Ansiedad de venganza de Chelique

Es necesario descalificar a Venezuela porque es una manera de descalificar a la revolución. Hay que infundirle ánimos a todo detractor del proceso. Cualquier frase o arenga venida por absurda que sea de la boca de un conocido o menos conocido pero declarado enemigo del bolivarianismo, es imprescindible y urgente vocearla y amplificarla. Hay que ayudar a minimizar la imagen de la patria, y máxime si eso ayuda también a prostituir la imagen de sus actuales lideres. No importa que con tan innoble gesto, se arrastre, se pisotee y hasta se asesine el distintivo, temperamento, peculiaridad, personalidad, naturaleza, idiosincrasia y en su totalidad la cultura venezolana.

Se busca de esa manera el auto desprecio para que más fácilmente desvaloricemos, mancillemos y despreciemos lo nuestro, y así, ya alienados y sin valores ni sentimientos patrios, entreguemos sin combate alguno las valías del orgullo relativos a la pertenencia y a la conciencia nacionalista. El tener, exportar y saber que lo que producimos intelectualmente es consumido con placer por otras culturas que aman y respetan la venezolana, es para muchos enemigos otra retaguardia a ser atacada con intensiones de debilitar todos los flancos bolivarianos.

Por lo mismo, es necesario y urgente medir el grado de egoísmo, mezquindad, ignominia, idiotez y anti patriotismo de esos sectores y de ciertos individuos frustrados, obstinados y arruinados morales, porque ven triunfar y consolidarse la lucha del pueblo venezolano y su proceso bolivariano. Chelique Sarabia es un personaje conocido, sino por su cara y su desaparecido mechón, por lo menos si por su patronímico. Es con ese que se escriben los cheques que arriban por derechos de autor. No sin algo de cinismo, ni disimulada arrogancia; nos recuerda entreveradamente, ser el autor de una de las «dos o tres canciones venezolanas» que suenan a nivel internacional.

A través de su inteligente muy oportuno y cultísimo comentario, deja ver también su propósito de descalificar nuestro erario cultural del cual él ha vivido siempre en los laureles de la internacional Ansiedad. Aquella canción que comienza diciendo: --- Ansiedad de tenerte en mis brazos musitando palabras de amor --- Dificulto mucho que la mayoría de los venezolanos quisiera musitarle palabras de amor a Chelique, después de sus destructores y muy mal intencionados comentarios.

Estas notas se originan como reflexión de su aberrante intervención en un programa televisivo de un canal privado, pero que gracias y por intermedio del programa la Hojilla, llegan extractos de las irracionalidades e incoherencias que en esas emisiones cotidianas se dicen y se hacen. Es así como la gran mayoría de los venezolanos, que como este servidor, tenemos como principios no sintonizar esos medios televisivos ni por accidente, nos enteramos de los vicios, yerros y relajos de lo que ellos producen. Todo comienza, cuando supuestamente Chelique realiza una llamada telefónica «sorpresa» al programa Alo Ciudadano.

Sin preámbulos se desata el odio de Sarabia que es tan enorme contra la revolución y Chávez. Ese mismo odio e intolerancia los derrama contra la misma Venezuela y lo que se supone fue lo más querido para un hombre como él, que sin titubeos, infringe deliberadamente una herida ponzoñosa a la cultura musical venezolana. Se extasió maquiavélica y pérfidamente afirmando, que Méjico tiene más 2000 canciones que suenan internacionalmente, que Cuba otras tantas y Venezuela dos o tres. Su crítica ha debido ser en sentido de orden constructivo, pero fue obvio que lo hizo con carácter mordaz, corrosivo, áspero y descalificativo.

Los absurdos comentarios de Chelique han debido causar una verdadera ola de protestas en la comunidad contra él, pero salvo por los comentarios y posición defensiva del señor Néstor Francia y los dos otros animadores de la Hojilla, no hubo otros que yo sepa. Claro! Eso sólo nos confirma la pobreza de audiencia de estos canales privados que en connivencia cómplice con éstos individuos conocidos tratan de quemar sus últimos cartuchos en la guerra mediática que tienen contra Venezuela y su revolución. Quiso éste señor en tres minutos de comunicación telefónica acabar con el folclor y toda nuestra riqueza cultural.

Chelique Sarapia sólo logró arrancarles una sonrisa a los enemigos de las mayorías y a los envidiosos detractores internacionales de nuestra cultura, que sabemos siempre han existido, aquellos que nos niegan y pretenden disputarse y atribuirse como suyo lo que no es suyo. A esos personajes logró arrancarles un profundo placer que fueron a buscar en sus masturbatorios cerebrales. Personajes, con quienes en diferentes oportunidades hemos tenido que insistirles para defender por ejemplo, que Ansiedad no es mejicano, que Moliendo Café, no es cubano o que Caballo Viejo no es colombiano, etc. Si es que, esas son las dos o tres canciones a las que él se refiere. Es bueno señalar que esa defensa va más allá de veinte años.

Pero gracias Chelique por querer poner en alto y que todo el mundo lo vea, que los venezolanos somos los únicos en el mundo que no tenemos ni cosechamos nada. (Salvo Ansiedad y fresas) Gracias por darle argumentos a los que no lo tenían cuando al Cuatro venezolano se refieran. Hablarán de él en lo sucesivo con dudas sobre su origen y placer al decir que no es venezolano, y todo gracias a ti.

Eres un candidato para que el Ministerio de la Cultura y Acervo Cultural y Patrimonial y tal vez la misma UNESCO te condecore con su más alta distinción porque eres un gran defensor de lo tuyo y de los valores morales y culturales del país de donde vienes. Gracias, por bajarnos más allá de tu encargo vengativo, de ser porta voz de esas minorías que le gustaría ver flamear otra bandera que la nuestra en tierra venezolana y escuchar un himno extranjero. Que el Alma Llanera pase a ser nuestro tercer himno nacional, después del Gloria al Bravo Pueblo, que quedará, si lo permiten los nuevos amos, relegado a un segundo triste lugar y que tus muy escuálidos cheques por derechos de autor en lo sucesivo te lleguen a un lugar llamado Estado Independiente Asociado de Venezuela.

Cómo no lamentar que personajes mordidos y carcomidos por el despecho, se quieran valer hasta del aspecto cultural y de sus manifestaciones, en este caso la música, echando mano de la imagen pública que han cosechado para destrozar nuestro orgullo patrio, el gentilicio, lo que más lejos nos ha llevado en lo que a cultura musical se refiere. Al parecer el señor Chelique Sarabia, si es que ha salido de Venezuela, sus estadías foráneas no han sido de la duración suficiente como para percatarse como suena y como es querida nuestra música (aparte de ansiedad) en el mundo. Si echara un vistazo más allá de su escasa cosecha de fresas y parara la oreja al Sur, vería como nuestras canciones han sido interpretadas con orgullo y amor por diferentes cantantes y grupos musicales de cualquiera de esos países, así como el Caribe y Centro América. Se enteraría, como nuestra música de protesta, tan contundente y profunda ella, fue en un momento dado prohibida por las dictaduras centroamericanas. Podría quizás darse cuenta, como los europeos la cantan y tararean.

Sentencia Don Chelique, más que con sorna rabia, indignación y deseos de venganza; cómo que si su palabra fuese ley, arrogándose quizás el derecho moral que le da su hija Ansiedad. Confiriéndose también la potestad de decretar que lo que tenemos no es nuestro y que lo nuestro es basura.

Al afirmar lo que afirmó, fue casi y de antemano certificado con asentimientos y aprobaciones de cabezas de los títeres que conducen esos programas de televisión cuyo texto y guión no es más que la conspiración constante contra la revolución pacifica y bolivariana. Así, éstos se conforman como sujetos vacíos y sin opiniones que a todo asientan con la cabeza como tales borregos, siempre y cuando lo que se diga sea para negar, destruir, minimizar y descalificar lo que le pertenece a las mayorías venezolanas.

Dice Chelique, muy articulado y seguro de si mismo, que el Galerón, la Malagueña el Polo Margariteño, no son venezolanos. Asegurar que el Arpa no es venezolana porque entró por Maracaibo, es como decir que el petróleo venezolano no es venezolano porque entro por el subsuelo. Podría Chelique haber hecho la diferencia entre el arpa paraguaya, colombiana, griega, romana, española y venezolana, sin tener que descalificar con furia y arrebato a esta última. Generosamente, él nos concede un regalo al decir que sólo las maracas son verdaderamente autóctonas, porque fue un invento de los residentes precolombinos de la actual América para espantar las serpientes.

A Jesucristo, de no haber sido por los españoles, no lo conoceríamos en esta región del mundo. Es claro y obvio que nuestra música, cómo casi toda nuestra cultura y todas las culturas del continente americano en general son los vestigios de la influencia española, como a su vez, el flamenco español por ejemplo es un vestigio de ocho siglos de influencia árabe en la Península Ibérica. Para nadie es un secreto que el movimiento rítmico del flamenco proviene del conocido baile del vientre Árabe.

Chelique quiso estrujarle al venezolano una constatación colectiva y de siglos; una cuestión que conocemos, sino en profundidad por lo menos nociones claras tenemos los habitantes de todo el continente americano. Sarabia se comporto como quien descubre el agua tibia. Pero los venezolanos sabemos que está resentido, lo conocemos como uno de los tantos oportunistas de la cuarta república. A él, los adecos le obsequiaron terrenos en la Colonia Tovar para que sembrara sus fresas, no como dedicado cultivador sino como pasatiempo mientras le llegaba la inspiración de una segunda Ansiedad. Eso si! Mientras que recogía su cosecha, fue siempre un prolífico creador de pegajosos jingles publicitarios para las campañas electorales de los candidatos pasados y futuros que en la lista ya se habían anotado pensando ingenuamente que el pueblo se los calaría y soportaría por los siglos de los siglos como palabra ley del pacto de Punto fijo.

Es necesario por lo pertinente traer una corta anécdota después de escuchar al acucioso y vehemente autor de ansiedad. Sucedió hace ya algunos meses en una reunión de amigos latino americanos, donde hablábamos del folclore y el distintivo musical y cultural en general de cada país. ¡Entre otras cosas! Una de las personas presentes sacó y colocó con orgullo un disco compacto de Candombe, música indiscutible del folclore uruguayo. Al sonar contagioso de los tambores, otra de las presentes, una amiga colombiana exclamó inocentemente --- Pero eso es colombiano! --- A lo que la uruguaya le contestó. --- Por favor, no trates de quitarnos lo poco distintivo e internacional que tenemos en el Uruguay ---

Ciertamente que los tambores son conocidos en el folclore de todas las regiones costeñas de toda la América. Pero la particularidad, dedicación, pasión, ritual y hasta una especie de fiesta patria con el Candombe; ha hecho que los uruguayos la coloquen orgullosamente y así debemos y estamos obligados el resto de la América, a reconocer que los tambores candombedianos son de origen uruguayo. Sé que no faltará quien me replique que eso es contestable y discutible. Si así fuera, la discusión nos llevaría por ese caso y por todos, incluyendo los propósitos de Chelique, insoslayable e ineludiblemente hasta el Asia y África. Y por supuesto toda la Europa para conocer el origen de lo que ellos mismos ostentan orgullosamente como suyo.

Señor Chelique Sarabia, en política cómo en la vida, conocemos muchas maneras de luchar, muchas estrategias para la misma. En la guerra como en el amor, dicen que todas las artimañas son validas. Pero su método autodestructivo y masoquista con la intención suicida de llevarse en sus cuernos todo lo que huela a revolución por lo que ésta defiende y por lo que usted, afligido y agraviado sin causa, siente que se le ha privado de muchos privilegios a los que no tenía más derechos que cualquier otro perteneciente al ochenta por ciento de ciudadanos que nunca en el pasado tuvieron acceso a ellos.

Nada le concede el derecho a expresar de manera demoledora y devastadora las incongruencias anti venezolanistas que le pasen por la cabeza, porque si tal cosa no se le tolera a un extranjero, como tolerársele a un supuesto conciudadano. Sabemos la gran mayoría de los venezolanos que su sola intención fue producir placer y buscar aplausos entre sus escasos acólitos supervivientes de la cuarta república, los moribundos adecos, copeyanos que ni maracas tocaban pero que usted con placer les bailó y compuso a ritmo perdido y corrompido.



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Carlos Level. Círculo Bolivariano de Montreal

Militante Bolivariano. Ex-coordinador del Círculo Bolivariano de Montreal, Canadá.

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