse muy en serio las necesidades, aspiraciones y circunstancias particulares de los pequeños agricultores, por medio de métodos participativos. Esto significa que desde la perspectiva de los agricultores pobres, las innovaciones tecnológicas deben: ahorrar insumos y reducir costos; expandirse hacia tierras marginales frágiles; mejorar la nutrición, la salud y el ambiente.

El profesor Armando Barradas de la cátedra de Entomología y Fitopatología del IUTY, miembro de la RAPAL-VE (Red Alternativa al uso de Plaguicidas en Venezuela), refirió el éxito de varias experiencias agroecológicas en el estado Yaracuy, donde se han implementado estrategias de control biológico de plagas en el cultivo del maíz. Aproximadamente 1.000 has de maíz pertenecientes a pequeños productores del caserío el Saruro del municipio Peña, han sido tratados con liberaciones de controladores biológicos, usando también las bondades de la lombricultura para producción de abonos orgánicos de buena calidad. También mencionó el uso de preparados biológicos de fácil preparación, para el control de plagas, entre los que se encuentran: El caldo de cenizas, el té de bosta, el insecticida natural de árbol Nim, etc.

Finalmente, el Profesor Barradas enfatizó las características de las prácticas agroecológicas, afirmando que: se basan en el conocimiento indígena y la racionalidad campesina; son económicamente viables, accesibles y basadas en recursos locales; son sanas para el ambiente, sensibles social y culturalmente; se adaptan a las condiciones del agricultor; mejorar la estabilidad y la productividad de las fincas.

Será necesario que la agricultura tropical sustentable, que recoge todos los principios de la ciencia agroecológica, sea el enfoque de desarrollo que planteen las instituciones encargadas de motorizar las propuestas productivas en el ámbito agropecuario en el país, como está tipificado el en artículo 305 de la constitución nacional.



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Gabriel Gil

Comunicador Comunitario. Miembro de Catia Tve.

 nodros@gmail.com

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