Rastros del tiempo (LXVII)

San Isidro Labrador y el origen de la celebración del 15 de mayo

San Isidro Labrador, patrón de Madrid, como también patrón de varios pueblos de Venezuela y el mundo, nació en Madrid en 1080 en una familia humilde y dedicó su vida a la agricultura. Su vida estuvo marcada por numerosos milagros, destacando su habilidad para encontrar agua en lugares áridos, lo que le ganó gran fama entre sus contemporáneos, su devoción creció tras su muerte el 30 de noviembre de 1172, a los 92 años de edad, siendo venerado desde entonces.

447 años después de su muerte, fue beatificado por el Papa Paulo V el 14 de junio de 1619 y estableció el 15 de mayo como su festividad, coincidiendo con el traslado de sus restos a la Iglesia de San Andrés en Madrid, donde reposan en el altar mayor de la Colegiata de San Isidro. Tres años después, el 12 de marzo de 1622, fue canonizado por el Papa Gregorio XV, junto con otros cuatro santos: San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, Santa Teresa de Jesús y San Felipe Neri.

La celebración del Día de San Isidro se ha convertido en una de las festividades más importantes de Madrid, caracterizada por una romería que incluye verbenas, fuegos artificiales y la tradicional comida, como las rosquillas. Los habitantes de Madrid, vestidos con trajes típicos conocidos como "chulapos" y "chulapas", participan en danzas como el chotis y disfrutan del "agua del santo" que brota de un manantial cercano a la ermita de San Isidro.

La festividad ha evolucionado a lo largo de los siglos, desde sus inicios en el siglo XVII hasta convertirse en un evento cultural que trasciende lo religioso. En el siglo XX, la celebración se revitalizó, especialmente durante la "Movida Madrileña", adaptándose a los tiempos modernos e incorporando música y festivales. Actualmente, la fiesta se extiende por varios días, con actividades lúdicas y religiosas que culminan en la misa solemne y la procesión del santo.

La celebración de San Isidro Labrador en Venezuela tiene sus raíces en la tradición agrícola y en la fusión de creencias aborígenes y españolas. En el estado Mérida, la festividad se inicia el 5 de mayo y culmina el 15 de mayo, con orígenes que se remontan a ceremonias agrícolas precolombinas dedicadas a la lluvia y la fertilidad. Los pueblos indígenas de la región, como los Chamas y Cuicas, veneraban a Ches, el dios de las aguas, que se asocia con San Isidro, el patrono de los agricultores. Esta celebración es considerada una de las más importantes de la región andina, destacando la conexión entre la agricultura y la espiritualidad.

En diversas localidades de Venezuela, como en el municipio Iribarren y Torres, la festividad incluye misas, procesiones y actividades culturales. Los agricultores llevan ofrendas de productos cosechados y semillas a la iglesia, donde son bendecidos por el sacerdote. Las celebraciones también incluyen concursos de yuntas de bueyes adornados con flores, música regional y actividades recreativas. En San Antonio, la imagen de San Isidro es llevada en procesión, acompañada de bueyes y devotos, simbolizando la bendición de las herramientas agrícolas y la protección de las cosechas.
 

La figura de San Isidro Labrador, se ha convertido en un símbolo de la agricultura y la devoción en las comunidades rurales. Su vida como labrador y los milagros atribuidos a él, como la multiplicación de alimentos, han reforzado su asociación con la protección de los cultivos. En Venezuela, la festividad se celebra el 15 de mayo, donde los agricultores rinden homenaje a su legado a través de misas, procesiones y actividades culturales, expresando gratitud por las bendiciones en la cosecha y pidiendo su intercesión.

En diversos pueblos de Venezuela se celebra con notables festividades religiosas en honor a San isidro, formando parte de las tradiciones y cultura de popular, donde se manifiesta la influencia del sincretismo que combina lo religioso y lo profano-cultural, en el crisol popular venezolano. Por mencionar algunas de estas notables tradiciones me permito mencionar la celebración que incluye una feria agraria conocida como "Locos de San Isidro", en el Municipio Sucre del Estado Mérida, donde se realizan danzas y procesiones con danzantes disfrazados.

Esta festividad refleja la devoción hacia San Isidro y la importancia de la agricultura en la comunidad. La tradición ha perdurado a lo largo de los años, adaptándose a las influencias culturales y religiosas, pero manteniendo su esencia agrícola y espiritual. Allí se mantienen las raíces de los rituales ancestrales en honor a la bajada del Ches, dios de las aguas, la fertilidad y las cosechas. Es importante aclarar, que antes de la invasión europea a nuestro continente, los pueblos originarios de los Andes venezolanos practicaban una fiesta religiosa relacionada con la bajada del dios Ches.

El Ches era un personaje mitológico, considerado y venerado por los aborígenes como el dios de las aguas, la fertilidad y las cosechas. Que a la llegada de los conquistadores, en el transcurso de la época de la conquista y colonización por mandato de la Corona de España, se fusiona con la religión católica, tomando a San Isidro como sustituto del dios Ches. Esta manifestación muestra hoy el sincretismo, producto de la cultura impuesta, por las costumbres religiosas del catolicismo, traída por los españoles, desde los primeros momentos de la invasión europea, mezclándose el ritual aborigen y la devoción cristiana, hasta llegar a nuestros días, como podemos leer en el Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano del Municipio Sucre:

"La danza a San Isidro tiene más de 500 años, siendo una de las más antiguas de nuestro país; en el siglo XVII se identifica con la imagen de San Isidro Labrador. Los religiosos introducen la veneración del santo cristiano en los nativos del pueblo viejo del sector agrícola, en donde se conservan las creencias de los antiguos pobladores. Las culturas quinanoes, mucuchenes, wazabaras, orcazas y kaseses eran habitantes de la ciudad del Xamu que significa en lengua indígena tierras secas".

Otro ejemplo lo podemos observar en Lagunillas, un hermoso pueblo del Estado Mérida, (que aún no conozco) la tradición se ha mantenido, con cambios introducidos ya referidos, que celebran la "Danzas de los Locos", en la llegada de las lluvias, con una procesión de danzantes ataviados como indígenas y promeseros, que recorren el pueblo, disfrazados de "caballeros", cubren sus rostros con máscaras. Otros visten particulares disfraces característicos de las locainas, mientras bailan al compás de maracas, las chirimías y los tambores.

De estas festividades en honor a San Isidro también se ha dicho que a la salida del santo, en la procesión al compás de los acordes musicales, suele llover, atribuyendo esa presencia de lluvia La presencia de la lluvia a la música, asegurando que a los dioses del agua les encanta escucharla.

De igual manera en las fuentes consultadas encontramos que la danza se destaca por algunas características muy peculiares que consta de cuatro movimientos principales, como el juego de los palos, las marcas, los pañuelos y la quema, con tres fases como: el paloteo, siembra y corte. Cada una de estas figuras evoca al dios, por lo que tienen un significado y un acompañamiento musical particular.

Se cuenta también en las fuentes investigadas, que los indígenas hacían este baile en el momento de sembrar para que la deidad les diera la bendición. Las danzas se organizaban utilizando las fases de la luna, siempre en menguante, a excepción de cuando se iba a sembrar yuca, que se hacía en cuarto creciente. Este ciclo se conocía como rumba para la paila, que representa el acto de la siembra. En el baile se escenifica la colocación de la semilla en el suelo que luego se tapa con el pie, para que germine. La segunda figura proviene de un antiguo vals llamado el pañuelo. Se destaca por ser un vistoso movimiento, en el que se baten los pañuelos al son de la música. El palito es otra fase del baile y representa la poda. Proviene de una antigua danza llamada el juego de los palos. Los danzantes cruzan los palos y golpean. La tercera fase se denomina El corte y representa la aradura. Los bueyes abren los surcos en la tierra para ablandarla y airearla. Para la última, los danzantes se entregan con alegría a la parranda y solo se tocan las maracas. Se le llama Zapatea la negra y significa la recolección de la cosecha.

Tanto en Venezuela y América Latina como en el viejo continente, San Isidro Labrador es considerado el protector de la agricultura y de la cría de animales. Su devoción se extiende a zonas rurales y ciudades. Se le honra con velorios, misas, procesiones y danzas. También se celebra en el estado Falcón, durante las celebraciones suenan las campanas y la música, estallan los fuegos artificiales y los agricultores sacan en procesión a la imagen de San isidro, mientras cantan salves y romances. También nos encontramos las Fiestas Patronales de Flor Amarillo, Estado Carabobo se celebraban todos los años en Honor a San Isidro Labrador, acogido como patrono de esta población, dedicada a la agricultura. Estos son algunas de las celebraciones en honor a San Isidro en Venezuela.

Es necesario reflexionar respecto al contexto actual de preocupación por el cambio climático, la sequía y los trastornos ambientales, que afectan la producción agrícola se debe tomar el legado de San Isidro Labrador para estimular la inspiración en la búsqueda para el desarrollo de prácticas agrícolas sostenibles, sustituir los insumos agrícolas venenosos por productos orgánicos benéficos para la salud de la humanidad. La vida y obra de este venerado santo protector de la agricultura debe servir para avivar el diálogo sobre la importancia de cultivar la tierra de una manera que no comprometa su salud natural y vida en el Planeta Tierra.



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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