La diplomacia bolivariana militante

 

Últimamente, hemos podido observar artículos de opinión sobre la situación económica-financiera de la representación diplomática y consular de la República Bolivariana de Venezuela, en el mundo.

Con una redacción que tímidamente bordea lenguaje chavista, pretenden generar un estado de inquietud en el seno del mundo diplomático venezolano, al punto de que cuando uno lee esos mensajes, pudiera pensar que se trata de unas "críticas constructivas" de un camarada que se encuentra afectado por la irregularidad del salario.

Pero al leer sobre líneas, nos encontramos con mensajes que mas allá de brindar salidas, pareciera que su pretensión es otra.

¿Cuál es el verdadero trasfondo de esos artículos publicados en el portar "Aporrea"? ¿De verdad ayudan a solucionar el caso o abonan el terreno para la politización de este importante tema?

Estos artículos buscan generar un ambiente de descontento mal sano, encubierto bajo el manto sagrado de los salarios. Tienen una clara intencionalidad de criticar negativamente a la administración chavista.

Al observar los mensajes, pareciera que -de manera mágica- el Gobierno revolucionario pudiera solucionar y regularizar la remuneración de los salarios pero que el burocratismo no lo permite.

Igualmente, el tema de las sanciones económicas y el asedio político internacional en contra de Venezuela, al que hemos estado sometidos desde mucho antes de 1999, es matizado y maquillado.

Podemos entender la preocupación, es humano evidentemente. Lo que no podemos compartir es que el tema se manipule con fines políticos.

A los corredactores de estos artículos sobre la diplomacia venezolana, es importante recordarles que nuestra revolución ha sido satanizada. Estigmatizada como un "Estado fallido, violador de derechos humanos", por el imperio más poderoso de todos los tiempos. Cuestión que rechazamos de plano.

Esta situación llevó de manera obligatoria a consolidar y robustecer nuestra política internacional, en irrestricta defensa de los interesas de la patria bolivariana naciente, evidentemente bajo el indiscutible liderazgo del Comandante Hugo Chávez Frías.

Prueba de ello fue la creación de foros internacionales de gran escala como la CELAC, UNASUR, el ALBA y tener la presidencia pro tempere (por tres años) del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) que demás está decir es el foro de concertación política más grande del mundo, que reúne a 120 Estados miembros.

Ahora bien, llega la imposición de sanciones económicas y medidas coercitivas unilaterales por parte de los Estados Unidos de América, la Unión Europea, y otros países a Venezuela. Nos preguntamos, ¿Qué impacto tienen para el desempeño de las Embajadas, Consulados y Misiones Permanentes venezolanas en el mundo la imposición de estas odiosas sanciones en contra de nuestra patria?

Para comenzar, tenemos que necesariamente entender que la imposición de medidas coercitivas unilaterales, son criminales. "Las sanciones matan", como diría el Experto Independiente sobre un orden internacional democrático y equitativo de las Naciones Unidas.

Las sanciones, tienen un gran impacto en las economías de los países víctimas de ellas, negando la realización del pleno disfrute de los derechos humanos, incluido el derecho al desarrollo.

Sólo a título de ejemplo, a la presente fecha se han dictado 22 medidas en contra de la patria de Bolívar y Chávez.

Esto se traduce en graves consecuencias para el sistema financiero venezolano, cerrando la posibilidad de emitir y negociar de forma óptima nueva deuda, lo cual eventualmente puede conllevar al incumplimiento de las obligaciones internacionalmente contraídas por la República, colocando en serio riesgo los activos que están fuera del territorio nacional, los cuales potencialmente pueden ser sometidos a embargo y ejecutados para el cumplimiento forzoso y anticipado de las obligaciones contraídas por el país.

Una vez que tenemos claro esto, ¿Cómo pretenden algunas personas que las Embajadas, Consulados y Misiones Permanentes venezolanas no se encuentren afectados por tan criminales sanciones económicas?

Distinguidos lectores, con estas líneas no se pretende justificar nada. Lo que se procura es entender donde estamos, el momento histórico en el que vivimos, qué país defendemos y con quien estamos comprometidos.

Más allá de emitir algunas críticas por lo que se viene viviendo con relación a la remuneración de los salarios de los trabajadores del servicio exterior y los gastos de funcionamiento de las embajadas y consulados, que entendemos que son necesarios y urgentes, lo que se tiene que reconocer es la labor titánica del Gobierno Bolivariano, para romper con el cerco criminal, comercial y financiero -impuesto desde el Norte- y hacer que lleguen las divisas a nuestras representaciones diplomáticas, para su normal funcionamiento.

Considero que llegó el momento de cerrar filas y manifestar firmeza revolucionaria ante la guerra a la que nos enfrentamos.

Asumir con determinación que la diplomacia venezolana tiene que estar obligatoriamente en manos de hombres y mujeres verdaderamente comprometidos con los intereses de la patria. Que entiendan que no se trata de la diplomacia convencional. Se trata de una diplomacia militante. Una diplomacia que requiere de un 100% de entrega. Una diplomacia que requiere de formación ideológica, política y social. Una diplomacia que entienda que podemos atravesar por circunstancias adversas, pero siempre firmes, de pie.

No dudamos de los grandes y diversos esfuerzos de los líderes de nuestro proyecto político en tratar de solucionar (pese a los criminales obstáculos imperiales ya mencionados) esta difícil situación que enfrentan los camaradas que honran con honestidad y compromiso, la diplomacia bolivariana; esfuerzos que, como en todos los ámbitos, serán coronados con la victoria.

Es por ello, que aquellas personas que se encuentran emitiendo comunicados y quejas pública, le dedico estas líneas, no para generar confrontación, sino para la reflexión.

Para generar un debate sobre lo que se vive en la patria de Bolívar y Chávez. Que hacer, como diría Lenin.

Repito, llegó el momento de cerrar filas y de preguntarse… ¿Se apoya irrestrictamente a la Revolución Bolivariana bajo cualquier circunstancia o sencillamente se abandona el barco?

¿Depende el compromiso político con el país y la Revolución Bolivariana de un quince y último o por la convicción de trabajo en defensa de la patria?

De mi parte transmito mi irrestricto apoyo y apego a la Revolución Bolivariana, al proceso de cambio político que comenzó el 4 de febrero de 1992 y que se materializó en diciembre de 1999.

Continuemos en la batalla permanente. Apoyando el debate y sobre todo respetando las críticas. Pero como se trata de un ejercicio de libertad de expresión, es por ello que me dediqué a escribirles en estas pocas líneas mi posición al respecto.

Viva la diplomacia bolivariana militante!

edobulls@gmail.com



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