Humanología

¿Serán Bush y Obama juzgados por crímenes de guerra?


La afirmación de Bank Ki-moon, manifestando que el uso de armas tóxicas en Damasco era un crimen de lesa humanidad y sus autores debían ser castigados por una corte penal internacional después de superado el impase por Siria, conduce a asegurar que su actuación prioritaria será investigar el genocidio causado por los presidentes Bush y Obama ya que ellos sobrepasan en número, cualidad e intención gran parte de la catástrofe ocurrida en esta última década. Le corresponde, entonces, ser consecuente o mostrar una débil personalidad sujeta a presiones por parte de potencias identificadas.
Entendemos que desde el día de hoy, siendo coherente con lo dicho anteriormente, el Secretario General de la ONU se encontraría recabando miles de documentos que confirman el crimen de los presidentes estadounidenses cuyas cifras conservadoras indican más de 400.000 personas asesinadas como resultado de medidas “democráticas”. De igual modo, oficiaría lo antes posible a un tribunal para enviar el prontuario debido y exigir las medidas propias de esta acción delictiva.
Los antecedentes son “abrumadores” para emplear la palabra que ha utilizado con reiteración este funcionario. Desde lo ideológico, en conjunto con los hechos consolidados, se evidencia el delito perpetrado definiéndolo como complicidad manifiesta en el exterminio de culturas y ciudadanos extranjeros, arriesgando además la seguridad nacional de su país (que puede constituir traición a la patria y sobre lo cual ya se comenta profusamente en las redes).
En cuanto a lo ideopolítico, los fundamentos esgrimidos han sido la protección de la libertad, la búsqueda de justicia, el espíritu de paz y la constante defensa de su Nación ante el terrorismo. Sin embargo, los tozudos hechos demuestran lo contrario y son conocidos por gran parte de la urbe mundial: el régimen estadounidense es el origen del grave conflicto y no la alternativa de resolución.
En primer lugar, la ocupación de países y destrucción de las culturas iraquíes, afgana y libia, junto con gran parte de su infraestructura y arqueología como patrimonio de la humanidad, se conjugan con un número superior a cuatro centenas de miles fallecidos por dicha intervención. En segundo lugar, han dejado a dichas naciones en una situación de caos permanente y en un enfrentamiento nunca antes visto, es decir, incremento de la violencia a niveles inverosímiles. Tercero, la utilización de armas tóxicas, destructoras, apoyo al terrorismo organizado, invitación a la masacre, descuartizamiento, degollación, martirio de la ciudadanía sin discriminar civiles, niños, ancianos, inermes, caracteriza un crimen de guerra innarrable propiciado por el régimen de Estados Unidos.
Cuarto, la argumentación dada para estas masacres internacionales no posee la mínima fundamentación lógica y se basa en retórica general sobre valores aunque sin proporcionar evidencias consistentes y sólo soportadas en la amenaza del supuesto terrorismo mundial. Quinto, la provocación a Siria con la posibilidad de iniciarse una Tercera Guerra Mundial, sin importar a quienes afecte, es propio de mentalidades enfermas sociopáticamente identificadas debido a la frialdad con que sentencian a la muerte a cientos de miles de personas, lo que configura un prontuario más que suficiente para juzgar a estos funcionarios públicos, especialmente por su empleo ideológico de los medios masivos de comunicación incentivando el odio social. Sexto, la realidad ha demostrado que lo único importante han sido los negocios de “reconstrucción”, el manejo de petróleo y búsqueda de gas, además de intentar demostrar quién es el patrón de las sociedades civilizadas a través de la geopolítica del amedrentamiento. En Siria no hay guerra civil ni oposición soberana sino terrorismo organizado en varios frentes con el objetivo de destruir un gobierno para negociar con el siguiente los proyectos de gas desde Turquía y Qatar, unidos a la estrategia geopolítica de guerra.
Si ha sido comprobado que Bush y Obama han actuado en complicidad ante el uso de armas químicas y frente a la peligrosa amenaza que ha manifestado Obama, de continuar financiando y armando al terrorismo en Siria, la ciudadanía mundial espera que este juicio inicie pronto para comenzar el proceso de justicia y verdad que se busca ansiosamente. Juzgados y sancionados drásticamente, todos sabrán que no se puede matar impunemente o violar la soberanía de otro estado amparado en la supuesta defensa de valores inmensos minimizados por la falsedad de la argumentación.
Cuando en estos tiempos queda claro que se inicia una nueva era de equilibrio bipolar y que el mundo no cree de modo tan ingenuo lo que los poderes mediáticos expresan, ya no es factible tan fácilmente fabricar pruebas de bandera blanca para amedrentar a la Humanidad. La detente que frenó la invasión es un símbolo de que con decisión soberana se debe actuar desde ahora, por ello: ¡Qué nunca más la falacia de la libertad sea esgrimida para sojuzgar la especie humana!

Santiago de Chile, septiembre 19 de 2013.



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Carlos Santa Maria

Analista internacional, Ph.D. en Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona (España), Trabajador Social de la Universidad Católica de Valparaiso (Chile) , Psicólogo social por la UNAD (Colombia), especialista en estudios Latino Americanos, Educación e Investigación por la Universidad de Nariño. Columnista, Profesor universitario, Conferencista internacional, ha publicado quince libros en el campo político, humano y Académico.

 csantamaria21@yahoo.com

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