Migrantes haitianos denuncian desgarradoras historias de abuso en República Dominicana

Redadas de haitianos en República Dominicana

Redadas de haitianos en República Dominicana

Credito: Agencias

Una multitud de aproximadamente 500 personas descendió de camiones polvorientos‚ arrastrando los pies por un pequeño espacio en una puerta fronteriza que separa Haití de la República Dominicana. Fueron los primeros deportados del día, algunos todavía vestidos con ropa de trabajo y otros descalzos‚ mientras hacían fila para recibir comida, agua y atención médica en la ciudad fronteriza haitiana de Belladére.

Bajo un sol abrasador, los migrantes contaron acerca de los abusos crecientes por parte de funcionarios dominicanos después de que el presidente Luis Abinader ordenara en octubre comenzar a deportar al menos a 10.000 inmigrantes por semana bajo una nueva y dura política ampliamente criticada por organizaciones de derechos civiles.

"Derribaron mi puerta a las cuatro de la mañana", dijo Odelyn St. Fleur, quien había trabajado como albañil en la República Dominicana durante dos décadas. Dormía junto a su esposa y su hijo de 7 años. El número de presuntas violaciones de derechos humanos que van desde allanamientos domiciliarios no autorizados hasta discriminación racial y deportación de madres lactantes y menores no acompañados se han ido incrementando a medida que aumentan las deportaciones a Haití, que comparte la isla Española con la República Dominicana.

Más de un cuarto de millón de personas fueron deportadas el año pasado, y más de 31.200 sólo en enero. "La situación ha llegado a un punto crítico", afirmó Roudy Joseph, un activista que acusó a los funcionarios de ignorar el debido proceso durante los arrestos. "Todos los días hay niños abandonados en las escuelas."'Te espero al otro lado'

Docenas de vendedores se alinearon a ambos lados de los hombres, mujeres y niños sin acompañantes que marcharon en fila india hacia Belladére después de ser deportados, mientras caminaban los pies se les hundían en un sendero fangoso y lleno de basura con olor a orina. Los hombres intentaban vender jeans, agua, tarjetas SIM y viajes ilegales de regreso a República Dominicana: "¿Les gustaría pasar? Te espero del otro lado", susurraban en su lengua criolla.

A pesar de la represión, muchos regresan a la República Dominicana. Jimmy Milien, un instalador de pisos de 32 años, ha sido deportado por segunda vez‚ fue arrestado la primera vez en un autobús público‚ en la capital, Santo Domingo, en 2024 y nuevamente a mediados de enero."Maldito diablo haitiano, bájate", recordó que le dijeron antes incluso de pedirle los documentos. Dejó atrás a su esposa y sus dos hijos, de 3 y 12 años, y no sabe cuándo los volverá a ver. Estaba planeando viajar a la capital de Haití, pero al igual que miles de personas que fueron dejadas en Belladére, tendría que cruzar territorio de pandillas donde hombres armados abren fuego contra el transporte público. "No hay comida, no hay nada, sólo criminales", dijo sobre Haití, donde se informó que más de 5.600 personas fueron asesinadas el año pasado, la mayoría a manos de pandillas que controlan el 85% de la capital, Puerto Príncipe. Si Milien intentara regresar por tercera vez‚ decenas de contrabandistas lo aguardarían antes de entrar a Dominicana.

Mack, un haitiano que sólo dio su primer nombre para poder hablar libremente sobre el contrabando, contó que transporta inmigrantes a través de la frontera hasta seis veces por semana. Cobra 3 dólares por persona y luego ofrece 8 dólares a los guardias fronterizos dominicanos: "Si les pagas, te dejan pasar", dijo. Vivió casi tres años en Santo Domingo, instalando drywall (paneles de yeso) hasta que lo deportaron. Luego se unió a una lucrativa banda de contrabando y mencionó que no planea regresar a la capital hasta que disminuya la represión. "Aquí todo el mundo me conoce", dijo. "No me molestan".

Los puestos militares de control migratorio‚ salpican la carretera que sale de la polvorienta frontera hacia la capital dominicana. Las autoridades suben a los autobuses, asoman la cabeza por las ventanillas de los coches y detienen a presuntos inmigrantes indocumentados, por lo que muchos saltan al ver un puesto de control y vuelven a subir más adelante. La afluencia de migrantes haitianos y sus intentos de reingresar ilegalmente es algo que irrita al vicealmirante Luis Rafael Lee Ballester, director de migración dominicano. "La República Dominicana... ha asumido demasiada responsabilidad por la situación en Haití", comentó. "Estamos dispuestos a brindar apoyo, pero es importante que los líderes de Haití infundan orden en su país, que cuiden a su pueblo".

Los funcionarios dominicanos sostienen que los inmigrantes haitianos han sobrecargado los servicios públicos del país, con más de 80.000 nuevos estudiantes haitianos matriculados en escuelas públicas en los últimos cuatro años. Los funcionarios de salud dicen que las mujeres haitianas representan hasta el 70% de los nacimientos en el país, lo que le cuesta al gobierno millones de dólares. Ballester dijo que desplegará funcionarios de migración adicionales en todo el país para hacer frente a lo que describió como un aumento de inmigrantes indocumentados, manifestando que son una carga y un peligro para su país. Si bien negó las acusaciones de abuso, reconoció que a los funcionarios se les permite ingresar a las casas "durante una persecución" y que el personal está siendo reentrenado "porque nuestro compromiso con el respeto a los derechos humanos es incuestionable". Ballester dijo que República Dominicana no deporta a menores no acompañados y que los funcionarios ahora separan a mujeres y niños de hombres durante las deportaciones.

Sin embargo‚ a finales de enero, cinco adolescentes sin sus padres fueron deportados. Entre ellos se encontraba Jovenson Morette, de 15 años, quien dijo que fue detenido mientras trabajaba en el campo. Él y los otros cuatro fueron interrogados por funcionarios haitianos en Belladére quienes intentaban localizar a sus padres. Más al norte, en la ciudad fronteriza haitiana de Ouanaminthe, una niña de 10 años no acompañada fue deportada a finales de enero, dijo Geeta Narayan, representante de UNICEF en Haití. "Estos niños se encuentran entre los más vulnerables", dijo, señalando que los grupos armados a lo largo de la frontera se aprovechan de ellos.

El año pasado, República Dominicana deportó a 1.099 niños no acompañados; 786 de ellos se reunieron con sus familias, según UNICEF. Josette Jean, de 45 años, temía por su hijo de 16 años, nacido en República Dominicana, cuando recientemente fue deportado solo a Haití. Sosteniendo una fotografía de él, dijo que corrió al centro de detención dominicano donde estaba detenido, pero le dijeron que el gobierno no deporta a menores no acompañados. Fue deportado de todos modos. Jean le pagó a un contrabandista para que trajera a su hijo de regreso a la República Dominicana días después. "Los niños que nacen aquí no tienen idea de adónde ir", dijo sobre los deportados a Haití, un país que su hijo nunca había visitado. Un número significativo de los deportados, como el hijo de Jean, nacieron en la República Dominicana pero carecen de certificados de nacimiento u otra documentación oficial que demuestre su estatus legal, y los activistas acusan al gobierno de permitir que expiren los permisos de trabajo o de negarse a procesar su documentación. La República Dominicana no otorga automáticamente la ciudadanía a todos los nacidos allí.

Mientras continúan las deportaciones masivas, los empleadores dominicanos de las industrias agrícola y de la construcción se quejan. ¿La respuesta de Ballester? Contratar trabajadores dominicanos. "Haití se está ahogando" Al menos un teléfono celular pudo grabar cuando Mikelson Germain, de 25 años, intentó evadir a las autoridades dominicanas a finales del año pasado. Estaba corriendo por un tejado cuando un funcionario lo atrapó y lo empujó. La mujer que grababa gritó y empezó a llorar, pensando que estaba muerto. "Por la gracia de Dios, caí primero sobre un cable eléctrico", dijo Germain en un video grabado por una organización sin fines de lucro. Con una de sus piernas herida y los hijos de su primo agarrados a él, Germain detalló que las autoridades abandonaron la escena de los hechos. Activistas acusaron al funcionario de intento de homicidio, pero a pesar de la protesta generalizada, afirman que los abusos persisten.

El año pasado, un grupo de dominicanos, indignados por el maltrato y los arrestos de sus vecinos haitianos, protestaron‚ arrojando piedras, botellas y otros objetos a las autoridades. Un hombre intentó desarmar a un funcionario de migración antes de que se escucharan disparos y todos se dispersaran. Mientras tanto continúan las deportaciones masivas.

El presidente Abinader advirtió que la situación de Haití es un peligro para la región y que podría haber una "ola incontrolable de migración" y pidió más apoyo para una misión respaldada por la ONU en Haití que enfrenta una lucha contra las pandillas. "No hay una solución dominicana a la crisis haitiana", afirmó. "Haití se está hundiendo mientras una parte importante de la comunidad internacional observa pasivamente desde el otro lado de la orilla".

 



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