10 de agosto de 2013.- Un grupo de patriotas ecuatorianos, encabezados por Juan Pío Montúfar y Francisco Eugenio de Santa Cruz y Espejo, comunica al presidente de la Audiencia Real de Quito, Manuel Iures, su destitución y proclaman la independencia de los territorios que estaban bajo la jurisdicción de esa ciudad.
Los patriotas ecuatorianos, una vez consumada la destitución de la alta autoridad española, conforman la llamada Junta Soberana de Quito, la cual fue presidida por Juan Pío Montúfar, quien proclama en su primera alocución la decisión del pueblo soberano de establecer la libertad y la independencia de la Corona española.
Una vez informada, las autoridades españolas de los Virreinatos de Perú y la Nueva Granada, deciden enviar expediciones militares a Quito con el fin de dar al traste a los deseos independentistas de sus habitantes y castigar a los responsables de la gesta emancipadora.
Al restablecerse la autoridad colonial, las altas autoridades españolas son restituidas en sus puestos, desencadenando una terrible persecución y ejecución sumaria de todas las personas sospechosas de haber participado en las actividades independentista, logrando de esta manera dominar la sublevación.
La libertad definitiva de Quito representa un triunfo cívico para las autoridades patrióticas y un triunfo militar para el venezolano Antonio José de Sucre, adalid de la gesta independentista de Suramérica.
Por encima de los fracasos y de la represión, el pueblo sigue adelante y el 02 de agosto de 1810, los ciudadanos deciden salir a las calles de Quito con la intención de liberar a los prisioneros y consolidar el principio de una larga lucha independentista que culminará con la batalla de Pichincha, el 24 de mayo de 1822, cuyas tropas patriotas eran comandada por Antonio José de Sucre, futuro Gran Mariscal de Ayacucho.