Solo unas líneas por aquel día. Pueblo con razón y moral, frente a la intriga y el engaño criminal. Sangre de mártires vertida: niños, jóvenes y viejos; mujeres y hombres.
Y antihombres que aun caminan por estas calles, asesinos, impunes, miserables de espíritu, perdidos en el sentido de la Historia. Comedores y defecadores de oficio, como única razón de vida.
Frente a ellos, en pie, un pueblo heroico, con mártires vivos, no importa que estén en las tumbas, sus nombres serán por siempre simiente de la nueva Historia. Solo unas líneas recordando nuestros pasos entre esas esquinas aquel día.
Muchacho descamisado que regabas de rojo la acera este de Llaguno en tu momento postrero, guindado solo de la vida en las manos de cuatro compañeros.
Cuarentón que pasas a cuestas de aquel motorizado que quiere volar y tragarse los metros, en la tragedia del borbollón rojo de vida que brota de tu cabeza, bañando su espalda con tu líquido calor postrero.
Valiente que caíste, abatido por la espalda, allá, casi llegando al quiosco, bajo el puente. Corrías en auxilio del compañero, pero más rápida fue la pérfida bala de algún traicionero. Tus pasos no se detendrán en verdad, solo serán parte de un relevo.
Mujer que te salvaste, por milímetros, valiente como tantos vientres de esta tierra mía. Te ofrendé el trago de agua que me quedaba, dabas las gracias, mientras yo orgullo de ti aun siento.
Soldado que impedías que en aquella esquina dos trombas de pueblo se masacraran. Compartimos un poco de humo cuyo daño no importa cuando se sabe que tal vez no haya otro día. En la caída de la noche, antes de replegarte, develastes la traición de aquel general gordo, hinchado de traición y cobardía.
Dia a dia, hora a hora, minuto a minuto, seguimos. Un líder, un pueblo, construyendo La nueva Historia, nunca antes tan cerca de La Utopia. Veo como se expande, se atrinchera poco a poco en las favelas, reboza el altiplano, baña el Iguazú, cruza el ancho Plata y comienza a concentrarse en la Patagonia. Ya paso por el pico del padre Bolívar, cruza el Chimborazo y subterránea crece en las afueras del mundo de los incas. Cuesta acallarla en Boyacá, veredas de Panamá, hondonadas y caseríos pobres de San José, renueva las tierras de Sandino, en dominio de los Aztecas intrigan para acallarla, traicionada en el Caribe, se pierde y brota una y otra vez, en ese Caribe fortalecido en la Isla de la Dignidad. Los ecos alcanzan a los suelos de la original Sumeria, y la vieja Europa no puede ocultar a veces con cinismo, a veces con lisonja, la envidia recordando hace siglos, cuando parió nuevas ideas y leyes para el buen vivir de los pueblos.
Solo unas líneas de aquel bravo día, gloria al bravo pueblo en aquella hora de iliada, de odisea, de Troya de hienas en lugar de caballo. Solo unas líneas, por aquel comienzo, bautizado en rojo de mártires, solo comienzo….
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