Las provincias de los Andes

Venezuela es, principalmente, un país marítimo, caribeño. Sus costas actuales miden 2.913 km. Las provincias más antiguas se formaron con las islas (Cubagua, Margarita, Trinidad, Curazao, Aruba, Bonaire, Los Monjes) y con las costas Coquibacoa era el golfo de Venezuela, el lago de Maracaibo, la "isla" de la Guajira. Cuando se crea a Venezuela se le señalan los límites costeños con toda exactitud y precisión, desde el cabo de la Vela hasta Maracapana. Igual ocurre con Nueva Andalucía, Margarita, la más vieja e las gobernaciones integradoras del país, es toda marítima. Venezuela no ha sido país andino. Pero las estribaciones de los Andes penetran su territorio y también en los lomos andinos se formaron provincias desde el siglo XVI. La provincia de Venezuela llegó hasta Trujillo. Esta ciudad formó parte del conjunto caraqueño hasta 1786. Maracaibo también fue jurisdicción de Caracas y, en consecuencia, de la Real Audiencia de Santo Domingo, hasta 1676. El poblamiento andino venezolano viene desde Pamplona, desde el Nuevo Reino.

Aunque la historia política-administrativa permite señalar tres provincias, tres gobernaciones y capitanías generales, incluyendo a Maracaibo, en la práctica se trata de una sola provincia que crece, que aumenta su territorio y muda sus capitales.

1. Gobernación de La Grita:

La ciudad de Mérida (1558 y la Villa de San Cristóbal (1561), fundadas por iniciativa de Tunja y de Pamplona, tuvieron el claro propósito de llenar el largo camino entre la provincia de Venezuela y el Nuevo Reino, por los senderos cordilleranos. El tráfico comercial adquiere un ritmo importante con ambos establecimientos, especialmente en cuanto a las mercancías que vienen por el lago y los ganados de los numerosos valles. En un episodio relacionado con el viaje de un ganadero, Pedro de Villarroel, encontramos al capitán Francisco de Cáceres en 1570; había escapado de la suerte corrida por las expediciones de Fernández de Serpa. Villarroel llevaba ganado desde Venezuela al Nuevo Reino; atravesó los valles de Bailadores y Gritas con 16 soldados; en el de San Bartolomé fue asaltado el grupo por los indios, que dieron muerte a casi todos; pudieron escapar dos, quienes llevan la noticia a San Cristóbal. Cáceres, que viaja en la misma dirección, con algunos compañeros, encuentra los cadáveres cuando el alcalde de la villa también llega al sitio de los sucesos. Queda así Cáceres incorporado al grupo que recorre los lugares. Pero no se queda en San Cristóbal, sino que continúa luego a Santa Fe. El presidente de esta Audiencia, doctor Venero de Leiva, le recibe bien, tanto por las recomendaciones que lleva, como por la fama de buen soldado que también le abona. Por eso interviene Cáceres en las guerras contra los indios acupíes, chaquipaes y pantágoras. Todo de acuerdo con la autoridad competente, emanada de la Audiencia. En 1572, sin embargo, hace una excursión por su cuenta y riesgo hacia el Río Grande –el Magdalena- y luego hacia la cordillera oriental de Los Andes, lugares conocidos con los nombres de Guatavita y Guachetá, llanos del Meta y del Vichada. Sin autorización funda una ciudad que llamó del Espíritu Santo; la Audiencia ordena su prisión, pero Cáceres logra irse a España, donde tiene familiares y amigos influyentes; no sólo se le confirma lo hecho sino que obtiene una gobernación en las tierras recorridas. Por supuesto que, en el entretanto, su ciudad desaparece. A su regreso funda otra, con el nombre de Asunción de Nuestra Señora, la cual tuvo igual efímera existencia. Por eso el capitán fundador se abre camino hacia tierras ya conocidas, hacia el ámbito entre la Villa de San Cristóbal y la ciudad de Mérida.

—1. La historia de Francisco de Cáceres y su gobernación fue escrita antiguamente por Fray Pedro Simón, segunda parte, noticia VII. Cap. XXXII, 2, 3 y 4; cap. XXXIV; ca. VIII; cap. XXXV; se ponen en este orden de acuerdo a la edición de Demetrio Ramos, BANH, vol. 67, págs. 255´273; y también, modernamente. Por Tulio Febres Cordero, Décadas de la Historia de Mérida. Mérida. 1920, VIII, págs. 113-116; IX, págs. 122-130; X, págs., 143-146.

El 2 de noviembre de 1572, una real cédula de Felipe II ordena a la Audiencia que capitule con Cáceres la conquista del Espíritu Santo. El 4 de agosto de 1574, el rey insiste en que no le pongan obstáculos. El 5 de marzo de 1575 se firma la capitulación, con el título de gobernador que se le habían dado el día 2. Es así cómo regresa a las tierras que ya tenía visitadas e intenta poblar; pero no se detiene en ellas, sino que toma el camino conocido hacia el valle de La Grita, donde funda con el mismo nombre de Espíritu Santo la ciudad que será cabeza de su gobernación. Ocurría esta fundación en 1576, como lo participa en carta del 27 de julio de ese año el propio fundador. Le habían acompañado unos cuarenta soldados. El nombre de La Grita se había dado al sitio por los indios que habitaban la zona y su uso de gritos posiblemente de guerra. El 25 de agosto de 1557 repartió Cáceres tierras y solares. El 3 de diciembre del mismo año se encuentra en Mérida, donde otorga poder a su hermano Alonso de Cáceres, secretario del rey en Nápoles, y a su sobrino Agustín de Cáceres, residente en Mérida, para que informe a Su Majestad de cuando ha hecho en la gobernación y le pidan "nuevas mercedes, privilegios y esenciones". Sostiene que los vecinos de Mérida, San Cristóbal y Pamplona han solicitado que se incluyan sus jurisdicciones "en la dicha mi Governación, sobre lo qual an enbiado sus poderes y recados"; Quería la papa pelada. Pide, asimismo, que se le permita reclutar en España quinientos hombres para continuar la expansión y el poblamiento. En ese momento ya ha fundado el Espíritu Santo (La Grita) y Altamira de Cáceres (Barinas). Resume su actuación de este modo: "[…]digo que por quanto yo a más tiempo de quatro años que ando entendiendo en la poblaçión y paçificaçión de las dichas provincias y conversión de sus naturales della, y he poblado algunos pueblos de la dicha mi governaçión, como son las çibdades del Espíritu Santo y ciudad de Altamira de Cáceres, y a causa del poco posible que de presente tengo en esta tierras se an dexado de poblar otros algunos más, de que Dios, nuestro Señor, y Su Majestad se an dexado de servir, y porque este negocio es propiamente aumento y ampliaçion de la real corona y patrimonio de Su Majestad, además del bien particular y general que dello se seguirá a los naturales desta provincia y vasallos de Su Majestad de los reynos de España que en ella residen[…]" pide las gracias y mercedes del caso.

Al fundar en territorio ya ocupado por Pamplona, Cáceres tuvo que rendir cuentas ante la Audiencia, siempre celosa de su autoridad. El capitán Pedro Velazco fue enviado para encargarse de La Grita, mientras el gobernador se presentaba en Santa Fe. Como su ciudad fuere asediada por los indios, se le permitió volver, lo que en efecto hizo. Esto debió ocurrir hacia 1576-1577. El 17 de febrero de 1579 firmó nuevas capitulaciones en Santa Fe, las cuales le serán ratificadas el 22 de febrero de 1580 en Madrid, adonde viaja parta tales efectos.

Tenemos, así, que entre 1570 y 1579, el capitán Cáceres ha hecho dos expediciones: 1) Una en 15572 y 1573, a los llanos del Meta y del Vichada, en demanda de las tierras pobladas de indios "a las espaldas de la cordillera de Guatavita", como dice Simón; funda el Espíritu Santo, en calidad de alzado, pues no tiene licencia ni de Cabildo alguno ni de la Real Audiencia. El 3 de junio de 1573 avisa a esta última sobre lo hecho por cuenta y riesgo propios. Como no se lo aprueban, va a España, valido de su poderoso hermano, sin duda, pues regresa con la real cédula del 2 de noviembre de 1573. 2) Otra en 1575, con la capitulación ya en orden del 5 de marzo de ese año. Pedro Simón resume las características del compromiso: doscientas leguas "desde las espaldas y decrecerá de los pueblos de Guatavita y Gachetá, en circunferencia de la mano derecha e izquierda"; no debía entrar en jurisdicción de otro gobernador; obligación de llevar cien soldados con "buenas armas y bastimentos" además de sacerdotes para adoctrinar a los naturales, e indios ladinos, es decir, conocedores de las lenguas; debía entrar personalmente a la jornada, a las tierras que ya había visitado; en los pueblos nombraría justicia, los cuales pueblos quedarían sujetos a la Audiencia de Santa Fe; fabricaría un fuerte en cada pueblo; que podría llevar nueva gente, hombres casados para la población; repartiría encomiendas; y por último, que sería gobernador "por toda su vida y la de su heredero a quién él nombrase". Esta nueva expedición como gobernador comienza el 15 de agosto de 1575, cuando funda la Asunción de Nuestra Señora "a las mismas espaldas de Guatavita", ciudad de pocos días. No puede, sin embargo, el gobernador establecerse en la tierra que le han asignado; se interna en el valle de La Grita, que conocía mejor, funda y realiza un recorrido que terminaría en 1579. Creó la primera gobernación en los Andes Venezolanos.

Entre 1581 y 5588, cuando muere, Cáceres gobierna su provincia. Su actividad principal ha sido fundar ciudades: 1572, el Espíritu Santo, en los llanos, sin autorización; desaparecida; 1575, un fuerte entre el Meta y el Casanare; 1576, el Espíritu Santo del valle de La Grita; 1577, Altamira de Cáceres o Alcántara, hoy Barinas; Huesca, en el sitio de los Mogotes, que no subsistió; Villa del Escorial; 1582, Salazar de las Palmas; 11583, Valle de la Plata; 1585, Medina de las Torres; 1588, Santiago de las Atalayas.

La gobernación del Espíritu Santo de La Grita perdura hasta 1608, cuando fue convertida en el corregimiento de Mérida y La Grita. Es decir, se unió la ciudad de Mérida y su distrito a la provincia de La Grita con el nombre de Corregimiento.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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