No puedo estar tranquila que en nuestro país, existan crímenes tan diabólicamente monstruosos, que acaban con la esperanza y la vida de nuestras mujeres venezolanas, así como la infancia.
La
muerte de Facundo Cabral, sacudió por completo el sentimiento de rabia y
repudio de los pueblos de América Latina. La violación de veinte
mujeres y una menor de edad, en el Estado Zulia, ha causado horror y
alarma, en la opinión venezolana.
La indignación y la rabia que sentimos como madres, amas de casa, artistas, trabajadoras, estudiantes... SOBRE TODO COMO MUJERES VENEZOLANAS, no tiene nombre. ¿Qué está pasando con los cuerpos policiales (llámese Polícia Nacional, CICPC, Policías regionales...) o de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), en los rincones aislados de la población venezolana?
¿Cómo se explica que un criminal o un violador de alta peligrosidad, ande por el territorio nacional como cualquier venezolano común y corriente, y siga haciendo de las suyas? ¿Cómo puede llamarse "ciudadano" a un hijo del demonio, como criminales y violadores? Jamás tendrán valores, ni tendrán alma, ni espiritualidad... Seres aberrantes como esos, tampoco tienen madre, ni perdón de Dios. La sociedad los excluyó (y los seguirá excluyendo).Entregan su vida, al mundo tan depravado de la crueldad, trayendo como consecuencia la deformación, destrucción y monstruosidad de los valores, en esta sociedad que vivimos.
¿Cómo vamos a construir el hombre nuevo y la mujer nueva, con una sociedad monstruosamente violenta?
¿Dónde están las autoridades competentes que hacen vida a nivel regional del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía General...? ¿Dónde está el Movimiento y las agrupaciones de mujeres, pronunciándose públicamente sobre este abominable y criminal hecho, cometido recientemente, hacia 20 mujeres y una menor de edad, en el Estado Zulia?
Vivimos en tiempos de revolución. La revolución es poesía, es una hermosa lucha, es alegría... como también es justicia, es respeto en derechos humanos, es paz, es dignidad, es lucha... La revolución tiene rostro y alma de mujer... ¿Cuántas mujeres anónimas, en muchos poblados del país (como en el mundo entero), también son víctimas de aberrantes crímenes como violaciones, y no han podido hacer justicia? ¿Cómo quedan sus derechos humanos? La violencia (en toda sus manifestaciones) es un cáncer que no tiene cura. No tiene estatus social, ni color de piel, ni credo religioso, ni tendencia política. ¡Ataca sin piedad!
A gritos y en clamor enérgico (si aún nos quedan fuerzas), es un llamado a toda la colectividad venezolana, a todos los movimientos que hacen vida en el país (de mujeres, de artistas, sociales, políticos, religiosos, estudiantiles, profesionales...) hacernos solidarias y solidarios, con estas mujeres zulianas (que también son venezolanas como usted y yo, y pudieran ser nuestras madres, hermanas, primas, amigas, tías, abuelas... ) y con la menor de edad (que pudiera ser nuestra hija, sobrina, nieta, ahijada...), quienes fueron víctimas de un monstruoso y diabólico crímen, SE LOGRE JUSTICIA, y quienes fueron los autores materiales e intelectuales de tan abominable hecho, PAGUEN CON TODO EL PESO DE LA LEY LA PENA MÁXIMA (pena de muerte, cadena perpetua... si fuera posible -y lamentablemente, en nuestra legislación venezolana, no se contempla estos tipos de pena-). El Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, la Defensoría del Pueblo, el Movimiento de Mujeres... les brinde el máximo apoyo y nunca las desamparen.
Creo que la muerte de Facundo Cabral, también tiene rostro de mujer asesinada y violada en los pueblos de América Latina. Hoy le tocó a nuestro país, en el Estado Zulia.
sinfronteras_al@yahoo.com
La indignación y la rabia que sentimos como madres, amas de casa, artistas, trabajadoras, estudiantes... SOBRE TODO COMO MUJERES VENEZOLANAS, no tiene nombre. ¿Qué está pasando con los cuerpos policiales (llámese Polícia Nacional, CICPC, Policías regionales...) o de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), en los rincones aislados de la población venezolana?
¿Cómo se explica que un criminal o un violador de alta peligrosidad, ande por el territorio nacional como cualquier venezolano común y corriente, y siga haciendo de las suyas? ¿Cómo puede llamarse "ciudadano" a un hijo del demonio, como criminales y violadores? Jamás tendrán valores, ni tendrán alma, ni espiritualidad... Seres aberrantes como esos, tampoco tienen madre, ni perdón de Dios. La sociedad los excluyó (y los seguirá excluyendo).Entregan su vida, al mundo tan depravado de la crueldad, trayendo como consecuencia la deformación, destrucción y monstruosidad de los valores, en esta sociedad que vivimos.
¿Cómo vamos a construir el hombre nuevo y la mujer nueva, con una sociedad monstruosamente violenta?
¿Dónde están las autoridades competentes que hacen vida a nivel regional del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía General...? ¿Dónde está el Movimiento y las agrupaciones de mujeres, pronunciándose públicamente sobre este abominable y criminal hecho, cometido recientemente, hacia 20 mujeres y una menor de edad, en el Estado Zulia?
Vivimos en tiempos de revolución. La revolución es poesía, es una hermosa lucha, es alegría... como también es justicia, es respeto en derechos humanos, es paz, es dignidad, es lucha... La revolución tiene rostro y alma de mujer... ¿Cuántas mujeres anónimas, en muchos poblados del país (como en el mundo entero), también son víctimas de aberrantes crímenes como violaciones, y no han podido hacer justicia? ¿Cómo quedan sus derechos humanos? La violencia (en toda sus manifestaciones) es un cáncer que no tiene cura. No tiene estatus social, ni color de piel, ni credo religioso, ni tendencia política. ¡Ataca sin piedad!
A gritos y en clamor enérgico (si aún nos quedan fuerzas), es un llamado a toda la colectividad venezolana, a todos los movimientos que hacen vida en el país (de mujeres, de artistas, sociales, políticos, religiosos, estudiantiles, profesionales...) hacernos solidarias y solidarios, con estas mujeres zulianas (que también son venezolanas como usted y yo, y pudieran ser nuestras madres, hermanas, primas, amigas, tías, abuelas... ) y con la menor de edad (que pudiera ser nuestra hija, sobrina, nieta, ahijada...), quienes fueron víctimas de un monstruoso y diabólico crímen, SE LOGRE JUSTICIA, y quienes fueron los autores materiales e intelectuales de tan abominable hecho, PAGUEN CON TODO EL PESO DE LA LEY LA PENA MÁXIMA (pena de muerte, cadena perpetua... si fuera posible -y lamentablemente, en nuestra legislación venezolana, no se contempla estos tipos de pena-). El Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, la Defensoría del Pueblo, el Movimiento de Mujeres... les brinde el máximo apoyo y nunca las desamparen.
Creo que la muerte de Facundo Cabral, también tiene rostro de mujer asesinada y violada en los pueblos de América Latina. Hoy le tocó a nuestro país, en el Estado Zulia.
