Algunos proverbios relacionan el destino con la voluntad de los individuos, tales como “el destino está escrito por ti y por tus elecciones”, “si no encuentras tu camino háztelo”, “el destino debes buscarlo no viene solo”, “el destino nos lo creamos a cada paso que damos”…entre tantos proverbios relacionados con el sino y la voluntad. Cuanta falsedad está signada en tales sentencias.
El destino, evidentemente, está determinado con el futuro del individuo y por lo general, son muchas las fuerzas oscuras que forjan el porvenir de los seres humanos, desde el momento de nacimiento hasta el alejamiento del mundo terrenal. Esta apreciación no es nada nueva, la vida de los humanos está prescrita por una serie de acontecimientos, tanto naturales o no, cuya manifestación, dónde y cuándo, son los que determinan el futuro de cada persona.
Ejemplos sobran, un terremoto, un huracán, un maremoto o tsunami estipula la desaparición de toda una población; una negociación entre dos gobiernos instituye la nacionalidad de sus habitantes. Por ejemplo, España cedió Florida a EEUU por cinco millones, que nunca cobró; así mismo, Napoleón vendió Luisiana a EEUU; Saboya y el Piamonte pasó de manos de Francia a Italia como un regalo de bodas; la isla de Córcega fue vendida por los genoveses a los franceses. EEUU que en un inicio estaba conformada por 13 estados llegó a 50, comprando, robando territorios como los de México y Hawái. Así mismo, por los mismos procedimientos como lo anterior se constituyeron algunos países europeos, como UK que se anexó Escocia e Irlanda a la fuerza. Similar a estas negociaciones fueron muchas las transacciones realizadas por gobernantes, estos se consideran propietarios de las regiones y las vendían sin la consulta de sus habitantes. Acuerdos como los referidos se han hecho a través del tiempo y por toda la geografía, las cuales ocasionaron el cambio de nacionalidad de sus habitantes o simplemente, un nuevo gentilicio para los recién nacidos.
La obligación de profesar religiones merece una enciclopedia completa pero me referiré a esto en una forma sumaria. La mayoría de las religiones han sido impuestas en un territorio o país a sangre, sudor y lágrimas. El caso de América es uno de los mejores ejemplos, tanto en el norte, en el centro como en el sur. El cristianismo en todas sus versiones, catolicismo y protestantismo, lo impusieron los europeos sobre la base del rigor. Los puritanos pioneros provenientes del norte de Europa y del Reino Unido eliminaron a los indios y a las pocas tribus que quedaron las obligaron a profesar la religión evangélica. A Centro y Sudamérica llegaron los frailes católicos, no influenciados por la Reforma, exterminando a muchos pueblos originarios, obligando a los que quedaron a profesar el catolicismo bajo amenaza de muerte. Como se nota, que un hecho tan fortuito como la equivocación de Colón determinó que el cristianismo llegara tanto a la América hispana como a la anglosajona. Por esta misma vía los curas y los pastores impusieron el cristianismo tanto en África, Asia y Oceanía. El futuro, en materia religiosa, de estos continentes quedó marcado de por vida con todas sus desgracias, sin que en ningún momento se le pidiera opinión a sus moradores.
Como se lee en los párrafos anteriores el futuro de los pueblos originarios nunca estuvo en manos de las opiniones individuales o colectivas de sus habitantes sino en hechos fortuitos y negociaciones entre gobernantes. A lo anterior podría agregarle otros elementos como la imposición de modelos políticos y económicos en zonas donde se desconocía la monarquía, la democracia, el conservadurismo, el liberalismo, el fascismo, el socialismo, el monopolio, el capitalismo, el comunismo, la ley de la oferta y la demanda, el colonialismo, los protectorados, entre tantos mecanismos que se impusieron en el tiempo y en la geografía, simplemente por las necesidades de grupos y sociedades para controlar las riquezas del planeta. En ningún momento para mejorar la calidad de vida de los conquistados. Un ejemplo trivial y evidente son las poblaciones de habla inglesa, española, portuguesa, francesa, alemana, el neerlandés y el papiamento en diversas regiones de África. Tal fenómeno fue posible por el establecimiento de las colonias o “protectorados” en dicho continente, donde el colonialista invasor constreñía a los despojados a hablar el idioma del imperialista para que entendieran las órdenes. Como se ve este hecho, no tan fortuito dado que fue culpa de los europeos, ricos, rubios y cristianos, quienes exigieron a muchos habitantes de África a cambiar su idioma original, bajo amenaza, por el del invasor, con una agravante, que muchas lenguas fueron desapareciendo, al igual como sucedió en América.
Cualquiera que haya leído los párrafos anteriores pensará que eso sucedió hace tiempo y que en estos tiempos modernos de tecnología de punta, del internet, de la inteligencia artificial, de drones para la guerra, de robot inteligente…estas cosas no pasan, craso error.
Lo que está aconteciendo en Palestina es una prueba evidente de cómo se le conculca el futuro o el destino de unos niños y de una población entera, no mediante el cambio de nacionalidad, religión o idioma, peor todavía, a los niños palestino se le está negando el futuro mediante un infanticidio planificado cuyo objetivo es el exterminio de un gentilicio. Al no existir población joven los palestinos desaparecerán con el tiempo y en la geografía.
Debo resaltar que en el año 1989 se instituyó la Convención de los Derechos del Niño patrocinada por la UNICEF, Fondo de las Naciones Unidas Para la Infancia, una de las tantas oficinas burocráticas de la ONU. En dicho tratado se establece los derechos del niño en varios artículos, como el 7, 8, 9 donde se decretan los derechos inalienables del niño. Primero, todo niño tiene derecho a la vida, así mismo, a una familia, a un hogar, a una nacionalidad, a un nombre y a una identidad. Como se lee y si se reflexiona sobre esto, a los niños palestinos se les están negando los derechos fundamentales que los caracterizan como tal.
Los criminales y reiterados bombardeos contra la franja de Gaza, por parte de las tropas sionistas israelíes, evidencian un infanticidio continuado que les conculca a los infantes el derecho más trascendental, como es el derecho a la vida. Del mismo modo, hay numerosos chicos y chicas que quedaron huérfanos por la muerte de sus padres y que además les destruyeron sus casas, violándoles de esta manera el derecho a tener una familia y un hogar. Si a lo anterior le agregamos las acciones de los sionistas israelíes que están impidiendo la llegada de alimentos y medicinas para socorrer a los niños sobrevivientes, se llega a la convicción de la intención concebida del gobierno del carnicero de Gaza, el criminal Netanyahu, de llegar hasta la solución final, es decir del exterminio de pueblo palestino. De esta manera se les niega a los niños un porvenir, una identidad y una nacionalidad. Es obvio que se les está robando a los niños palestinos un futuro digno, secuela de una violación reiterada y planificada de sus derechos contemplados en la Convención de los Derechos del Niño.
En las acciones criminales de las tropas sionistas israelíes contra el pueblo palestino se vislumbra la violación de los derechos humanos; delitos de lesa humanidad; crímenes de guerra como el infanticidio, bombardeos a hospitales y escuelas, boicot de la llegada de alimentos y medicinas para refugiados; política de apartheid. De igual modo, la violación de los derechos del niño contemplado en la Convención de los Derechos del Niño de la UNICEF, cuya función es promover la defensa de los derechos de los infantes, suplir sus necesidades básicas y contribuir con su desarrollo. Ante todas estas transgresiones por parte del gobierno del carnicero de Gaza, el criminal Netanyahu, pareciera que todo lo anterior es letra muerta. Juzgo, que a la ONU y a los gobiernos democracias occidentales no les importa lo que está sucediendo más allá de sus narices. De igual modo, los niños palestinos les concierne un bledo en comparación con la presencia del cancerbero Israel que cuida y vigila los intereses de las empresas occidentales en el Medio Oriente y de las rutas comerciales.
Démosle una oportunidad a los niños palestinos, esto no es un pedido es el derecho de estos infantes de tener un futuro digno, lejos de las diferencias religiosas, odios, conflictos comerciales de los adultos y atengámonos a lo que resaltó Grahan Greene el escritor británico. “Siempre hay un momento en la infancia cuando la puerta se abre y deja entrar al futuro”. Abramos esa puerta, lee que algo queda.